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Ha ganado tanto Santa Fe en los últimos años, que el subtítulo le sabe a poco. Su campaña, sin embargo, es para destacar, pues no contó con una nómina amplia o talentosa, como otros equipos de la Liga. Más bien hizo mucho con un plantel limitado, pero con una idea de juego clara y mucha disciplina táctica.
El técnico uruguayo Gregorio Pérez supo armonizar el grupo y liderarlo. El expreso rojo jugó 26 partidos este semestre, con 14 victorias, seis empates y seis derrotas, 38 goles a favor y 18 en contra, para sumar 48 puntos, los mismos que Millonarios, y un rendimiento del 61,5%.
El conjunto cardenal, que en 2018 jugará la fase previa de la Copa Libertadores de América, había sido subcampeón en 1963, 1979, 2005-II y 2013-II. Y aunque ahora no pudo celebrar, sigue viviendo la mejor década de su historia, con 10 títulos desde 2009, cuando ganó la Copa Colombia. Después celebró la consecución de tres Ligas (2012-I, 2014-II y 2016-II), tres Superligas (2013, 2015 y 2016), además de la Suruga y la Sudamericana del año pasado.
Este semestre se destacaron el arquero Leandro Castellanos, el defensa William Tesillo, el volante Juan Daniel Roa y el delantero Wilson Morelo, artífices de una campaña que les permitió a sus hinchas mantener la costumbre de pelear arriba en la tabla y jugar finales. Ómar Pérez, el máximo referente del plantel, jugó poco, pero asumió con hidalguía su rol de suplente y aportó su clase cada vez que ingresó al terreno de juego.
Bajo la batuta de César Pastrana, el presidente más ganador en la historia del club albirrojo, Santa Fe seguramente volverá a levantar trofeos y a hacer valer ese prestigio que bien se ha ganado en los últimos tiempos, esos en los que más allá de sus triunfos, recuperó el respeto que había perdido, tras casi cuatro décadas de sinsabores y derrotas.