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El éxito de la cantera del Envigado Fútbol Club no llegó de la noche a la mañana. Fue un proceso que comenzó desde su propia fundación, a finales de los años 80, y que ha superado crisis económicas, deportivas y administrativas.
Para la institución naranja no todo ha sido color de rosa. Algunos de sus accionistas tuvieron problemas judiciales en la década pasada y el club estuvo en la Lista Clinton entre 2013 y 2018. Aun así, mientras ponía la casa en orden, mantuvo su filosofía de apoyo incondicional a las fuerzas básicas para garantizar la formación integral de los jugadores, quienes son finalmente su gran patrimonio y principal motivo de orgullo. El equipo es reconocido internacionalmente por su inagotable cantera de héroes.
Giovanni Moreno, James Rodríguez, Juan Fernando Quintero, Fredy Guarín, Matheus Uribe, Dorlan Pabón, Jhon Córdoba y Mauricio Molina son los más exitosos, pero Envigado ha aportado al fútbol profesional cientos de jugadores. En su más reciente “promoción” están Yeison Guzmán, Carlos Paternina y Daniel Arcila, nombres que van a dar de qué hablar.
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Objetivos claros
Alejandro Ramírez, el coordinador de las Fuerzas Básicas del Envigado Fútbol Club, explica que la clave es “tener un proceso muy bien estructurado y articulado, que cuenta con el apoyo de la dirigencia y el compromiso de cada uno de los miembros de la institución”.
En la escuela de formación trabaja con niños desde los dos años, lo que lo convierte en el único club profesional con gestión en la primera infancia. La segunda fase comienza después de los seis años de edad y entre los nueve y los 13 se da el paso a las divisiones menores, a las que llegan el 85 % de los niños provenientes de la base.
“Tenemos, además, convenios con 26 escuelas en varias ciudades del país, como Bogotá, Cali, Ibagué y Armenia. Para desarrollar ese proceso con seriedad y coherencia el club no ahorra ni esfuerzos ni recursos. Cuenta con casi 100 personas, casi todas profesionales en sus respectivas áreas, entre entrenadores y personal médico, de apoyo, administrativo y metodológico”.
En la formación integral de un deportista de alto rendimiento hay aspectos cada vez más relevantes, como su nutrición y educación. De eso también se ocupa el club, que actualmente apoya económicamente a cerca de 150 jóvenes y sus familias con subsidios para vivienda, alimentación, transporte y estudios.
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La recompensa económica para la institución llega cuando sus canteranos se convierten en profesionales y son transferidos a otro club del país o alguno del exterior. Pero los que no llegan por diferentes razones también brindan satisfacciones. “Inculcamos tres principios básicos: amor, respeto y humildad. El mensaje es claro para los niños y sus padres. Así no vivan del fútbol, la formación les debe servir para ser buenas personas y ciudadanos, seguir una carrera académica y triunfar en la vida”, agrega el profesor Ramírez, hoy a cargo de la educación deportiva de unos 400 niños y jóvenes hasta los 20 años, que se entrenan a diario en el complejo del Polideportivo Sur de Envigado con la ilusión de emular a esos ídolos que comenzaron en esas mismas canchas y ahora triunfan en los mejores estadios del mundo, gracias al talento, pero también al trabajo y a una institución que entendió que en el fútbol base estaba la clave de su éxito.