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Al sentir que no tenía oportunidad alguna y que de referente pasó a ser un suplente más, pidió marcharse y al menos fue escuchado. En el más absoluto anonimato dejó su natal Bogotá y llegó a Cali, donde le esperaba una camiseta cosida a la historia, pero deteriorada por la crisis financiera del último tiempo.
En medio de semejante situación contradictoria, el rojo que siempre tiñó su carrera fue lo único que le resultó familiar a Jairo Suárez una vez firmó con América, después de haberle dejado la niñez, adolescencia y toda su juventud a Independiente Santa Fe.
Un año después del ‘hasta luego’, la promesa de regreso la cumple el lateral bogotano, que ya no es la joven promesa, tampoco un jugador en debacle, sólo alguien que espera que a sus condiciones y el sentido de pertenencia les llegue la oportunidad de demostrar vigencia.
Preciado dijo a su regreso que volvía a casa, ¿usted siente lo mismo?
Claro. Vuelvo a la institución que me vio nacer, es el equipo que quiero y el hecho de volver resulta gratificante. Llego más maduro después de un año de estar afuera y vengo a ponerlo todo al servicio de esta camiseta.
¿Alcanzó a extrañar a Santa Fe?
Definitivamente. Uno siempre le va a hacer fuerza al club de sus amores, aunque estaba al servicio del América y mi prioridad era que el equipo saliera adelante, pero a la distancia disfruté mucho la buena campaña y me dolió la eliminación a la final, porque acá no dejé compañeros sino amigos y claro que extrañaba todo.
¿Qué le dejó su paso por Cali?
Es una muy buena ciudad para ir a jugar, porque es futbolera por naturaleza y allí volví a tener continuidad y vigencia, las cuales cuando me fui de Bogotá no las tenía, así que vivo y viviré siempre agradecido con el América, porque me tendió una mano y es un equipo al que volvería sin ningún problema.
¿Llegar al América en un momento tan complicado fue un mal negocio?
No. Para nadie es un secreto que la crisis administrativa de una u otra forma toca lo deportivo, pero el grupo siempre intentó dejar eso a un lado para luchar por esa camiseta tan respetada no sólo en Colombia sino el continente.
¿Es muy diferente este Santa Fe al que dejó en 2010?
Veo a mis compañeros mucho más maduros, con un sentido de pertenencia mayor hacia la institución y sobre todo con la responsabilidad de querer figurar y estar siempre en los primeros puestos, algo que para mí es importante. Santa Fe por tradición e historia siempre debe estar peleando, muchos de los actuales jugadores nacimos acá y soñamos con devolverle esa gloria y creo que eso se está viendo reflejado en el último tiempo, incluso el año pasado, cuando el equipo fue de los mejores de toda la temporada.
¿Volvió para reemplazar a Otálvaro o por su revancha?
No vengo a reemplazar a nadie, yo soy un jugador que hice toda mi carrera en este club y después de un semestre sin continuidad, salí en busca de una oportunidad. Sergio indudablemente es un buen futbolista, pero yo también he demostrado serlo, así que con la regularidad alcanzada en 2010 espero pelear un puesto acá, consolidarme en el equipo titular y demostrar lo que yo soy.
¿Qué espera el técnico Otero de usted?
En realidad no hemos tenido la posibilidad de conversar mucho, apenas estamos poniéndonos a punto físicamente, que es la base de todo, porque si estás bien preparado, en lo técnico y lo táctico vas a poder dar, entonces la idea es llegar lo mejor posible para ganarse el puesto y pasando por encima del que sea, claro está que en franca lid.
¿Mantener la base del año pasado da el aval para volver a soñar con el título?
Es el objetivo, dejar el equipo en un punto más alto de lo que quedó. Estuvo a segundos de volver a una final y la ilusión es llegar a la última instancia y ser campeones. Nómina hay, la base quedó y si bien es cierto que se fueron jugadores importantes, hemos llegado otros que podemos acoplarnos y sacar a Santa Fe adelante.
Se fue soltero y llegó casado…
Me fui soltero, volví igual y me casé a finales del año pasado (risas). Estoy contento y era el momento, porque ya tenía una relación consolidada.
¿Esta nueva etapa ayuda a madurar más?
Gracias a Dios cuento con una familia que siempre me brindó una estabilidad emocional y con el paso del tiempo sabes que cuando estás bien, siempre te van a alabar y cuando no salen las cosas, te van a acabar, así que lo importante es ser equilibrado para no creerse ni lo uno ni lo otro y ahora con el matrimonio, la madurez sale más a flote.
¿Ya no más Jairito sino Jairo?
Los amigos me dicen Jairito y, la verdad, no me incomoda porque sé que es de cariño. Yo sé quién soy, un tipo más maduro, pero el que me llamen así no quiere decir que deje de ser un jugador más hecho.