Águilas Doradas salvó su invicto en el último minuto contra Deportivo Cali

Cali y Águilas en el estadio Deportivo Cali.

Foto: Dimayor /Win

Las rachas están para romperlas. Es una de las máximas del fútbol y del deporte. Águilas Doradas, el líder de la Liga BetPlay, el equipo que no había perdido ni un solo partido en la fase regular del torneo colombiano, salvó su invicto en el último minuto de su primer partido en los cuadrangulares.

Su verdugo iba a ser Deportivo Cali, que ganaba 1-0, gracias a un penalti de Luis Fernando Sandoval, a la altura del minuto 90+8.

Pero fue en ese momento, en el tiempo de reposición, que Mateo Puerta empató el juego en medio de un tiro libre rarísimo, que iba a puerta y en el enredo terminó en sus pies.

Puerta salvó la buena racha de las Águilas y, a la vez, lo que habría supuesto el regreso de viejos fantasmas.

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El partido que casi le daña el vuelo a las Águilas

Se sabía que no iba a ser un partido fácil para los antioqueños. Que en Palmira, Cali tiene una fortaleza. Y también, que a Águilas le ha costado en los últimos años llegar a las finales, que no es un asunto nuevo el peso que tienen los cuadrangulares para el equipo de Rionegro.

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Llegaban a visitar a Cali con sus antecedentes a cuestas. Los campeonatos de Leonel Álvarez y Lucas González, en los que, luego de cabalgar la fase regular, se desinflaron en el momento decisivo.

Cali puso en evidencia lo que dictaban las suposiciones. A Águilas le costó y casi pierde un compromiso que pudo ser para cualquiera de los dos equipos, pues no hubo un claro dominador.

Debe darle tranquilidad a Águilas Doradas que no hizo un mal partido, que también tuvo opciones para abrir el marcador y que, en cambio, solo le vencieron su portería con un penalti. Además, que aun cuando sonaban las trompetas de la tragedia, el equipo no se desesperó. Habla bien del trabajo de César Farías, que ha sorprendido a propios y extraños desde que llegó al fútbol colombiano.

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Cali sale, por su lado, acongojado. Estaba dando el golpe que tenía que dar para ilusionarse. Pero, así de volátil es el fútbol.

Los azucareros deben mantener la mirada recta, cabeza arriba. Son un equipo que estaba preocupado por el descenso, que rozaba los últimos lugares de la tabla y que naufragó durante varios semestres con resultados irregulares. Ahora, les sonríe el presente, más allá del doloroso empate en casa. Tienen con qué pensar que pueden ser campeones y este domingo, por tramos, lo demostraron.

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