El renacer y el ejemplo de Santa Fe
Hace un año el cuadro cardenal ocupaba los últimos lugares de la tabla. El cuento del fantasma del descenso fue solamente un mal chiste. El presente es fructífero y envidiable para los demás equipos de la liga.
Andrés Osorio Guillott
“De esta salimos juntos”, decía un trapo -así llaman los hinchas a las banderas-, que los aficionados de Santa Fe le entregaron a los jugadores en agosto de 2019, cuando el equipo estaba sumido en una crisis tal que se hablaba del fantasma del descenso para el 2020 si no mejoraban los resultados en la mitad del segundo semestre del año pasado.
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“De esta salimos juntos”, decía un trapo -así llaman los hinchas a las banderas-, que los aficionados de Santa Fe le entregaron a los jugadores en agosto de 2019, cuando el equipo estaba sumido en una crisis tal que se hablaba del fantasma del descenso para el 2020 si no mejoraban los resultados en la mitad del segundo semestre del año pasado.
Y de esa salieron juntos. Con la garra del león y la fe que se proclama y se pronuncia en el mismo nombre del cuadro cardenal resurgió un equipo que ahora tiene un presente inmejorable y envidiable para otros equipos del fútbol colombiano. Las mujeres acaban de salir campeonas del torneo femenino y lograron así su segundo título en cuatro ediciones; los hombres volvieron a una final después de tres años sin alcanzar esta instancia y buscarán la décima estrella ante América.
Hubo en héroe en medio del lío que vivió Santa Fe en 2019: Harold Rivera. Asumió un equipo fragmentado, sin esperanzas. Entró a una institución que veía cifras en rojo por cualquier lugar, y no necesariamente ese color estaba asociado a su identidad.
Ni Guillermo Sanguinetti ni Patricio Camps lograron hallar el punto de equilibrio en Santa Fe. Harold Rivera, que venía de Unión Magdalena, llegó a apagar el fuego que tenía a los cardenales a punto de extinguirse en otra edición del torneo colombiano. Hubo discreción, pero su disciplina y conocimiento fueron dando los frutos necesarios para salir del fondo de la tabla y dejar a esa crisis deportiva en el pasado.
De estar últimos en la tabla por cinco fechas, los rojos de Bogotá llegaron a las semifinales de la Liga Águila 2019-II. Se enfrentaron a América, ese mismo con el que ahora disputarán el título de la Liga BetPlay 2020. De la mano de Rivera, el león obtuvo un rendimiento del 91 %, producto de nueve victorias y tres empates desde la mitad del Todos contra todos en el último semestre del año pasado.
Lo deportivo y lo administrativo van de la mano. Que un proceso falle provoca problemas al otro lado. Y en la cancha Santa Fe empezó a mejorar, pero en lo financiero tenía serios inconvenientes. Al cerrar el 2019, la institución cardenal entró a un proceso de reorganización por registrar un pasivo de $25.000 millones que venía justamente de una caída de 9,4 % en sus ganancias, según informó la revista Dinero el año pasado. Eduardo Méndez, presidente del equipo, tuvo que poner el pecho y mejorar el manejo del club.
El fantasma del descenso terminó siendo un mal chiste. Y poco a poco la crisis fue quedando en el pasado como otra de las tantas épocas grises que ha vivido Santa Fe a lo largo de su historia. Sin embargo, la pandemia del COVID-19 volvió a provocar serios aprietos en el cuadro bogotano, aunque esa situación se dio a nivel general y todos los equipos se vieron afectados por igual.
Directivos, jugadores e hinchas creyeron en el equipo. Hubo reducción de salarios para hombres y mujeres por la crisis económica que golpeó al fútbol. El plantel masculino no se vio tan afectado, pero el femenino, como todos los demás, tuvo inconvenientes que llevaron a pensar que el torneo no se iba a realizar por falta de garantías.
El fútbol volvió después de seis meses. Los equipos retomaron la competencia y era casi imposible determinar quiénes llegaban mejor y quiénes podían postularse como favoritos al título. Por el lado de las mujeres, con un campeonato corto, se vio un equipo compacto y casi invencible. En cabeza de Albeiro Erazo como director técnico, y en los pies de jugadoras como Fany Gauto o Ysaura Viso, las leonas tuvieron una campaña casi perfecta que las llevó al título el pasado 13 de diciembre ante América, que estaba defendiendo el título obtenido en 2019.
Un rendimiento por encima del 80 % que derivó de 12 victorias, un empate y una derrota en 14 compromisos refleja un nivel óptimo en el torneo. Un segundo título que reafirma el compromiso en Santa Fe por llevar un proceso serio y fructífero en el fútbol femenino. Y es que además del fortalecimiento de un fútbol base, en el equipo saben escoger a los refuerzos que se adaptan a la identidad de juego. Viso, la delantera venezolana, fue uno de ellos y terminó siendo la goleadora de esta cuarta edición con 13 anotaciones. Gauto, la 10 y capitana, ya sabía lo que era salir campeona en Colombia cuando hizo parte de Atlético Huila en 2018.
Pero volvamos al héroe del equipo masculino. Con Harold Rivera volvió la esperanza y la identidad de juego. En sus manos los cardenales volvieron a una final después de tres años y volverán a una Copa Libertadores después de dos. En total ha dirigido 46 partidos por liga, dejando un saldo de 24 triunfos, 13 empates y nueve derrotas. Su estilo no es aplaudido por muchos, pero es claro que el onceno cardenal sabe a qué juega y sabe cuáles son sus estandartes.
Leandro Castellanos, Andrés Pérez, Fabián Sambueza, Jhon Velásquez, Jorge Ramos y Luis Manuel Seijas. Jugadores que saben lo que significa la garra del león y que saben compenetrarse dentro del campo de juego para ofrecer seguridad desde sus roles y construir la columna vertebral de un equipo corto y compacto.
“Juntos haciendo historia”, se leía en otro trapo que estaba ayer en la final de la Liga Femenina entre Santa Fe y América. “Juntos”. Esa palabra clave que habla de la fraternidad y la lealtad entre jugadores e hinchada. Se necesita coraje para no señalar a los posibles culpables de los malos momentos y se necesita sabiduría para no perder la humildad cuando la gloria cae en las manos de nosotros los mortales. “Lo unido permanece”, dice una antigua frase. Y sí que se entiende esto viendo al Santa Fe del 2020.