La camiseta “de verdad” que ahora sí se pondrá Luis Suárez
De niño no se ponía la camiseta de la selección colombiana por convicción. Esta es la historia del delantero colombiano que hizo 19 goles la campaña pasada en el fútbol español: todo empezó en la tierra de Gabo.
Thomas Blanco- @thomblalin
Cuando los compañeros de Luis Javier Suárez del club Versalles de Santa Marta se ponían la camiseta de la selección para dividir los equipos en los entrenamientos su respuesta siempre fue la misma: “No, no... solo me la voy a poner cuando sea la de verdad”. Tenía 13 años, nunca se la puso.
Casi 10 años después su determinación lo llevó a ser la gran sorpresa de la convocatoria de los próximos dos duelos de Eliminatorias ante Uruguay y Ecuador. Y por fin podrá vestir una camiseta que siempre soñó, a pesar de los coqueteos de la selección española.
Oriundo de Aracataca, tierra de Gabo, pero creció en Santa Marta. Sus condiciones hicieron que se ganara una beca para estudiar desde séptimo de bachillerato en el Liceo Versalles, el colegio emparentado con su academia. Eso sí, nunca fue el más aplicado en el estudio y le tocó repetir ese año. Lo suyo era la cancha.
“Siempre tuvo el carácter para tomar sus propias decisiones y liderar a sus compañeros. Sobresalió en los torneos de la Difútbol, jugaba con pelados más grandes y lo veía quedarse a practicar solo después de los entrenamientos. Su abuelo Víctor siempre fue su sombra para acompañarlo a todos sus partidos y entrenos. Ahí se lo llevaba pedaleando en su bicicleta a las canchas”, apunta Iván Linero, fundador y propietario de Versalles F.C.
Hasta que se volvió tan grande que no lo pudo llevar más en su bicicleta... “No se me olvida cómo su padre Javier llegaba bravo al colegio a cambiarle el uniforme a Luis por tercera vez en el mismo año (risas)”, recuerda Clarena Lobo, rectora del Liceo Versalles, de quien hoy tiene un biotipo de 1,85 metros de estatura.
Quedó atrás aquel episodio en el cual un médico le aconsejó dejar el fútbol a los 14 años tras sufrir una fractura en su cabeza, luego de un fuerte choque en un entrenamiento y de estar varios meses recuperándose.
Allí, en aquel club donde también jugaba un tal Gabriel Fuentes, fue donde el agente Luis Felipe Posso lo vio por primera vez cuando Luis tenía 16 años. “No era el más técnico de todos, pero era fuerte, rápido, se comía a los centrales. Sin el balón los presionaba hasta hacerlos equivocar, lo mismo con los arqueros. Vi en él un goleador de raza, que además trabajaba mucho haciendo presión alta y recuperando balones. Me impresionaron esas ganas de comerse el mundo”, rememora Posso. Hizo solo un gol en los dos partidos que le vio, pero eso fue suficiente. Además llevaba una buena cuota en el torneo nacional sub-17.
Se lo llevó a disputar el Torneo de las Américas con Cyclones Cali y después a Leones, club en el cual debutó en la segunda división. Mientras tanto, de manera virtual, terminó 11 y se graduó del colegio. Y después, en algunas pruebas en equipos europeos, el imperio de los Pozzo, familia que en ese entonces era dueña del Udinese, Watford y Granada, puso sus ojos en él. Pasó por el Granada B, el Real Valladolid B, Gimnastic de Tarragona y de ahí dio el salto al club que propulsó su carrera: el Zaragoza, de la segunda división española.
La campaña pasada anotó 19 goles, dio seis asistencias y se consolidó como una de las figuras de un equipo que estuvo a punto de ascender. Y surgió un apodo que se popularizó con el reconocido youtuber DjMariio, quien en paralelo optó por jugar en modo carrera de FIFA 20 con el Zaragoza con el samario como estrella del equipo: “El verdadero Luis Suárez”, haciendo alusión con humor al delantero uruguayo que milita en el Atlético de Madrid y con quien se enfrentará por primera vez en su carrera este viernes. Le va a pedir su camiseta tras el partido. De Luis Suárez a Luis Suárez.
El hype que hubo por el delantero colombiano, tanto en el videojuego como en la vida real, llegó a su punto máximo cuando el samario de 22 años le dedicó uno de sus goles con el Zaragoza al youtuber haciendo el ademán de un DJ pinchando un disco.
Esta campaña recaló en el Granada para disputar la primera división en una ofensiva con los venezolanos Yangel Herrera y Darwin Machís, junto a un viejo zorro como Roberto Soldado. Suárez ha disputado ocho partidos y ya anotó su primer tanto en el triunfo 2-0 ante el Omonia Nicosia por la Europa League. Las últimas semanas ha tenido un nivel alto en un club que es una de las revelaciones de la liga española, sembrado en la quinta casilla, a dos puntos del Real Madrid y tres por arriba del Barcelona.
Un ‘9’ veloz, fuerte, con buenos apoyos, agresivo para ser el primer defensor y que puede jugar por las bandas. Ese es el elegido de Carlos Queiroz para reemplazar a Radamel Falcao. Un hombre que de niño no se puso la camiseta que todos tenían, pero que ahora vestirá la que todos soñaron y no pudieron ponerse: la de verdad. Una pizca del realismo mágico de un samario al que la vida lo parió en tierra de Gabo.
Por: Thomas Blanco- @thomblalin
Cuando los compañeros de Luis Javier Suárez del club Versalles de Santa Marta se ponían la camiseta de la selección para dividir los equipos en los entrenamientos su respuesta siempre fue la misma: “No, no... solo me la voy a poner cuando sea la de verdad”. Tenía 13 años, nunca se la puso.
Casi 10 años después su determinación lo llevó a ser la gran sorpresa de la convocatoria de los próximos dos duelos de Eliminatorias ante Uruguay y Ecuador. Y por fin podrá vestir una camiseta que siempre soñó, a pesar de los coqueteos de la selección española.
Oriundo de Aracataca, tierra de Gabo, pero creció en Santa Marta. Sus condiciones hicieron que se ganara una beca para estudiar desde séptimo de bachillerato en el Liceo Versalles, el colegio emparentado con su academia. Eso sí, nunca fue el más aplicado en el estudio y le tocó repetir ese año. Lo suyo era la cancha.
“Siempre tuvo el carácter para tomar sus propias decisiones y liderar a sus compañeros. Sobresalió en los torneos de la Difútbol, jugaba con pelados más grandes y lo veía quedarse a practicar solo después de los entrenamientos. Su abuelo Víctor siempre fue su sombra para acompañarlo a todos sus partidos y entrenos. Ahí se lo llevaba pedaleando en su bicicleta a las canchas”, apunta Iván Linero, fundador y propietario de Versalles F.C.
Hasta que se volvió tan grande que no lo pudo llevar más en su bicicleta... “No se me olvida cómo su padre Javier llegaba bravo al colegio a cambiarle el uniforme a Luis por tercera vez en el mismo año (risas)”, recuerda Clarena Lobo, rectora del Liceo Versalles, de quien hoy tiene un biotipo de 1,85 metros de estatura.
Quedó atrás aquel episodio en el cual un médico le aconsejó dejar el fútbol a los 14 años tras sufrir una fractura en su cabeza, luego de un fuerte choque en un entrenamiento y de estar varios meses recuperándose.
Allí, en aquel club donde también jugaba un tal Gabriel Fuentes, fue donde el agente Luis Felipe Posso lo vio por primera vez cuando Luis tenía 16 años. “No era el más técnico de todos, pero era fuerte, rápido, se comía a los centrales. Sin el balón los presionaba hasta hacerlos equivocar, lo mismo con los arqueros. Vi en él un goleador de raza, que además trabajaba mucho haciendo presión alta y recuperando balones. Me impresionaron esas ganas de comerse el mundo”, rememora Posso. Hizo solo un gol en los dos partidos que le vio, pero eso fue suficiente. Además llevaba una buena cuota en el torneo nacional sub-17.
Se lo llevó a disputar el Torneo de las Américas con Cyclones Cali y después a Leones, club en el cual debutó en la segunda división. Mientras tanto, de manera virtual, terminó 11 y se graduó del colegio. Y después, en algunas pruebas en equipos europeos, el imperio de los Pozzo, familia que en ese entonces era dueña del Udinese, Watford y Granada, puso sus ojos en él. Pasó por el Granada B, el Real Valladolid B, Gimnastic de Tarragona y de ahí dio el salto al club que propulsó su carrera: el Zaragoza, de la segunda división española.
La campaña pasada anotó 19 goles, dio seis asistencias y se consolidó como una de las figuras de un equipo que estuvo a punto de ascender. Y surgió un apodo que se popularizó con el reconocido youtuber DjMariio, quien en paralelo optó por jugar en modo carrera de FIFA 20 con el Zaragoza con el samario como estrella del equipo: “El verdadero Luis Suárez”, haciendo alusión con humor al delantero uruguayo que milita en el Atlético de Madrid y con quien se enfrentará por primera vez en su carrera este viernes. Le va a pedir su camiseta tras el partido. De Luis Suárez a Luis Suárez.
El hype que hubo por el delantero colombiano, tanto en el videojuego como en la vida real, llegó a su punto máximo cuando el samario de 22 años le dedicó uno de sus goles con el Zaragoza al youtuber haciendo el ademán de un DJ pinchando un disco.
Esta campaña recaló en el Granada para disputar la primera división en una ofensiva con los venezolanos Yangel Herrera y Darwin Machís, junto a un viejo zorro como Roberto Soldado. Suárez ha disputado ocho partidos y ya anotó su primer tanto en el triunfo 2-0 ante el Omonia Nicosia por la Europa League. Las últimas semanas ha tenido un nivel alto en un club que es una de las revelaciones de la liga española, sembrado en la quinta casilla, a dos puntos del Real Madrid y tres por arriba del Barcelona.
Un ‘9’ veloz, fuerte, con buenos apoyos, agresivo para ser el primer defensor y que puede jugar por las bandas. Ese es el elegido de Carlos Queiroz para reemplazar a Radamel Falcao. Un hombre que de niño no se puso la camiseta que todos tenían, pero que ahora vestirá la que todos soñaron y no pudieron ponerse: la de verdad. Una pizca del realismo mágico de un samario al que la vida lo parió en tierra de Gabo.
Por: Thomas Blanco- @thomblalin