Peruano de Barranquilla
Juan José Barros soñó siempre con vestir la camiseta de la selección de Colombia, pero el destino le dio la oportunidad de lucir la del vecino país en el torneo Juventud de América.
Gabriel Hernández / Enviado Especial, Maturín
Juan José Barros es un destacado delantero que vestirá los colores blanco y rojo del Perú, pero que lleva a Colombia en el corazón por haber nacido hace 19 años en Barranquilla.
Cuando hace cuatro años el profesor Ramiro Viáfara, hoy asistente técnico de Colombia en el Suramericano, le dijo que no era lo que estaba buscando para integrar la delantera de la selección nacional sub 17, a Juan José Barros se le derrumbó una ilusión de vestir el uniforme tricolor.
“A pesar de lo frustrante que resultó para mí ese microciclo, las palabras que me dijo el profesor Alexis Mendoza antes de regresar a casa fueron de gran motivación para continuar. Él reconoció que yo tenía algo, que siguiera entrenando porque sí me veía condiciones”, dijo Barros en diálogo con El Espectador.
Ahora es la selección de Perú, país en el que vive desde los siete años de edad, la que lo tiene como su máximo referente en el frente de ataque y como jugador clave para dar la sorpresa del certamen y lograr la clasificación al Mundial de Egipto.
“De chico soñaba con jugar en la selección de Colombia, pero por cosas del destino no se dio. Ahora estoy muy alegre de representar a Perú, país en el que prácticamente he vivido toda mi vida”, aclaró el joven delantero de 1,81 metros de estatura y 82 kilos de peso, quien se formó futbolísticamente en las filas del Circolo Sportivo Italiano, un equipo de empresa que le apostaba a las categorías menores del fútbol peruano y al cual arribó a los 10 años, después de pasar por clubes como el Centro Iqueño y el Zúñiga, ambos de categorías infantiles.
A los 15 años llegó finalmente a un club de primera división en el vecino país. El Coronel Bolognesi le abrió las puertas para que integrara la plantilla del grupo Sub 20.
Aunque de niño jugaba béisbol en las calles de la arenosa, siempre tuvo claro que quería ser futbolista profesional. “La verdad es que nunca me vi en una universidad o en un ambiente laboral cerrado. Tenía claro que lo mío era el fútbol y no estar frente a un computador teniendo responsabilidades de ese tipo”, explicó el barranquillero, quien agregó que fue su propia madre la que le retrasó el debut en primera división al no dejarlo integrar la plantilla del primer equipo hasta que no terminara el bachillerato.
Pero finalmente llegó el día anhelado. Fue el 25 de mayo de 2006. El Coronel perdía 2-1 ante el Sporting Cristal y faltaban 15 minutos para el pitazo final. “No hice mucho. De hecho, no pudimos empatar, pero en cambio me dieron una patada que me dejó por fuera de los entrenamientos durante cinco días”, recuerda.
Con el Coronel Bolognesi ya dio la vuelta olímpica. En 2007 salieron campeones del torneo en el segundo semestre. Y en 2008 jugó su primera Copa Libertadores. Aunque el año pasado no vio mucha acción, anotó tres tantos aprovechando las escazas oportunidades que le daban.
Hasta que llegó su destape, el semestre pasado, cuando anotó nueve goles que lo convirtieron en la revelación del torneo peruano y en uno de los fijos en las convocatorias de la Sub 20.
“En la selección de Perú me querían desde los 15 años, pero al no tener ascendencia peruana, la ley me impedía nacionalizarme. Tenía que esperar a ser mayor de edad”, aclaró el goleador, quien en su club ya no ocupa una de las tres plazas para extranjeros.
Gracias a su talla no tiene problemas para dar enormes zancadas y dejar regados a sus marcadores. Pero la próxima que él quiere dar es tan larga que lo llevaría al Viejo Continente.
Barros sabe que el Suramericano es una gran vitrina y por eso dice con seguridad que aspira “a hacer un gran torneo, para poder ser transferido a Europa. Me he trazado como meta personal marcar cinco tantos y ser uno de los goleadores del certamen”, aseguró.
Y antes de irse a descansar para el juego de mañana ante Colombia, advirtió que si marca gol no lo celebrará y que en los actos protocolarios cantará el himno peruano, mas no el tricolor, pese a que se sabe los dos a la perfección. Ambos actos los hará por respeto a las respectivas naciones.
Juan José Barros es un destacado delantero que vestirá los colores blanco y rojo del Perú, pero que lleva a Colombia en el corazón por haber nacido hace 19 años en Barranquilla.
Cuando hace cuatro años el profesor Ramiro Viáfara, hoy asistente técnico de Colombia en el Suramericano, le dijo que no era lo que estaba buscando para integrar la delantera de la selección nacional sub 17, a Juan José Barros se le derrumbó una ilusión de vestir el uniforme tricolor.
“A pesar de lo frustrante que resultó para mí ese microciclo, las palabras que me dijo el profesor Alexis Mendoza antes de regresar a casa fueron de gran motivación para continuar. Él reconoció que yo tenía algo, que siguiera entrenando porque sí me veía condiciones”, dijo Barros en diálogo con El Espectador.
Ahora es la selección de Perú, país en el que vive desde los siete años de edad, la que lo tiene como su máximo referente en el frente de ataque y como jugador clave para dar la sorpresa del certamen y lograr la clasificación al Mundial de Egipto.
“De chico soñaba con jugar en la selección de Colombia, pero por cosas del destino no se dio. Ahora estoy muy alegre de representar a Perú, país en el que prácticamente he vivido toda mi vida”, aclaró el joven delantero de 1,81 metros de estatura y 82 kilos de peso, quien se formó futbolísticamente en las filas del Circolo Sportivo Italiano, un equipo de empresa que le apostaba a las categorías menores del fútbol peruano y al cual arribó a los 10 años, después de pasar por clubes como el Centro Iqueño y el Zúñiga, ambos de categorías infantiles.
A los 15 años llegó finalmente a un club de primera división en el vecino país. El Coronel Bolognesi le abrió las puertas para que integrara la plantilla del grupo Sub 20.
Aunque de niño jugaba béisbol en las calles de la arenosa, siempre tuvo claro que quería ser futbolista profesional. “La verdad es que nunca me vi en una universidad o en un ambiente laboral cerrado. Tenía claro que lo mío era el fútbol y no estar frente a un computador teniendo responsabilidades de ese tipo”, explicó el barranquillero, quien agregó que fue su propia madre la que le retrasó el debut en primera división al no dejarlo integrar la plantilla del primer equipo hasta que no terminara el bachillerato.
Pero finalmente llegó el día anhelado. Fue el 25 de mayo de 2006. El Coronel perdía 2-1 ante el Sporting Cristal y faltaban 15 minutos para el pitazo final. “No hice mucho. De hecho, no pudimos empatar, pero en cambio me dieron una patada que me dejó por fuera de los entrenamientos durante cinco días”, recuerda.
Con el Coronel Bolognesi ya dio la vuelta olímpica. En 2007 salieron campeones del torneo en el segundo semestre. Y en 2008 jugó su primera Copa Libertadores. Aunque el año pasado no vio mucha acción, anotó tres tantos aprovechando las escazas oportunidades que le daban.
Hasta que llegó su destape, el semestre pasado, cuando anotó nueve goles que lo convirtieron en la revelación del torneo peruano y en uno de los fijos en las convocatorias de la Sub 20.
“En la selección de Perú me querían desde los 15 años, pero al no tener ascendencia peruana, la ley me impedía nacionalizarme. Tenía que esperar a ser mayor de edad”, aclaró el goleador, quien en su club ya no ocupa una de las tres plazas para extranjeros.
Gracias a su talla no tiene problemas para dar enormes zancadas y dejar regados a sus marcadores. Pero la próxima que él quiere dar es tan larga que lo llevaría al Viejo Continente.
Barros sabe que el Suramericano es una gran vitrina y por eso dice con seguridad que aspira “a hacer un gran torneo, para poder ser transferido a Europa. Me he trazado como meta personal marcar cinco tantos y ser uno de los goleadores del certamen”, aseguró.
Y antes de irse a descansar para el juego de mañana ante Colombia, advirtió que si marca gol no lo celebrará y que en los actos protocolarios cantará el himno peruano, mas no el tricolor, pese a que se sabe los dos a la perfección. Ambos actos los hará por respeto a las respectivas naciones.