Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
La Asociación Colombiana de Clubes de Fútbol Aficionado (ACCFA) sigue trabajando para consolidar la idea de la creación de la categoría Primera C en el país.
Lea también: Las escuelas que han marcado la historia del fútbol colombiano
Su presidente, el exfutbolista y abogado Andrés Guapacha, radicó ayer el proyecto en la Fedefútbol, la Dimayor, la Difútbol y el Ministerio del Deporte.
La propuesta concreta es implementar paulatinamente divisiones de ascenso y descenso en el fútbol colombiano, lo que generaría mayor competencia, posibilidades laborales, desarrollo del balompié e impacto social en las regiones.
En un documento de 56 páginas, que se elaboró durante varios meses y que tiene antecedentes históricos, motivaciones, estrategias y hasta presupuestos, se explican las bases deportivas, económicas, jurídicas y sociales de la iniciativa y su sostenibilidad en el tiempo.
Tras un largo análisis de modelos internacionales, como los de España, Argentina y Chile, además de un estudio de la realidad del fútbol aficionado y las categorías menores en Colombia, 15 profesionales de diferentes áreas (derecho, legislación deportiva, administración, contaduría y educación física), todos estrechamente ligados al deporte, aportaron para estructurar la propuesta.
“Un orden competitivo de ascensos y descensos motiva a una mayor estructuración de los clubes en lo deportivo y administrativo, lo que permite que se dinamicen y abandonen cierta comodidad reflejada, que frena el poder de la competitividad y la opción para que el jugador colombiano cierre su ciclo de formación a un alto nivel. En Colombia existen 34 ligas en las que compiten un promedio de 300 jóvenes por cada una, entre los 20 y 23 años, lo que suma un aproximado de 10 mil futbolistas que en esta instancia quedan excluidos por un sistema competitivo limitado. En el fútbol profesional hoy, por temporada, solo hay cupo para cinco de estos jugadores”, explica el documento.
Según Andrés Guapacha, “aquí no hay intereses particulares. Lo que queremos es el progreso de nuestro fútbol, que existan más alternativas para los futbolistas que están en formación y para los clubes que, con mucho esfuerzo, los están ayudando”.
(La Primera C del fútbol colombiano, una tarea pendiente desde hace 19 años)
“El impacto social del proyecto es impresionante, porque ayudará a muchas regiones que no tienen fútbol y permitirá que se usen los 272 estadios y escenarios de diferentes dimensiones que hay en el país”, asegura Guapacha.
La idea inicial consiste en la adaptación del torneo existente de la categoría sub-20 juvenil federativa a una tercera división semiprofesional, con la inclusión de 84 equipos aficionados de todo el país que estén afiliados a ligas de fútbol departamentales y que cuenten con el respectivo reconocimiento deportivo vigente.
Así se haría una competición entre unos 120 clubes, democratizando la participación, como lo pide la FIFA. Además, los equipos profesionales de las categorías A y B podrían aprovechar la oportunidad para tener una filial y darles fogueo a sus nuevas promesas.
“El principio básico es que se reactive la movilidad entre categorías y que se tenga en cuenta el fútbol aficionado. Hasta 2001 era posible que un club, luego de competir en el torneo que se llamaba Primera C, pudiera acceder al fútbol profesional. El único que materializó este sueño fue el Boyacá Chicó. Al fútbol aficionado se le debe una explicación de por qué se cerró esta puerta. Quienes estudian e investigan el tema aseguran que es necesaria una competición de transición, porque no hay torneos para jugadores mayores de 20 años que no han llegado al profesionalismo. Así que ya no se trata solamente de que haya una Primera C, sino de activar una cuarta y quinta categorías, que se traducen también en reactivación económica para muchas ciudades intermedias tras la crisis que estamos viviendo”, explica Guapacha, exjugador de Pereira, Envigado, Quindío y Deportivo Pasto, además de La Paz de Bolivia.
El sistema les permitiría a esos clubes aficionados ubicar a jugadores y a los técnicos que se están preparando, para tener aspiraciones para dirigir”, añade Guapacha, abogado de la Universidad Andina de Pereira y especialista en derecho deportivo de la Universidad de Lleida, en España.
Además de la propuesta de la ACCFA hay otra que se llama Fútbol Naranja, liderada por el dirigente antioqueño Jesús Ramírez, con algunas estrategias diferentes, pero el mismo objetivo: ampliar el espectro del fútbol profesional.
Varias futbolistas, como Catalina Usme, Vanessa Córdoba y Oriánica Velásquez trabajan en un plan para el desarrollo del fútbol femenino, desde la liga profesional hasta la de formación.