Se prepara el primer relevo generacional del fútbol femenino colombiano
Las pioneras fueron realmente pocas, pero ya en 2000 apareció la primera gran camada de nuestras cracks, esas que ahora están cerca del retiro, pero que tienen garantizado su reemplazo con jóvenes talentosas y mejor preparadas. Este domingo, desde las 5:05 p.m, se juega la final de la Liga Femenina, entre América y Deportivo Cali.
Quién lo creyera. Hoy, en el estadio Pascual Guerrero de Cali, ante no menos de 30 mil personas, América y Deportivo Cali juegan la gran final de la Liga Femenina BetPlay. Termina el sexto torneo profesional de manera consecutiva.
Llaneros vs. Unión Magdalena: Los detalles inéditos de la manipulación de un resultado
Ha corrido mucha agua debajo de los puentes desde que por allá a finales de los años 80 y comienzos de los 90 algunas mujeres en diferentes regiones del país se atrevieron a calzarse unos guayos y meterse a las canchas a jugar.
A Myriam Guerrero, en Bogotá; Amparo Maldonado, en Cali, y Liliana Zapata, en Medellín, por nombrar solo a las más conocidas, las miraban como bichos raros y las discriminaban. A ellas sí que las discriminaban. “El fútbol no es un deporte para niñas, las que juegan son marimachas o vaya más bien para la casa a cocinar”, les gritaban sus ignorantes rivales al quedar en ridículo tras una gambeta o un enganche de sus inesperadas adversarias.
Eran tiempos difíciles para ellas, porque no encontraban solidaridad. Durante mucho tiempo tuvieron que nadar contra la corriente. Pero vaya que lograron su cometido. Además de darle rienda suelta a su pasión por la pelota y buscar en dónde jugar, tuvieron que promocionar el balompié entre sus amigas, crear equipos y organizar campeonatos para que la actividad fuera creciendo. Todo con recursos propios.
Ya en 1991 se comenzaron a disputar los primeros torneos organizados por Difútbol y se multiplicaron las escuelas de formación deportiva, que antes no existían. Y poco a poco se hizo normal ver a una que otra niña en los potreros y canchas en las que entrenaban.
Cali pegó primero en la final de la Liga BetPlay Femenina 2022
En esa primera década, Antioquia y Bogotá fueron los pioneros del fútbol femenino, seguidos por Valle, Santander, Bolívar y Tolima. Hasta que ocurrió lo inevitable. En 1998 se conformó la primera selección femenina de mayores, que participó en el tercer Suramericano Femenino, en Argentina. En ese plantel, dirigido por Juan Carlos Gutiérrez, se destacaron la capitana Myriam Guerrero, además de Luz Aydé Grisales y la goleadora Sandra Valencia.
Las “Superpoderosas”
Para 2003, el progreso de nuestras futbolistas era evidente. Quedaron terceras en el torneo continental, detrás de Brasil y Argentina, pero habían logrado algo más importante que eso, comenzaron a ganarse un lugar en el ámbito deportivo del país.
Aparecieron tantos equipos femeninos, que en las ligas regionales tuvieron que organizar torneos exclusivamente para ellas. Y las selecciones comenzaron a figurar en los torneos de categorías menores, donde se veía el trabajo de la base.
Se forjó entonces la primera gran generación de futbolistas colombianas, liderada por quienes integraron la selección sub-17 que ganó el título suramericano de esa categoría, en Chile.
Néstor Lorenzo, exasistente de José Pékerman, nuevo técnico de la selección de Colombia
De la mano del técnico Pedro Rodríguez, esas talentosas jugadoras consiguieron su primer éxito internacional y clasificaron al Mundial de la categoría, en Nueva Zelanda. En ese plantel estaban, entre otras, Natalia Gaitán, Yoreli Rincón, Liana Salazar, Paola Sánchez y Tatiana Ariza, goleadora del torneo.
Fueron ellas la base de las selecciones nacionales que en los años siguientes clasificaron a dos Mundiales de mayores (Alemania 2011 y Canadá 2015), dos sub-20 (uno este año en Costa Rica) y cinco sub-17 (con el de India 2022), además de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y Río de Janeiro 2016.
En esos años se consolidó la mayor goleadora de la historia de nuestro fútbol, y para muchos la mejor jugadora, la antioqueña Catalina Usme, gran referente de América, que disputa hoy ante Cali la final de la Liga colombiana.
En la ida ganaron las azucareras 2-1, en Palmaseca, con Linda Caicedo comandando el ataque. La caleña de apenas 17 años representa el relevo generacional del fútbol femenino, al lado de Gisela Robledo, Gabriela Rodríguez, Natalia Giraldo, Wendy Bonilla, Íngrid Guerra, Kelly Caicedo, Manuela Pavi, entre otras. Son ellas los reemplazos de quienes están cerca del retiro y han hecho carreras brillantes, incluso en el exterior, como Natalia Gaitán, Yoreli Rincón, Tatiana Ariza y la propia Catalina Usme.
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“Este es el momento en el que menos debemos bajar la guardia las mujeres. Hemos logrado grandes cosas, pero todavía no son suficientes, así que hay que trabajar más duro para seguir mejorando”, asegura la número 10 escarlata, que ha marcado 53 goles en las seis ediciones de la Liga, además de 39 con la camiseta de la selección y 29 en Copas Libertadores.
La paisa de 32 años, que comenzó su carrera en el club Formas Íntimas, explica las razones de la final vallecaucana: “América y Cali son dos instituciones que le han apostado a proyectos serios con el fútbol femenino, a apoyar incondicionalmente, a consolidar un proyecto, y ahí están los resultados deportivos, que además han logrado seducir a la hinchada para que acompañe”.
Aunque ambos clubes ya se clasificaron para la próxima Copa Libertadores, tendrán este domingo un duelo histórico, la primera final entre equipos de la misma ciudad. Y para Linda Caicedo un sentimiento especial, porque fue campeona con América en 2019 y con Cali en 2021: “No fue un paso fácil, más que todo por la manera en que se lo tomó la gente, pero debemos ser profesionales y estar donde uno se sienta mejor”.
Confesó, tras el partido de ida de la final, que “somos dos equipos muy parejos, luchadores y de gran calidad, el que gane será un justo campeón”.
Quién lo creyera. Hoy, en el estadio Pascual Guerrero de Cali, ante no menos de 30 mil personas, América y Deportivo Cali juegan la gran final de la Liga Femenina BetPlay. Termina el sexto torneo profesional de manera consecutiva.
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Ha corrido mucha agua debajo de los puentes desde que por allá a finales de los años 80 y comienzos de los 90 algunas mujeres en diferentes regiones del país se atrevieron a calzarse unos guayos y meterse a las canchas a jugar.
A Myriam Guerrero, en Bogotá; Amparo Maldonado, en Cali, y Liliana Zapata, en Medellín, por nombrar solo a las más conocidas, las miraban como bichos raros y las discriminaban. A ellas sí que las discriminaban. “El fútbol no es un deporte para niñas, las que juegan son marimachas o vaya más bien para la casa a cocinar”, les gritaban sus ignorantes rivales al quedar en ridículo tras una gambeta o un enganche de sus inesperadas adversarias.
Eran tiempos difíciles para ellas, porque no encontraban solidaridad. Durante mucho tiempo tuvieron que nadar contra la corriente. Pero vaya que lograron su cometido. Además de darle rienda suelta a su pasión por la pelota y buscar en dónde jugar, tuvieron que promocionar el balompié entre sus amigas, crear equipos y organizar campeonatos para que la actividad fuera creciendo. Todo con recursos propios.
Ya en 1991 se comenzaron a disputar los primeros torneos organizados por Difútbol y se multiplicaron las escuelas de formación deportiva, que antes no existían. Y poco a poco se hizo normal ver a una que otra niña en los potreros y canchas en las que entrenaban.
Cali pegó primero en la final de la Liga BetPlay Femenina 2022
En esa primera década, Antioquia y Bogotá fueron los pioneros del fútbol femenino, seguidos por Valle, Santander, Bolívar y Tolima. Hasta que ocurrió lo inevitable. En 1998 se conformó la primera selección femenina de mayores, que participó en el tercer Suramericano Femenino, en Argentina. En ese plantel, dirigido por Juan Carlos Gutiérrez, se destacaron la capitana Myriam Guerrero, además de Luz Aydé Grisales y la goleadora Sandra Valencia.
Las “Superpoderosas”
Para 2003, el progreso de nuestras futbolistas era evidente. Quedaron terceras en el torneo continental, detrás de Brasil y Argentina, pero habían logrado algo más importante que eso, comenzaron a ganarse un lugar en el ámbito deportivo del país.
Aparecieron tantos equipos femeninos, que en las ligas regionales tuvieron que organizar torneos exclusivamente para ellas. Y las selecciones comenzaron a figurar en los torneos de categorías menores, donde se veía el trabajo de la base.
Se forjó entonces la primera gran generación de futbolistas colombianas, liderada por quienes integraron la selección sub-17 que ganó el título suramericano de esa categoría, en Chile.
Néstor Lorenzo, exasistente de José Pékerman, nuevo técnico de la selección de Colombia
De la mano del técnico Pedro Rodríguez, esas talentosas jugadoras consiguieron su primer éxito internacional y clasificaron al Mundial de la categoría, en Nueva Zelanda. En ese plantel estaban, entre otras, Natalia Gaitán, Yoreli Rincón, Liana Salazar, Paola Sánchez y Tatiana Ariza, goleadora del torneo.
Fueron ellas la base de las selecciones nacionales que en los años siguientes clasificaron a dos Mundiales de mayores (Alemania 2011 y Canadá 2015), dos sub-20 (uno este año en Costa Rica) y cinco sub-17 (con el de India 2022), además de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y Río de Janeiro 2016.
En esos años se consolidó la mayor goleadora de la historia de nuestro fútbol, y para muchos la mejor jugadora, la antioqueña Catalina Usme, gran referente de América, que disputa hoy ante Cali la final de la Liga colombiana.
En la ida ganaron las azucareras 2-1, en Palmaseca, con Linda Caicedo comandando el ataque. La caleña de apenas 17 años representa el relevo generacional del fútbol femenino, al lado de Gisela Robledo, Gabriela Rodríguez, Natalia Giraldo, Wendy Bonilla, Íngrid Guerra, Kelly Caicedo, Manuela Pavi, entre otras. Son ellas los reemplazos de quienes están cerca del retiro y han hecho carreras brillantes, incluso en el exterior, como Natalia Gaitán, Yoreli Rincón, Tatiana Ariza y la propia Catalina Usme.
El juego de las mafias IV: El 5-0 a Argentina, de la euforia a la tragedia
“Este es el momento en el que menos debemos bajar la guardia las mujeres. Hemos logrado grandes cosas, pero todavía no son suficientes, así que hay que trabajar más duro para seguir mejorando”, asegura la número 10 escarlata, que ha marcado 53 goles en las seis ediciones de la Liga, además de 39 con la camiseta de la selección y 29 en Copas Libertadores.
La paisa de 32 años, que comenzó su carrera en el club Formas Íntimas, explica las razones de la final vallecaucana: “América y Cali son dos instituciones que le han apostado a proyectos serios con el fútbol femenino, a apoyar incondicionalmente, a consolidar un proyecto, y ahí están los resultados deportivos, que además han logrado seducir a la hinchada para que acompañe”.
Aunque ambos clubes ya se clasificaron para la próxima Copa Libertadores, tendrán este domingo un duelo histórico, la primera final entre equipos de la misma ciudad. Y para Linda Caicedo un sentimiento especial, porque fue campeona con América en 2019 y con Cali en 2021: “No fue un paso fácil, más que todo por la manera en que se lo tomó la gente, pero debemos ser profesionales y estar donde uno se sienta mejor”.
Confesó, tras el partido de ida de la final, que “somos dos equipos muy parejos, luchadores y de gran calidad, el que gane será un justo campeón”.