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Los futbolistas del América se bajan del bus, ingresan al Centro de Alto Rendimiento (su lugar de entrenamiento en Bogotá) y él, caminando cojo por una operación de meniscos que no le quedó bien, es el último en asomar. Fernando Castro Lozada saluda a las vigilantes, se toma fotos mientras esboza una sonrisa y suelta un chiste ameno. Después de que sus colaboradores arman líneas dentro del campo con cintas blancas, se dirige hacia la cancha y comanda el círculo de oración del plantel. Dos arcos se unen para formar uno en la mitad del terreno de juego y disputar un partido en espacio reducido.
El Pecoso, de pie a un costado, observa, indica, anima. Le encanta pisar el césped y tocar la pelota. Al final de la práctica habilita a los jugadores para que estos les pateen a los arqueros. Así transcurre un entrenamiento del América. Así va su vida: tranquila, cuando no se encuentra en un compromiso oficial, y pasional en el momento en que el balón se adueña de la verdad. Próximo a cumplir 70 años, siente el fútbol como el niño que sueña con ser profesional y no dejar de experimentar sensaciones alrededor del más popular de los deportes.
Con la tónica futbolera que posee, el entrenador escarlata expresa en diálogo con El Espectador que está contento por la “muy buena recepción del grupo hacia el trabajo”, porque ha visto a los jugadores motivados y porque cuenta con el reto “de buscar un título más para una institución grande como América”. Dice ser muy optimista sobre lo que espera del equipo en la Liga Águila tras probar diferentes formaciones en el Torneo Fox Sports, el cual le dio “la posibilidad de analizar, de ver cuál es el equipo que pretendemos, cuáles son los jugadores que mejor momento atraviesan y qué hemos logrado en la pretemporada”.
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La competencia entre los integrantes del plantel es prioridad para el estratega. No le sirve que un futbolista se sienta tranquilo porque no tiene con quién disputar el puesto. Por eso llevó 33 a Bogotá. “Ahora el problema será para mí, porque debo elegir. Esto le va a servir a la institución, ya que hay muchos juveniles. Tenemos que seguir apuntando a las divisiones menores”, expresa el estratega que fue campeón con el Deportivo Cali. Hoy, en el lado rojo, buscará la estrella 14 para un club que hace más de diez años no levanta la copa del campeonato colombiano.
En pro de ese objetivo, el DT observó, junto a los directivos, videos de los refuerzos que quería América. “Le pedimos a la directiva jugadores que podía traer la institución. Hasta ahora creemos que no nos hemos equivocado con las contrataciones, porque han demostrado buen fútbol y excelente actitud . Ojalá las cosas salgan bien y al final de este semestre o del año nos den una satisfacción”, manifiesta Castro, quien aún aguarda por su incorporación principal.
“Esperamos a un 10. Estamos mirando la posibilidad de dos jugadores que nos han ofrecido, que la parte económica del club se pueda acomodar a ellos, a los empresarios y que sea un éxito la contratación. Lo más importante es que no vayamos a fracasar en la elección y no porque pensemos que los que traemos no son los mejores. De hecho, por eso apostamos por hombres que sean de nuestro gusto, con trayectoria y que estén actuando”. Los dos futbolistas que tiene en mente son extranjeros. “No puedo decir quiénes son, porque no quiero que uno se entere de que estamos buscando al otro, porque suben el precio”, explica.
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Los principios futbolísticos del director técnico caldense no cambian. Razón por la que intentará conservar en América su idea de juego. “A estas alturas de la vida no voy a cambiar. No veo que en Italia, Francia, España, Argentina o Brasil hayan modificado todo. ¿Ya los defensas juegan de delanteros y los delanteros de defensas? No. El fútbol es igual. Normalmente, yo siempre he jugado con un 4-3-1-2 o un 4-2-2-2”, exalta el entrenador americano, el hombre que quiere “un equipo bien armado, seguro y contundente”, para tener frente a sí el trofeo de la Liga y que su cordial sonrisa de los entrenamientos se refleje también allí.