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Para resumir la primera era de Reinaldo Rueda al frente de la selección colombiana de mayores desde el lente deportivo solo basta remontarse a los dos duelos ante Uruguay por las eliminatorias rumbo a Alemania 2006: el primero como el símbolo de la resurrección de un equipo al que nadie le creía y el segundo como la fatalidad de un nuevo fracaso cuando los agnósticos habían reconocido la posibilidad de regresar a una Copa del Mundo.
El 6 de junio de 2004, en Barranquilla, Rueda encaró ese primer duelo ante Uruguay, correspondiente a la séptima fecha, con el equipaje de arrastrar al último equipo de la tabla de posiciones, tan desmoralizado, pero reforestado con nuevos apellidos en un partido que bien se catalogó de vida o muerte.
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En enero de ese año Rueda asumió el cargo de seleccionador tras un insulso trabajo de Francisco Maturana con un saldo de 1 punto de 12 posibles. El recién cocinado tercer puesto en el Mundial Sub 20 en los Emiratos Árabes era su máxima credencial. En su primer partido venció 2-0 a Perú, pero luego cayó 2-1 ante Ecuador. La ilusión ya estaba perdida.
Esa tarde, con un Víctor Danilo Pacheco inspirado, quien montó una sociedad sísmica con Tressor Moreno, Colombia se impuso 5-0 frente a los charrúas ante la mirada congelada de Diego Forlán. El sueño seguía vigente.
Tras dar toda la vuelta, Colombia, que venía de golear 5-0 a Perú y 3-0 a Ecuador, aterrizó con 20 puntos en Uruguay para la penúltima fecha con la sensación de que esa noche iba a materializar el objetivo. Los charrúas, rivales directos, tenían 18 unidades. Pero ese día se equivocó el que nunca se equivocaba: Iván Ramiro Córdoba.
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El central del Inter de Milán no rechazó un balón que terminó en un gol de Marcelo Zalayeta (42’), quien volvería a repetir la dosis ocho minutos después. Sin embargó, hubo algo de épica por parte del combinado tricolor: Elkin Soto clavó el descuento con un remate de media distancia (78’) y Juan Pablo Ángel el empate con un cabezazo a diez minutos del final. Ese marcador era suficiente.
Pero a cinco del cierre, luego de otra debacle en defensa, Zalayeta anotó el tercero, su tercero, y se erigió como la figura de esa clasificación mundialista por vía del repechaje. Porque en la última fecha, con gol de Luis Gabriel Rey Colombia cumplió la tarea y se impuso 1-0 ante Paraguay, pero los uruguayos, fieles a la costumbre, le ganaron a Argentina.
Esta vez no por un gol, sino por un punto, Colombia se quedó fuera del Mundial de Alemania, pero develando una versión competitiva que respaldaban los números (23 puntos en 14 partidos) y públicamente los referentes del plantel como Iván Córdoba, Mario Yepes y Juan Pablo Ángel. Rueda quería seguir.
Sin embargo, el DT vallecaucano, que nunca tuvo un tapete rojo en la FCF, solo continuó dirigiendo en partidos amistosos. Sonaron más opciones como Bolillo Gómez, el eterno candidato de Álvaro González, y Marcelo Bielsa, un hombre que tras estudiar al detalle la precaria infraestructura y orden de nuestro fútbol declinó la oferta.
Rueda, en un gesto de buena voluntad, renunció a su sueldo y tomó una licencia no remunerada por tres meses. La dirigencia, encabezada por el entonces presidente de la FCF, Luis Bedoya -hoy detenido por la justicia de Estados Unidos por los casos de corrupción de la FIFA-; Ramón Jesurún, por esos días presidente de la Dimayor y hoy máxima cabeza de la FCF; y Álvaro González, eterno presidente de la Difútbol desde hace 28 años, se tomaron el tiempo del pase libre y luego anunciaron a Jorge Luis Pinto, quien no tuvo una buena participación. Luego llegó Eduardo Lara y por tercera vez al hilo Colombia quedó fuera de la Copa del Mundo.
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Esa puñalada por detrás, de varios de los hombres que hoy siguen en la FCF, es uno de los golpes más duros de su carrera. El subsuelo de ese maltrato dirigencial tiene epicentro político, pues Rueda apoyó la creación de Acolfutpro, la organización que vela por el respeto de los derechos de los futbolistas profesionales en el país. Un gesto que derivó en desencuentros con varios de los directivos del fútbol colombiano.
Cabizbajo por ver las ruinas del proyecto que construyó, Rueda firmó meses después con la selección de Honduras. Los libros de historia y los periódicos dicen que el DT sí estuvo en el Mundial de 2010 y Colombia no. También dicen que cuatro años después ambos sí estuvieron en Brasil 2014, pero en caminos bifurcados: uno como DT de Ecuador y otro con José Pékerman a la cabeza. Pero no saben aún si por fin estarán de la mano en Catar 2022. Diecisiete años después, Rueda regresa a un cargo que le dejó la espina más grande de su carrera. Una espina más política que deportiva.
Por: Thomas Blanco- @thomblalin