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Aunque más preparación no es la garantía de una erradicación total de los errores, sí es la manera de disminuir las equivocaciones. 2017 no fue un año positivo para el arbitraje colombiano y por esa razón la Comisión Arbitral estuvo más exigente de lo normal en las pruebas de comienzo de año en las que se eligen los jueces que podrán pitar a nivel profesional. Cerca de 80 árbitros de los diferentes colegios del país se concentraron en Cali para presentar tests físicos y teóricos. El único que perdió las pruebas fue Luis Fernando Trujillo, del Valle.
Así como los jugadores de fútbol deben hacer pretemporada, preparándose física y mentalmente para la competencia, los árbitros también. Como ninguno tiene un contrato laboral con la Federación Colombiana de Fútbol o algún club, deben ponerse a punto por su cuenta y de su bolsillo sacar para contratar a un entrenador personalizado o pagar una afiliación a un gimnasio. No sólo se deben preocupar por llegar a las pruebas de comienzo de año sin kilos de más, sino con el reglamento claro, pues son sometidos a tests virtuales en los que deben responder correctamente a 16 de 20 preguntas para pasar, de lo contrario quedan inhabilitados para dirigir en competiciones oficiales.
Los 80 árbitros nacionales se dividieron en dos grupos para presentar las pruebas en un complejo deportivo de Cali. Estas fueron supervisadas y evaluadas por los instructores técnicos de la Comisión Arbitral, Ímer Machado y Luis Fernando Avendaño. 40 colegiados estuvieron concentrados del 10 al 13 de enero y otros 40 del 15 al 18 de enero. Tres días, poco tiempo, pero en el que mucho está en juego.
Primero son las pruebas físicas que consisten, en hacer repeticiones: en la pista atlética se corren 150 metros, se descansan 50 y luego otro embalaje de 150 metros. Esto se debe repetir hasta que indique el instructor. Ahí se evalúa el rendimiento atlético de cada colegiado, que antes de eso debe superar unos controles médicos para verificar que tenga las condiciones físicas para presentar los tests.
En esta parte el único de los que se presentaron que no superó el control físico fue Luis Fernando Trujillo, del Valle. Los ocho que el año anterior habían perdido este test y que habían quedado inhabilitados, superaron el control y podrán estar a consideración de la Comisión Arbitral para que sean designados para pitar algún juego de oficial en 2018.
La parte teórica también es dictada por Machado y Avendaño, quienes han debido estudiar las últimas recomendaciones de la FIFA y transmitirlas a los jueces. La idea es unificar conceptos, ver videos de jugadas complicadas y luego pasar a las evaluaciones, que son videotests que envía directamente la FIFA. “Se ponen situaciones reales de juego y uno debe elegir qué hacer y dar una argumentación válida. Los jueces de línea, específicamente, deberán resolver situaciones de fuera de juego o devoluciones, los jueces centrales resuelven otro tipo de incógnitas”, asegura un árbitro que estuvo presente en las pruebas de comienzo de año.
Al final de los tres días de concentración, les dicen a los colegiados quiénes han superado las pruebas. Además, se comentan los cambios que tendrán en la parte salarial. En Colombia los árbitros no son profesionales y todos deben desempeñar otras actividades para sostener a sus familias. Hay abogados, médicos, comerciantes y profesores de educación física. Los encargados de pagar sus servicios son los clubes profesionales. Aquel equipo que oficia como local debe pagar la tarifa de arbitraje. Este año quedó establecida en $1’900.000 por partido para los jueces centrales y $1’100.000 para los de línea. En caso de ser elegidos para los partidos finales, la tarifa se incrementará en un millón de pesos. Una terna no pita más de tres partidos mensuales.
Hoy en día la Comisión Arbitral Nacional está integrada por cinco miembros: Jorge Enrique Vélez, presidente; Carlos Ernesto Camargo, Juan Carlos Granados, Luis Ernesto Vargas y Óscar Augusto Toro. Además, hay dos instructores técnicos (Ímer Machado y Luis Fernando Avendaño) y un secretario (Émerson González). Ellos son los encargados de evaluar el nivel de los árbitros en Colombia y de tomar las medidas correspondientes cuando se cometen errores. Una vez a la semana se reúnen en la sede de la Federación Colombiana de Fútbol, en Bogotá, para analizar el rendimiento de los colegiados tras la fecha de los campeonatos de la Dimayor. Ese mismo día eligen quiénes son los designados para la fecha siguiente y toman las medidas correspondientes ante las fallas en el rendimiento. En 2018 el reto será grande, pues la imagen que se dejó en el pasado fue lamentable. Lo jueces intervinieron en resultados, incluso en el de la gran final.