"No nos vamos a ahogar": Eduardo Méndez, nuevo presidente de Santa Fe
El abogado penalista habló con este diario de su cuestionado pasado judicial, el difícil presente del equipo cardenal y los nuevos retos de su administración.
Thomas Blanco- @thomblalin
El pasado viernes, Eduardo Méndez asumió la presidencia de Independiente Santa Fe, el mismo club que manejó entre 2003 y 2007 y al que sacó de la crisis deportiva y económica más delicada de su historia. Hoy, también en aguas turbias, el abogado asumió las riendas del cuadro cardenal, que en lo que va del año apenas ha ganado un partido en la liga (el 14 de abril ante Huila). La crisis sigue acentuándose.
En el Mcdonalds de la 138 con Villas, que es más bien su oficina, habló sin filtros con El Espectador acerca de su pasado judicial, el delicado presente del equipo y las medidas, tal vez impopulares, que deberá tomar en su administración.
Usted dice que no tiene deudas con la justicia. ¿hoy sigue litigando con normalidad?
Acá en Colombia estoy litigando desde el año 1990 hasta la fecha. No he tenido ni tengo problemas, suspensiones o sanciones para ejercer mi profesión.
¿No cree que asumir la presidencia de Independiente Santa Fe lo vuelve a poner en el centro de los reflectores?
Este es un puesto público y por lo tanto los ojos de la gente van a estar encima de mí, pero no me importa. Yo creo que mi vida ha transcurrido normalmente y actúo con mucho más cuidado a comparación de lo que lo hacía en el pasado.
¿Lo pensó dos veces para asumir la presidencia de Santa Fe teniendo en cuenta que va a tener a muchas personas indagando sobre su pasado todo el tiempo?
A mí me cogió por sorpresa la solicitud. No lo pensé mucho porque considero que ya solucioné el desafortunado problema que tuve en el ejercicio de mi profesión y no tengo limitantes. Con mi trabajo va a terminar de sanar la opinión que tiene la gente sobre mí. Hay algunas personas inconformes por haber tenido un problema jurídico, pero esa opinión que tienen la voy a cambiar.
Lea también: Las sombras de Eduardo Méndez Bustos, nuevo presidente de Santa Fe
Entonces, da por sentado que lo que había que arreglar con la justicia ya quedó saldado.
Por supuesto. Es que el problema que tuve fue desafortunado, un momento en el que no pensé que me estaba equivocando. Cuando me di cuenta de que tenía afrontar mi error, lo primero que hice fue poner la cara.
Algo que ha mantenido es que la condena fue por obstrucción a la justicia y no por narcotráfico…
Eso está completamente claro. Mi vida ha sido transparente, nunca he cometido esos delitos. Solo cometí un error en el ejercicio de mi profesión. No tengo relación con el narcotráfico, no he tenido problemas por homicidio, así como tampoco he tenido líos por el delito contra el patrimonio económico.
¿Y cuál fue ese error?
Desafortunadamente le di información, sin pensarlo, a una persona que estaba al margen de la ley. Y esa persona me entregó a la justicia para buscar unos beneficios. Era alguien que ni conocía, un cliente que me había acabado de llegar.
El señor Carlos Alberto Rincón “Chicharrón” argumentó que usted hacía parte de la organización de Luis Caicedo en el cartel de Bogotá…
Ya acudí a la Fiscalía, lo aclaré y no veo el motivo por el cual se retome este tema. El señor Rincón buscaba beneficios y lo que manifestó de mí ya lo aclaré con la justicia.
Pero Chicharrón sostiene que Luis Caicedo y Julio Lozano fueron quienes lo vincularon a Independiente Santa Fe, usted sostuvo que fue por medio de César Villegas. ¿Al fin cómo se dio?
Mi llegada fue fácil. Hugo Prieto, en su poder como presidente del equipo, en algún momento se acercó a mí, me pidió que le colaborara y me acercó con Villegas. Así inició mi paso por Santa Fe. Los señores Caicedo y Lozano son personas que fueron mis clientes. De pronto los que se metieron en el caso Santa Fe fueron ellos. Doy fe que en los años que estuve los movimientos económicos fueron normales. Se sacó una institución adelante, con trabajo, con patrocinios.
¿Entonces, le consta que tanto Lozano como Caicedo no le metieron una inyección económica al club en su presidencia?
No le metieron capital, en los libros está la contabilidad. Tanto así que fue objeto de revisión y nunca se halló nada.
Igual, desde el día uno usted ha dicho que nunca van a encontrar pruebas en su contra…
Es que no hay por dónde. El otro pecado mío es defender a narcotraficantes, pero desafortunadamente esa es mi profesión. Es mi trabajo, para eso estudié.
Esos meses que estuvo en prisión en Miami, que le obligaron a dejar la presidencia de Santa Fe, ¿cómo le cambiaron la vida?
Fueron 30 meses duros. Afortunadamente, cuando llegué, allá la gente me veía con respeto y admiración por haber sido dirigente de fútbol. Se hizo un trabajo social haciendo jugar y mirando fútbol. Eso me sirvió mucho para recapacitar porque sufre la familia, los amigos, los compañeros. Toca andar por buen camino y no cometer errores. Nunca fue mi intención violar la ley. No fue que me llevaron a Estados Unidos, tan pronto me enteré de mi situación, yo mismo puse la cara.
¿En qué consistió ese trabajo social?
Había mucho colombiano. Nos integramos hablando de fútbol, había canchas y organizábamos partidos para buscar que la estadía fuera más llevadera.
¿Qué decirles a los hinchas de Santa Fe que tienen dudas de su pasado?
Entiendo que estén reacios, tuve mucha crítica cuando sonó mi nombre. Día a día bajan y la gente ha ido aceptando. Méndez no le ha hecho daño a Santa Fe y no le va a hacer daño a Santa Fe. Creo que tengo la capacidad de sacar la institución adelante y eso me entusiasma.
¿Qué siente un hombre como Eduardo Méndez al ver que Santa Fe viene de la peor campaña de su historia y no ha podido revertir la situación este semestre?
A uno no le gusta lo que está pasando. No le gusta ver a su equipo en el puesto que está. Hay que solucionar. Soy respetuoso de los puestos y personas, por eso estaba alejado. Empezaré a tomar medidas y hablaré lo que haya que hablar.
Su antecesor, Juan Andrés Carreño, era un tipo con buenas intenciones. ¿Pero no cree que más allá de complejo hotelero, cafés o estadio propio, el foco de Santa Fe en este momento debe ser la parte deportiva?
Totalmente, las buenas intenciones no se le pueden quitar a él, pero así haya participado en el manejo de la junta directiva, para estar en la presidencia se necesita experiencia y eso es lo que le faltó. Buscó otros caminos como la sede, los negocios y yo creo que ahí pudo haber tenido un pecado. Y la parte deportiva sufrió. Si lo deportivo está bien, lo demás llegará por añadidura.
Hablando de la sede deportiva, Carreño dijo que quedó lista en un 85%. ¿Qué pasará con ese activo?
Hay que creerle, no la conozco bien. Se dónde queda porque yo fui el que llevé el equipo a Tenjo. De todas formas, trataré de mirarla porque es un activo y hay que cuidarlo o mirar qué hacer con él.
El tema de la falta de patrocinadores es delicado: se fue Huawei y hubo partidos en los que practicamente no había en la camiseta…
Creo que se falló. No se actuó en el momento preciso. Esto es algo de lo que estamos hablando desde hace mucho rato. A veces, uno no tiene que ser el centro de todo sino saberse rodear y buscar gente que esté especializada en el tema de mercadeo para conseguir lo que toca conseguir.
En ese orden, ¿cómo recuperar la confianza de la empresa privada con el equipo?
Eso no es un problema: si se consiguieron para el Unión Magdalena después de 15 años y hoy cuenta con seis nombres en su camiseta, Santa Fe lo va a lograr. Solo toca trabajarlo con un departamento especializado.
Sin dudas, el gran reto con el que aterriza a Santa Fe es la deuda de 16 mil millones de pesos. ¿Cómo combatirla?
Lo primero es identificar el origen de las deudas. Identificar qué es lo urgente y qué es lo secundario. Mirar de dónde vamos a sacar recursos: hablar con bancos, patrocinadores, en fin.
Entonces, no hay que ser fatalistas…
Esta es una institución grande, no nos vamos a ahogar. Vamos a pasar dificultades, pero toca encontrar recursos como sea para sacar la institución adelante.
¿Esta crisis no le trae viejos recuerdos de cuando sacó a Santa Fe de un momento incluso peor que el actual?
¡Claro! Es un reto más en mi vida. Como si me estuviera volviendo experto en estos retos. Cuando yo llegué a Santa Fe había una deuda de 21.000 millones de pesos, era muy complicada. Tocó buscar patrocinadores, tocó trabajar las bases que después nos dieron algunos recursos. Cuando salí dejamos cimientos que aprovecharon mis sucesores. Ellos supieron aprovechar esas columnas para armar el equipo que nos dio varios títulos.
¿Cómo aplicar ese manual para encarar una crisis en la actualidad?
En esa época, Santa Fe recibía 300 millones de Bavaria y subimos ese capital a 1.100. Llegaron patrocinadores nuevos como Samsung, Cablecentro, llegaron las empresas de energía, acueducto y bebidas energizantes. También vendimos a Aldo Leao Ramírez, Francisco Nájera, 'Neco' Martínez, entre otros. Volvimos a la Copa Libertadores y mejoraron las taquillas.
Y se aprovechó la ley 550…
Con ese capital que entró, se negoció la deuda que había y se sacó a menos del 30% de su valor. Con la capacidad económica que teníamos en mi presidencia no hubo figuras rimbombantes sino trabajo y sacrificio que nos permitieron llegar a una final. Si de algo yo me voy a vanagloriar en la vida es que lo que yo amaba lo saqué adelante.
¿No le quedó un sinsabor de saber que usted sentó unas bases que años después se tradujeron en títulos que celebraron otros?
No, yo creo que eso nunca lo viví. Los disfruté, el único sinsabor que tuve fue cuando el Unión Magdalena, en plena presidencia mía, le ganó a Santa Fe. Fue uno de esos triunfos que no nos gustan, pero tenía que ser así.
También se habló mucho de esa vuelta olímpica que dio con Santa Fe y Pastrana tras 37 años sin conseguir un título…
Ese fue el Florero de Llorente para mi distanciamiento con César (Pastrana), porque él con un compañero suyo negó que me había invitado y eso me dolió bastante. Me sentía merecedor para disfrutar ese título porque cuando yo estuve comenzamos a edificar esos títulos y por eso lo gocé, eso molestó a algunos, como si hubiera querido robarme el protagonismo, eso no fue así.
Santa Fe cortó seis años al hilo asistiendo a torneos internacionales. ¿Cómo afrontar el impacto deportivo y económico que eso trae?
Hay que sentarse a pensar porque de ahí vienen recursos importantes. Cuando no se reciben, se afecta todo. Toca armar un equipo competitivo y pasar estos seis meses, Dios quiera, con trabajo para pelear algo este semestre.
Hay quienes dicen que Santa Fe está recorriendo el mismo camino que América cuando descendió. ¿Qué opina?
No, no, el descenso yo no lo veo. Este año nos dejaría muy mal ubicados si no reaccionamos, pero el siguiente tendría que pasar una fatalidad para no levantarnos. No creo: esa sí sería mi muerte. Si en cabeza mía se resucitó este muerto que era hace 17 años Santa Fe, no creo que mi cabeza lo vaya a enterrar.
La filosofía de Carreño fue construir sobre lo construido, ¿seguirá esa estela?
Soy abogado, no soy ingeniero. No voy a reconstruir, voy a construir presente. La idea es ser ganadores, esa es mi mentalidad.
¿Y qué decir de esa filosofía austera que ha caracterizado al club en los últimos años de no gastar mucho en jugadores?
Yo creo que en el caso mío lo de hoy es pensar en sostenernos. Buscar los recursos para no agrandar la crisis y eso tarde o temprano nos va a ayudar a hacer buenas contrataciones. Quiero trabajar más la parte mental que la deportiva, sé que Bogotá tiene grandes jugadores.
¿Qué opinión tiene del actual técnico Patricio Camps?
Quiero hablar con él para evaluar su conocimiento y saber qué mentalidad tiene. Y así poder dar una opinión más exacta. No sé si él lo recuerda, pero hablé con él unos minutos en un vuelo que tuvo cuando fue a ver el partido contra el Unión en Santa Marta. Fue una charla pequeña, eso me dio un concepto, pero tengo que profundizarlo. Hablamos de fútbol y que el resultado lo había dejado preocupado. Aunque no sé si sabía que yo era Eduardo Méndez.
Y pese a que tuvo tres meses para trabajar este semestre, él ya insinuó que tiene una nómina corta…
Yo hablé con Carreño y él me dijo que todo lo que Camps había pedido se lo habían aceptado. Hoy no debe haber disculpas.
Hablando de ídolos como Ómar Pérez y Luis Manuel Seijas, ¿piensa que llegó el momento de renovar la plantilla?
Esa va a ser la parte más difícil de la presidencia. Porque sé que el hincha los quiere, los adora y algunos hasta los idolatran. Yo como presidente digo que uno debe respetar, querer y corresponder, pero tiene que desprender el corazón y tomar decisiones que tal vez puede golpear a muchos. Nos dieron mucho, yo no voy a desconocer lo que hicieron Omar, Seijas, Robinson Zapata y Juan David Valencia, pero el presente me hace ver unas cosas. Tengo que hablar con el técnico y cuerpo médico para tomar medidas. Lo único cierto es que la medida es para el beneficio del club y para el presente. El pasado ya lo disfrutamos y lo respetamos, pero ya pasó. Hoy vivimos del presente.
Mirando el espejo retrovisor, ¿qué otra cosa del pasado debe corregirse?
Yo soy muy malo para mirar para atrás. Miro hacia delante y no voy a dar ninguna opinión porque no estuve a nivel interno. Tomaré medidas mirando al presente. Sé que no todo va a ser color de rosa. Hay muchas espinas que sortear, lo importante es que vean los resultados.
¿Qué es lo más difícil y más gratificante de volver a la presidencia de Independiente Santa Fe?
La realidad que vivimos es muy complicada, hay muchos problemas y no estamos funcionando, pero lo satisfactorio es manejar lo que uno ama. Y sobre todo cuando lleguen logros.
Ser dirigente en el fútbol colombiano es una especie de selección natural, ¿cuál es el secreto para mantenerse ligado al fútbol luego de tantos años?
Es un bichito que se le pega a uno. Hay que tener carácter, rectitud y ser muy directo para mantenerse. Por eso por ahí puedo seguir opinando…
El pasado viernes, Eduardo Méndez asumió la presidencia de Independiente Santa Fe, el mismo club que manejó entre 2003 y 2007 y al que sacó de la crisis deportiva y económica más delicada de su historia. Hoy, también en aguas turbias, el abogado asumió las riendas del cuadro cardenal, que en lo que va del año apenas ha ganado un partido en la liga (el 14 de abril ante Huila). La crisis sigue acentuándose.
En el Mcdonalds de la 138 con Villas, que es más bien su oficina, habló sin filtros con El Espectador acerca de su pasado judicial, el delicado presente del equipo y las medidas, tal vez impopulares, que deberá tomar en su administración.
Usted dice que no tiene deudas con la justicia. ¿hoy sigue litigando con normalidad?
Acá en Colombia estoy litigando desde el año 1990 hasta la fecha. No he tenido ni tengo problemas, suspensiones o sanciones para ejercer mi profesión.
¿No cree que asumir la presidencia de Independiente Santa Fe lo vuelve a poner en el centro de los reflectores?
Este es un puesto público y por lo tanto los ojos de la gente van a estar encima de mí, pero no me importa. Yo creo que mi vida ha transcurrido normalmente y actúo con mucho más cuidado a comparación de lo que lo hacía en el pasado.
¿Lo pensó dos veces para asumir la presidencia de Santa Fe teniendo en cuenta que va a tener a muchas personas indagando sobre su pasado todo el tiempo?
A mí me cogió por sorpresa la solicitud. No lo pensé mucho porque considero que ya solucioné el desafortunado problema que tuve en el ejercicio de mi profesión y no tengo limitantes. Con mi trabajo va a terminar de sanar la opinión que tiene la gente sobre mí. Hay algunas personas inconformes por haber tenido un problema jurídico, pero esa opinión que tienen la voy a cambiar.
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Entonces, da por sentado que lo que había que arreglar con la justicia ya quedó saldado.
Por supuesto. Es que el problema que tuve fue desafortunado, un momento en el que no pensé que me estaba equivocando. Cuando me di cuenta de que tenía afrontar mi error, lo primero que hice fue poner la cara.
Algo que ha mantenido es que la condena fue por obstrucción a la justicia y no por narcotráfico…
Eso está completamente claro. Mi vida ha sido transparente, nunca he cometido esos delitos. Solo cometí un error en el ejercicio de mi profesión. No tengo relación con el narcotráfico, no he tenido problemas por homicidio, así como tampoco he tenido líos por el delito contra el patrimonio económico.
¿Y cuál fue ese error?
Desafortunadamente le di información, sin pensarlo, a una persona que estaba al margen de la ley. Y esa persona me entregó a la justicia para buscar unos beneficios. Era alguien que ni conocía, un cliente que me había acabado de llegar.
El señor Carlos Alberto Rincón “Chicharrón” argumentó que usted hacía parte de la organización de Luis Caicedo en el cartel de Bogotá…
Ya acudí a la Fiscalía, lo aclaré y no veo el motivo por el cual se retome este tema. El señor Rincón buscaba beneficios y lo que manifestó de mí ya lo aclaré con la justicia.
Pero Chicharrón sostiene que Luis Caicedo y Julio Lozano fueron quienes lo vincularon a Independiente Santa Fe, usted sostuvo que fue por medio de César Villegas. ¿Al fin cómo se dio?
Mi llegada fue fácil. Hugo Prieto, en su poder como presidente del equipo, en algún momento se acercó a mí, me pidió que le colaborara y me acercó con Villegas. Así inició mi paso por Santa Fe. Los señores Caicedo y Lozano son personas que fueron mis clientes. De pronto los que se metieron en el caso Santa Fe fueron ellos. Doy fe que en los años que estuve los movimientos económicos fueron normales. Se sacó una institución adelante, con trabajo, con patrocinios.
¿Entonces, le consta que tanto Lozano como Caicedo no le metieron una inyección económica al club en su presidencia?
No le metieron capital, en los libros está la contabilidad. Tanto así que fue objeto de revisión y nunca se halló nada.
Igual, desde el día uno usted ha dicho que nunca van a encontrar pruebas en su contra…
Es que no hay por dónde. El otro pecado mío es defender a narcotraficantes, pero desafortunadamente esa es mi profesión. Es mi trabajo, para eso estudié.
Esos meses que estuvo en prisión en Miami, que le obligaron a dejar la presidencia de Santa Fe, ¿cómo le cambiaron la vida?
Fueron 30 meses duros. Afortunadamente, cuando llegué, allá la gente me veía con respeto y admiración por haber sido dirigente de fútbol. Se hizo un trabajo social haciendo jugar y mirando fútbol. Eso me sirvió mucho para recapacitar porque sufre la familia, los amigos, los compañeros. Toca andar por buen camino y no cometer errores. Nunca fue mi intención violar la ley. No fue que me llevaron a Estados Unidos, tan pronto me enteré de mi situación, yo mismo puse la cara.
¿En qué consistió ese trabajo social?
Había mucho colombiano. Nos integramos hablando de fútbol, había canchas y organizábamos partidos para buscar que la estadía fuera más llevadera.
¿Qué decirles a los hinchas de Santa Fe que tienen dudas de su pasado?
Entiendo que estén reacios, tuve mucha crítica cuando sonó mi nombre. Día a día bajan y la gente ha ido aceptando. Méndez no le ha hecho daño a Santa Fe y no le va a hacer daño a Santa Fe. Creo que tengo la capacidad de sacar la institución adelante y eso me entusiasma.
¿Qué siente un hombre como Eduardo Méndez al ver que Santa Fe viene de la peor campaña de su historia y no ha podido revertir la situación este semestre?
A uno no le gusta lo que está pasando. No le gusta ver a su equipo en el puesto que está. Hay que solucionar. Soy respetuoso de los puestos y personas, por eso estaba alejado. Empezaré a tomar medidas y hablaré lo que haya que hablar.
Su antecesor, Juan Andrés Carreño, era un tipo con buenas intenciones. ¿Pero no cree que más allá de complejo hotelero, cafés o estadio propio, el foco de Santa Fe en este momento debe ser la parte deportiva?
Totalmente, las buenas intenciones no se le pueden quitar a él, pero así haya participado en el manejo de la junta directiva, para estar en la presidencia se necesita experiencia y eso es lo que le faltó. Buscó otros caminos como la sede, los negocios y yo creo que ahí pudo haber tenido un pecado. Y la parte deportiva sufrió. Si lo deportivo está bien, lo demás llegará por añadidura.
Hablando de la sede deportiva, Carreño dijo que quedó lista en un 85%. ¿Qué pasará con ese activo?
Hay que creerle, no la conozco bien. Se dónde queda porque yo fui el que llevé el equipo a Tenjo. De todas formas, trataré de mirarla porque es un activo y hay que cuidarlo o mirar qué hacer con él.
El tema de la falta de patrocinadores es delicado: se fue Huawei y hubo partidos en los que practicamente no había en la camiseta…
Creo que se falló. No se actuó en el momento preciso. Esto es algo de lo que estamos hablando desde hace mucho rato. A veces, uno no tiene que ser el centro de todo sino saberse rodear y buscar gente que esté especializada en el tema de mercadeo para conseguir lo que toca conseguir.
En ese orden, ¿cómo recuperar la confianza de la empresa privada con el equipo?
Eso no es un problema: si se consiguieron para el Unión Magdalena después de 15 años y hoy cuenta con seis nombres en su camiseta, Santa Fe lo va a lograr. Solo toca trabajarlo con un departamento especializado.
Sin dudas, el gran reto con el que aterriza a Santa Fe es la deuda de 16 mil millones de pesos. ¿Cómo combatirla?
Lo primero es identificar el origen de las deudas. Identificar qué es lo urgente y qué es lo secundario. Mirar de dónde vamos a sacar recursos: hablar con bancos, patrocinadores, en fin.
Entonces, no hay que ser fatalistas…
Esta es una institución grande, no nos vamos a ahogar. Vamos a pasar dificultades, pero toca encontrar recursos como sea para sacar la institución adelante.
¿Esta crisis no le trae viejos recuerdos de cuando sacó a Santa Fe de un momento incluso peor que el actual?
¡Claro! Es un reto más en mi vida. Como si me estuviera volviendo experto en estos retos. Cuando yo llegué a Santa Fe había una deuda de 21.000 millones de pesos, era muy complicada. Tocó buscar patrocinadores, tocó trabajar las bases que después nos dieron algunos recursos. Cuando salí dejamos cimientos que aprovecharon mis sucesores. Ellos supieron aprovechar esas columnas para armar el equipo que nos dio varios títulos.
¿Cómo aplicar ese manual para encarar una crisis en la actualidad?
En esa época, Santa Fe recibía 300 millones de Bavaria y subimos ese capital a 1.100. Llegaron patrocinadores nuevos como Samsung, Cablecentro, llegaron las empresas de energía, acueducto y bebidas energizantes. También vendimos a Aldo Leao Ramírez, Francisco Nájera, 'Neco' Martínez, entre otros. Volvimos a la Copa Libertadores y mejoraron las taquillas.
Y se aprovechó la ley 550…
Con ese capital que entró, se negoció la deuda que había y se sacó a menos del 30% de su valor. Con la capacidad económica que teníamos en mi presidencia no hubo figuras rimbombantes sino trabajo y sacrificio que nos permitieron llegar a una final. Si de algo yo me voy a vanagloriar en la vida es que lo que yo amaba lo saqué adelante.
¿No le quedó un sinsabor de saber que usted sentó unas bases que años después se tradujeron en títulos que celebraron otros?
No, yo creo que eso nunca lo viví. Los disfruté, el único sinsabor que tuve fue cuando el Unión Magdalena, en plena presidencia mía, le ganó a Santa Fe. Fue uno de esos triunfos que no nos gustan, pero tenía que ser así.
También se habló mucho de esa vuelta olímpica que dio con Santa Fe y Pastrana tras 37 años sin conseguir un título…
Ese fue el Florero de Llorente para mi distanciamiento con César (Pastrana), porque él con un compañero suyo negó que me había invitado y eso me dolió bastante. Me sentía merecedor para disfrutar ese título porque cuando yo estuve comenzamos a edificar esos títulos y por eso lo gocé, eso molestó a algunos, como si hubiera querido robarme el protagonismo, eso no fue así.
Santa Fe cortó seis años al hilo asistiendo a torneos internacionales. ¿Cómo afrontar el impacto deportivo y económico que eso trae?
Hay que sentarse a pensar porque de ahí vienen recursos importantes. Cuando no se reciben, se afecta todo. Toca armar un equipo competitivo y pasar estos seis meses, Dios quiera, con trabajo para pelear algo este semestre.
Hay quienes dicen que Santa Fe está recorriendo el mismo camino que América cuando descendió. ¿Qué opina?
No, no, el descenso yo no lo veo. Este año nos dejaría muy mal ubicados si no reaccionamos, pero el siguiente tendría que pasar una fatalidad para no levantarnos. No creo: esa sí sería mi muerte. Si en cabeza mía se resucitó este muerto que era hace 17 años Santa Fe, no creo que mi cabeza lo vaya a enterrar.
La filosofía de Carreño fue construir sobre lo construido, ¿seguirá esa estela?
Soy abogado, no soy ingeniero. No voy a reconstruir, voy a construir presente. La idea es ser ganadores, esa es mi mentalidad.
¿Y qué decir de esa filosofía austera que ha caracterizado al club en los últimos años de no gastar mucho en jugadores?
Yo creo que en el caso mío lo de hoy es pensar en sostenernos. Buscar los recursos para no agrandar la crisis y eso tarde o temprano nos va a ayudar a hacer buenas contrataciones. Quiero trabajar más la parte mental que la deportiva, sé que Bogotá tiene grandes jugadores.
¿Qué opinión tiene del actual técnico Patricio Camps?
Quiero hablar con él para evaluar su conocimiento y saber qué mentalidad tiene. Y así poder dar una opinión más exacta. No sé si él lo recuerda, pero hablé con él unos minutos en un vuelo que tuvo cuando fue a ver el partido contra el Unión en Santa Marta. Fue una charla pequeña, eso me dio un concepto, pero tengo que profundizarlo. Hablamos de fútbol y que el resultado lo había dejado preocupado. Aunque no sé si sabía que yo era Eduardo Méndez.
Y pese a que tuvo tres meses para trabajar este semestre, él ya insinuó que tiene una nómina corta…
Yo hablé con Carreño y él me dijo que todo lo que Camps había pedido se lo habían aceptado. Hoy no debe haber disculpas.
Hablando de ídolos como Ómar Pérez y Luis Manuel Seijas, ¿piensa que llegó el momento de renovar la plantilla?
Esa va a ser la parte más difícil de la presidencia. Porque sé que el hincha los quiere, los adora y algunos hasta los idolatran. Yo como presidente digo que uno debe respetar, querer y corresponder, pero tiene que desprender el corazón y tomar decisiones que tal vez puede golpear a muchos. Nos dieron mucho, yo no voy a desconocer lo que hicieron Omar, Seijas, Robinson Zapata y Juan David Valencia, pero el presente me hace ver unas cosas. Tengo que hablar con el técnico y cuerpo médico para tomar medidas. Lo único cierto es que la medida es para el beneficio del club y para el presente. El pasado ya lo disfrutamos y lo respetamos, pero ya pasó. Hoy vivimos del presente.
Mirando el espejo retrovisor, ¿qué otra cosa del pasado debe corregirse?
Yo soy muy malo para mirar para atrás. Miro hacia delante y no voy a dar ninguna opinión porque no estuve a nivel interno. Tomaré medidas mirando al presente. Sé que no todo va a ser color de rosa. Hay muchas espinas que sortear, lo importante es que vean los resultados.
¿Qué es lo más difícil y más gratificante de volver a la presidencia de Independiente Santa Fe?
La realidad que vivimos es muy complicada, hay muchos problemas y no estamos funcionando, pero lo satisfactorio es manejar lo que uno ama. Y sobre todo cuando lleguen logros.
Ser dirigente en el fútbol colombiano es una especie de selección natural, ¿cuál es el secreto para mantenerse ligado al fútbol luego de tantos años?
Es un bichito que se le pega a uno. Hay que tener carácter, rectitud y ser muy directo para mantenerse. Por eso por ahí puedo seguir opinando…