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Colombia perdió 1-0 ante Argentina con 'las botas puestas'

El equipo de Eduardo Lara batalló en la cancha, pero nuevamente falló en la definición.

Daniel Avellaneda/Corresponsal Buenos Aires
06 de junio de 2009 - 10:51 p. m.
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 Esas banderas que flamearon en la tribuna Centenario ahora están inmóviles. Esas gargantas que desataron toda su pasión tricolor, que llegaron desde Bucaramanga, Bogotá y muchos de los rincones de Colombia, ya están apagadas. Ni el eco del aliento queda con vida. Se van cabizbajos Mario Yepes, Amaranto y compañía. Se muerde los labios el profesor Lara. Hay una colección de lamentos. Porque no se esperaba una goleada, un 5 a 0 para el recuerdo. No. Pero tampoco, una derrota después de haber jugado uno de los mejores partidos en estas eliminatorias.

Y el Mundial, ese sueño esquivo desde Francia 98, está cada vez más lejos. Se mejoró, es cierto. Se tuvo a Argentina contra las cuerdas durante un rato. También es verdad. Pero el resultado lo es todo. Y para la selección fue un montón de nada. No pudo aprovechar la debacle de Uruguay a manos de Brasil. Y ahora habrá que ganarle a Perú y rezar. De otro modo, Suráfrica será un deseo de turismo.

Si no le hubiera temblado el pie izquierdo a Wason. Si no hubiera estado inspirado en sus guantes blancos Mariano Andújar... Colombia jugó mejor el primer tiempo. Con orden y guapeza. Con proyección por las bandas, con Vladimir Marín y Camilo Zúñiga picantes por afuera. Pero, fundamentalmente, con Fabián Vargas como el eje del equilibrio en ese mediocampo en el que se hizo propietario del círculo central. Parece mentira que Boca lo deje ir. El mediocampista bogotano fue un referente. En el quite, en la marca y en la distribución. Limpió el juego y no dejó que Argentina se hiciera fuerte en una zona que domina Javier Mascherano. Le ganó el duelo al argentino del Liverpool. Y eso no es poca cosa.

La virtud de Eduardo Lara fue apostar a mediocampistas inteligentes. Y, en especial, apostar a dos laterales con mucha llegada. A espaldas de Jonás Gutiérrez y Fernando Gago, Zúñiga y Marín hallaron los huecos para profundizar el juego y desnudaron las falencias de la línea de tres hombres que implementó Maradona. Y en los primeros minutos asediaron el arco de Andújar. Sin ir más lejos, a los 60 segundos, el portero de Estudiantes tuvo su bautismo de fuego cuando manoteó un centro envenenado de Radamel Falcao. Y cerca del primer cuarto de hora, un zurdazo de Marín fue interceptado por el ‘uno’ argentino. Hubo otras dos tapadas, ante Rentería y Falcao, lo que lo transformaron en  figura.

Argentina estuvo a kilómetros de preocupar a David Ospina, que no tocó la pelota en el primer tiempo. Literalmente. Y los bajitos albicelestes fueron más bajitos que nunca. Sergio Agüero no tuvo la potencia de crack que exhibe cada fin de semana en Atlético de Madrid. Lionel Messi apenas mostró destellos del talento que lo hizo campeón en Barcelona. Y Carlos Tevez se perdió, chocando siempre con los sólidos centrales colombianos.

Hubo dos penaltis que podrían haber cambiado el rumbo del partido. Pero el boliviano René Ortubé tendría que haber dirigido con prismáticos. Muy lejos de las jugadas, no observó cuando Cristian Zapata derribó a Agüero,  sobre la media hora. Pero le devolvió la gentileza a los argentinos cuando en el último instante del primer tiempo, Gutiérrez bajó a Zúñiga, que entraba a toda carrera para definir.

Estaba claro que no podía perdonar Colombia. No a un seleccionado como el argentino, que puede jugar mal, pero es un gigante que siempre se despierta. Y Maradona, que sólo había hecho un cambio y obligado en el primer tiempo, entendió que Gago no puede ser carrilero. Y mandó adentro a Javier Zanetti. Se quedó la tricolor. Y dejó venir a Argentina. Lo de Messi fue un aviso en un tiro libre contra el ángulo izquierdo de Ospina. Y Juan Sebastián Verón metió un centro exacto que hizo escala en la cabeza de Yepes y encontró por detrás de todos a Daniel Díaz, solitario, para definir con un remate seco. ¿Dónde estaba Rentería, que se quedó estático?

Lara observó que el recurso de lastimar por los laterales ya era repetido y no brindaba los resultados esperados. Entonces, los delanteros tenían que autoabastecerse. Por eso ordenó el ingreso de Adrián Ramos. Así y todo, Falcao y Renterían se las tuvieron que arreglar solitos. Y casi la emboca el ‘Tigre’ tras un desborde de Wason. Pero le faltó tener una uña de la 'garra' más larga.

Colombia equilibró. Con el empuje de Vargas, siempre al límite pero leal en la marca. Hasta se despertó Wason, más movedizo en los metros finales, al punto que Lara decidió dejarlo sobre el césped y reemplazar a Falcao.

Hubo más cambios. Entró Darwin Quintero, se apostó a la línea de tres atrás. Pero nada. No hubo caso. Si hubieran entrado las que se generaron todo habría sido diferente. El tema, ahora, es si se entrará al Mundial. Y eso es bravo. Muy bravo.

Por Daniel Avellaneda/Corresponsal Buenos Aires

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