María Camila Reyes: disciplina e inspiración en Santa Fe
La volante 10, que podría ir al mundial, es una de las goleadoras del conjunto cardenal, que esta tarde enfrenta a América en El Campín por el juego de ida de la final de la Liga Femenina.
Andrés Osorio Guillott
Hay una frase de Pablo Picasso que se repite de tanto en tanto y que en esta ocasión vale la pena traer a colación, pues nos da pie para describir lo que significa María Camila Reyes para Santa Fe: “Cuando llegue la inspiración, que me encuentre trabajando”.
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Hay una frase de Pablo Picasso que se repite de tanto en tanto y que en esta ocasión vale la pena traer a colación, pues nos da pie para describir lo que significa María Camila Reyes para Santa Fe: “Cuando llegue la inspiración, que me encuentre trabajando”.
En los entrenamientos se refleja lo que hemos visto a lo largo de la temporada. Activa, propositiva, generosa con sus compañeras y atenta a los detalles que con y sin balón pueden marcar la diferencia. Una personalidad que puede describirse simplemente diciendo que con 21 años ya ha sido capitana de la selección de Colombia en la categoría sub-20, que está a punto de hacer parte de las convocadas para el Mundial de Australia y Nueva Zelanda, y que para su corta edad es la 10 y el eje de Santa Fe en una campaña en la que las leonas han reafirmado que el proceso de las directivas para potenciar el fútbol femenino es real.
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“Los valores que intento plasmar en la cancha son esfuerzo, humildad, respeto por lo que hago y, sobre todo, amor y pasión. Al fin y al cabo, esto es lo que nos apasiona hacer, que es jugar al fútbol. Y creo que cada vez que entro a la cancha intento plasmar eso, plasmar dinámica, esfuerzo, porque eso es lo que me puede hacer diferente”, asegura María Camila Reyes. Y, aunque no abandona las risas y el carisma, en su voz e incluso en su postura se evidencian madurez y compromiso con el rol que ha sabido asumir como una de las líderes de Santa Fe.
Se lidera con el ejemplo. Este fue uno de los mensajes de Catalina Usme en una entrevista con este diario hace unos meses, en el comienzo de las entregas de “El fútbol tiene rostro de mujer”, que busca resaltar con perfiles las historias de las jugadoras que van a representar al país en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda, que empezará el próximo 20 de julio. Y así como Usme, que es una de las futbolistas que admira Reyes, la volante de 21 años sabe ser ejemplo no solo por su juego, sino también por su disciplina, pues paralelo a sus obligaciones con el equipo también está estudiando Gestión Deportiva para comprender al fútbol desde el otro costado y seguir complementando su profesión. “Yo estudio Gestión Deportiva; actualmente voy en séptimo semestre en la U. Sergio Arboleda. Allí me ofrecen muchas posibilidades para poder estudiar y jugar. Ya ahora me toca hacer mis prácticas empresariales y las estoy haciendo aquí desde el área administrativa, aprendiendo mucho de lo que necesita el deporte, lo que puede necesitar un equipo de fútbol. Hay muchas cosas que es importante aprender y que uno como jugador no se da cuenta, y estando del otro lado de la moneda puedes entender cómo funcionan las cosas y te hace tener una perspectiva diferente”.
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Santa Fe siempre ha estado en el radar de Reyes. Lo estuvo en su debut en el fútbol profesional, en 2017, cuando vistiendo la camiseta de Equidad enfrentó al cuadro cardenal. Y lo estuvo el año pasado, luego de haber salido campeona con el Deportivo Cali. “Mi llegada aquí a Santa Fe fue loca [risas]. No estaba en mis planes jugar acá desde el año pasado, pero siempre estuvieron en el radar. Siempre quise y en mi mente siempre estuvo la pregunta de poder jugar en Santa Fe, por qué no, y llegó el profe Ómar Ramírez y me abrió la posibilidad de hacer parte del plantel, creo que hicimos una buena temporada, a pesar de que no alcanzamos lo que queríamos. Aprendí muchísimo del modelo de juego de él. He crecido también mucho en esta institución, me ha brindado muchas cosas futbolística y profesionalmente tanto en lo deportivo como en lo académico. Me parece una institución muy completa, que valora mucho a la persona. Eso ha hecho que le coja amor. Después de haber enfrentado a este equipo en mi debut y hoy poder luchar para conseguir un título significa un reto muy grande para mí, porque es un equipo grande de Colombia y se merece otra estrella porque ha trabajado duro para eso y lo está haciendo bien”.
Cali fue el primer equipo grande con el que jugó. Tras su paso por Equidad, entre 2017 y 2020, y uno muy corto por Llaneros, María Camila Reyes llegó al cuadro azucarero para ganar el título de 2021 y competir de la mano de Linda Caicedo. “En Cali me sentí muy acogida desde el primer momento en que llegué. Me pareció una ciudad muy bonita, la verdad. El equipo al que llegué, que fue el Deportivo Cali, fue impresionante, me gustó mucho el trabajo que tenían todos a disposición de nosotras. Me sentí acogida, me sentí profesional en todo el sentido de la palabra. Eso fue indispensable para que ese año pudiéramos conseguir el título. Las compañeras con las que compartí... Era como la primera vez que compartía con compañeras tan de alto nivel, con un nivel competitivo alto; eso me impulsaba a esforzarme muchísimo más en cada entrenamiento”.
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En Cali tuvo el reencuentro con Linda Caicedo, a quien ya había tenido de compañera en la selección y la vio de muy pequeña cuando cada una jugaba para las selecciones regionales. Esto sin duda la hace recordar la primera vez con el combinado nacional, cuando no pasaba de los 15 años y ya jugaba con Equidad. “La primera convocatoria fue para el primer comienzo de la liga, fue en 2017, en octubre más o menos, el profesor que en ese entonces tenía la selección a cargo hizo un llamado de 23 jugadoras para conformar la selección en un campeonato que tenía paso al siguiente año. Creo que la convocatoria empezó desde el 2016 incluso. Fue muy bonito porque ahí compartí con todas las compañeras con las que me había enfrentado hace muchos años en selecciones nacionales, en selección Bogotá... Entonces me encontré a Gisela (Robledo), a Linda (Caicedo), a Kelly Caicedo, a Kelly Ibargüen, a jugadoras de los diferentes departamentos que hoy en día también están marcando la diferencia. Fue algo muy bonito saber que podía representar a mi país en otro lado, y no saben la emoción que se siente escuchar el himno de su país en otra tierra, con otra gente”.
Ese 2017 fue un año clave, un momento bisagra, pues a sus 15 años empezó a enfrentar la presión, el ritmo y la responsabilidad del fútbol profesional. Fortalecer la mente y mantener la concentración en lo deportivo para no dejarse vencer por la fama, los medios, las críticas. “El club en el que estaba perteneciendo ese año se llamó Capital Soccer, o se llama porque aún creo que existe; hizo la alianza con el equipo La Equidad, porque así empezaron la conformación de todos los equipos profesionales: empezando a buscar equipos aficionados que tuvieran una buena base, una buena cantera, y, bueno, surgió esta alianza y ahí viene mi salto a Equidad. Fue un proceso muy bonito, fue duro; al ser la jugadora más chiquita. El debut fue algo impresionante porque entrar al Campín con esa cancha tan inmensa... La veía gigante la verdad. Y portar esos colores en ese momento me pareció muy grato y es un recuerdo muy lindo. Una como futbolista tiene altos y bajos. Creo que ese momento era un alto muy alto para mí, al ser la primera chiquita que estaba debutando en la liga profesional. Grandes presiones mentalmente, porque mucha gente esperaba de mí muchas cosas, las cuales en el momento quise dar, di y me siento satisfecha con lo que hice en ese momento. Son procesos bastante complejos por el hecho de saber manejar los medios, las redes sociales, los comentarios, porque para nadie es un secreto que así como vas a tener buenos admiradores, también vas a tener gente a la que no le guste mucho lo que haces; entonces creo que el hecho de uno saberse entrenar, saberse esforzar y saber cómo lo que está haciendo cada día por mejorar creo que es un balance que uno nunca puede dejar de perder, porque por más que estés en tu mejor momento siempre habrá algo por mejorar”.
Así como el 2017 fue importante, el 2022 también tiene su sello en su corta carrera, pues ganó la medalla de oro en los Juegos Bolivarianos y fue capitana en el Mundial Sub-20, donde la selección llegó a cuartos de final y fue eliminada por Brasil. “Lo del año pasado en sub-20 fue un punto y aparte en selecciones para mí, porque estaba desempeñando un rol como lo es portar la cinta de capitán, donde se espera un poquito más de lo que todas dan, teniendo en cuenta que todas deben marcar diferencia, pero con esa cinta un top más. Fue un campeonato donde aprendí muchísimo portando esa banda, creo que tiene como poderes [risas]. Se siente como la energía cada vez que íbamos a jugar un partido, que el equipo se creyera el cuento, que pasáramos de fase de grupos, que la verdad la mayoría lo creyó casi imposible, así que nosotras demostrarnos internamente que pudimos; ¡fue fantástico!”.
En ese proceso con la selección, una de las cosas que más destaca Reyes es poder compartir con quienes han sido sus referentes, no solo por ser un sueño cumplido, sino porque competir con ellas se convierte en una motivación extra para dar lo mejor de sí. “Mis referentes siempre han sido Daniela Montoya, con la cual siempre he tenido una excelente relación, me ha toca ser compañera de cuarto con ella. Catalina Usme, Daniela Arias, Carolina Arias, Sandra Sepúlveda, Yoreli Rincón, Manuela Vanegas, todas esas jugadoras que están marcando la diferencia. Desde chiquita una las veía en televisión y hoy en día poder compartir con ellas y conocer su personalidad hace querer más lo que haces, hace esforzarte un poquito más para poder estar allá”.
Ese momento en que el orgullo significa al mismo tiempo responsabilidad. A sus 21 años, María Camila reconoce que hacer parte del presente y futuro del fútbol femenino es inspirador, pues vive un momento en el que la historia está en sus manos y las de sus compañeras, en que los éxitos obtenidos hasta el momento les han dado un valor extra a las causas que defienden las mujeres, pero que más que las victorias y las hazañas, son los retos y lo que aún falta por construir. “Es muy gratificante la camada que se viene para el fútbol colombiano. Vienen jugadoras con demasiada proyección desde la sub-20 hasta la sub-17 que hizo un papel increíble. Creo que vienen jugadoras con una mentalidad y un recambio diferentes por lo que ya se ha vivido y que fue gracias a todo lo que hicieron las pioneras en su momento, a esas jugadoras que les debemos bastante y que esta generación va a retribuir todos esos esfuerzos que en su momento hicieron. Hacer parte de esta generación implica un poco de responsabilidad”.
Reyes no olvida a Alejandro Rojas, su entrenador en la escuela Metropolitana F. C., que fue donde empezó a jugar fútbol, ni las tardes en las que jugaba con sus primos en el pueblo de su mamá, donde patear la pelota era suficiente para su felicidad. Reyes no olvida sus orígenes ni los valores inculcados en casa por su papá, su mamá y su hermana, con quienes comparte sagradamente los fines de semana cuando el fútbol se lo permite. “Lo que intento plasmar de adentro hacia afuera es eso, como esa entrega por lo que uno hace, no solamente en el fútbol sino en la vida o en lo que tú te quieras proponer y desempeñar, si tú lo haces con amor, respeto y esfuerzo, las cosas se van a dar, porque cada esfuerzo tiene su recompensa”.
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