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El 24 de mayo de 1988 los dirigidos por Francisco ‘Pacho’ Maturana perdían el amistoso por un gol a cero contra la selección de Inglaterra, con un tanto del delantero Gary Lineker, quien con un certero cabezazo había vencido al portero René Higuita. Sin embargo, ese día, Colombia no estaba para perder. Alexis García ejecutó un tiro de esquina, Andrés Escobar conectó el cabezazo y batió al experimentado arquero Petter Shilton. Se sentenciaba el inolvidable 1 a 1 en Wembley, en el que García y Escobar, amigos entrañables, se enfundaban en un fuerte abrazo que jamás olvidarían. Ese día Andrés Escobar Saldarriaga marcaría el gol más importante de su vida, sin embargo, no sabía que seis años después, otro gol, esta vez en contra, se la quitaría.
A partir de aquel encuentro en Londres, Andrés fue apodado como el “Caballero de Wembley”, pues además del histórico gol que había anotado, demostraba su destreza con el balón y tenía un gran carisma dentro y fuera de las canchas. De esta manera empezaba una carrera exitosa para el defensor antioqueño con el Atlético Nacional y con la selección Colombia. En 1989 se proclamaría como campeón de la Copa Libertadores de América, jugaría en 1990 el Mundial de Italia y obtendría un título de liga local con el equipo paisa en 1991.
Para muchos seguidores del fútbol, Escobar se consolidaba como uno de los mejores defensas centrales del mundo, y siempre, junto a él, como compañero de equipo o como amigo, estuvo Alexis García.
Cuando participaba en su segunda copa mundial, Estados Unidos 1994, cometió un error que sumado a la intolerancia en la que vive inmerso este país, acabarían con su vida.
Hoy, dos décadas después de ese fatídico 2 de julio de 1994, más que hablar de los hechos en los que fue baleado Andrés Escobar Saldarriaga, Alexis prefiere recordar el gran ser humano que era Andrés, su nobleza y entrega tanto dentro como fuera de las canchas de fútbol. Para el hoy técnico se mantienen intactas las experiencias, anécdotas e historias que acumularon en los cerca de siete años de carrera futbolística que compartieron.
“Creo que 20 años después de la muerte de Andrés sigo considerando que ese ha sido mi peor momento en el fútbol. Cuando me dijeron que lo habían asesinado fue algo terrible. No lo creía”, cuenta García y agrega que el defensor central era su gran amigo en el fútbol, era como su hermano. “Compartimos juntos muchas actividades fuera de la cancha. Hacíamos hasta obras sociales”.
Alexis cuenta con felicidad que Andrés y él tenían un hogar para ancianos en Medellín y se preocupaban por todos aquellos que estaban en situación de vulnerabilidad. “También visitábamos hogares de niños pobres por toda la ciudad. Nos unían las ganas de ayudar a los más necesitados. Les llevábamos regalos después de los entrenamientos o de los partidos. Era una bonita labor que en esa época no resultaba muy común”.
Pero así como Alexis se llena de alegría al hablar de sus años de amistad y trabajo social, le resulta bastante difícil retroceder en el tiempo y recordar el día en que su amigo se fue para siempre. La nostalgia lo invade y recuerda que la injusta partida del ‘Caballero de Wembley’ lo marcó, pues le significó ver a su compañero mudo e inerte, sin la alegría que siempre lo caracterizaba. “El día que lo mataron, yo fui el encargado de reconocer el cuerpo sin vida en Medicina Legal. Su familia no estaba en Medellín, yo tuve que hacerlo”.
Es por eso que el ‘profe Alexis` cree que más allá de las rivalidades que puedan existir entre algunos equipos del rentado nacional, el fútbol debe ser sinónimo de paz y alegría. Más allá de cualquier escudo o camiseta se debe reconocer la calidad de los futbolistas dentro y fuera de las canchas. Alexis insiste en que cada vez que pelea un campeonato o disputa un partido difícil busca en su memoria a su amigo Andrés porque sabe que desde la eternidad lo sigue acompañando.
@Theo_Gonzalez