Por violencia de la barra se suspendió el clásico entre Nacional y América

Momentos de angustia se vivieron este domingo en el Estadio Atanasio Girardot antes del partido entre Atlético Nacional y América de Cali.

Temprano, en la previa del compromiso, la barra del cuadro verdolaga se enfrentó con la policía, en medio de la protesta de los hinchas ante varias medidas tomadas por el equipo antioqueño con relación a varios beneficios económicos que la institución le cortó a los barristas.

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La violencia de la barra “Los del Sur” se escaló a tales proporciones que el compromiso tuvo que ser suspendido, tras la intervención del ESMAD. Según el primer reporte oficial de la policía nacional, los desmanes provocaron decenas de policías y ciudadanos heridos, además de varios hinchas de Nacional capturados.

Según Fernando Jaramillo, presidente de la Dimayor, el juego sería reprogramado para este lunes a las 10 de la mañana. Sin embargo, falta confirmación, ya que esta es una medida de urgencia tomada, según el dirigente, porque “no hay calendario para ajustar el partido a otra fecha”.

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Hay que recordar que Atlético Nacional tiene compromiso de Copa Libertadores este jueves y que el miércoles América jugará con Boyacá Chicó en un partido aplazado de liga.

¿Por qué protestan las barras de Nacional?

Los problemas de Nacional con la barra “Los del Sur” viene desde hace varios meses. Los incidentes empezaron desde el año pasado cuando, desde que Mauricio Navarro subió a la presidencia del equipo, el cuadro verdolaga empezó a cortar varios beneficios económicos en favor de la hinchada.

“El problema de Nacional es con la barra Los del Sur, no con su hinchada. Ellos están reclamando porque nosotros tomamos una decisión corporativa de acabar con varias ayudas que se les estaban dando a los barristas y nosotros creemos que toda la hinchada de Nacional debería tener las mismas condiciones”, explico el presidente del equipo.

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Así lo había dejado consignado Nacional a través de un comunicado publicado esta mañana en sus redes sociales: “La hinchada de Atlético Nacional es altamente apreciada y respetada por la institución. La afirmación realizada en redes sociales por parte de Los Del Sur, sobre la ‘ruptura de la relación con la hinchada’ no es cierta. Nuestra institución vela por una cercanía con las barras organizadas de todo el país. Estas determinaciones tomadas con esa parte de la hinchada, no van en contra de nuestros simpatizantes en Antioquia y todo el territorio nacional”.

Desde el año pasado empezó la tensión. Los barristas se opusieron a las medidas de la nueva dirigencia, a la que además llegó Benjamín Romero —un dirigente muy cuestionado por la barra por su cercanía a equipos como Millonarios y un pasado polémico en Alianza Lima—. Y aunque en diciembre empezaron las protestas, en las últimas semanas los incidentes vinieron a más.

Sobre todo este fin de semana, cuando las diferencias de los barristas con la dirigencia se hicieron más radicales, al punto de que la alcaldía de Medellín tuvo que intervenir buscando espacios de diálogo.

Según informaron desde el gobierno de la ciudad, y desde las redes de los barristas, la dirigencia de Atlético Nacional no asistió a una reunión pactada para la mañana de este domingo para conciliar los problemas entre las dos partes, el Florero de Llorente.

Aunque, según el presidente de la institución, esto pasó porque nunca recibieron comunicación oficial y la “reunión fue sesgada y pactada a mansalva”, explicó Mauricio Navarro, que además aclaró que no asistió a la conciliación porque su vida corría peligro ante varias amenazas.

La postura de la Alcaldía de Medellín

Una vez evacuado el estadio tras la suspensión del juego, la violencia siguió en los alrededores del Atanasio, donde los barristas siguieron enfrentados con el ESMAD a la espera de que la situación pueda calmarse en el resto de la noche.

Por su parte, el alcalde de Medellín, Daniel Quintero, siguiendo las declaraciones de su secretario de gobierno, Juan Pablo Ramírez, responsabilizó al equipo y aseguró que no les prestará más el estadio hasta que los dirigentes no alcancen un acuerdo con los barristas.

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“No vamos a tolerar la violencia. Me toca poner hasta 800 policías por cada partido. No prestaremos el estadio a Nacional hasta que no se acuerden condiciones mínimas de seguridad entre barra y directivas, y la vigilancia sea pagada por el equipo. Prefiero a los policías cuidando a la gente en las calles”, explicó Quintero.

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