Willington Ortiz: la estela indeleble del “Viejo” Willy
La leyenda del fútbol colombiano, ídolo de Millonarios y referente del balompié nacional entre los años 70 y 80, recibió este lunes un reconocimiento por su extensa trayectoria dedicada al deporte.
David Escobar Moreno
Con los ojos encharcados, el Viejo Willy —como se le conoce popularmente a Willington Ortiz Palacios— anunció, en noviembre pasado, su regreso al mundo del fútbol. Como si fuera poco, retorna a Millonarios Fútbol Club, equipo que le abrió la puerta al profesionalismo hace 50 años, luego de ser rechazado por varios clubes por su baja estatura: 1.68 metros. Vuelve a la escuadra dirigida por Alberto Gamero, en el que también hay viejas glorias de la institución bogotana como Arnoldo Iguarán y Cerveleón Cuesta. Es decir, historia viva del tradicional club capitalino.
Su nuevo rol en Millonarios será identificar los nuevos talentos de la cantera azul, la cual en los últimos años ha dado varios réditos deportivos y económicos al club. Las lágrimas contenidas del Viejo Willy tienen que ver con toda una vida ligada al deporte rey, pero que en los últimos años estuvo situada desde la baranda como observador, mientras administraba su popular restaurante en el norte de Bogotá, donde es visitado por viejos amigos del fútbol, como el propio Gamero y, a su vez, sirve como museo del considerado por muchos mejor jugador colombiano de la historia.
Más deportes: Kevin Quintero: Imparable
Así lo indicaron la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS) y Diego Armando Maradona, con quien entabló un lazo mientras ambos emergían en el fútbol suramericano de los años 70. Quienes lo vieron jugar hablan de un pequeño hombre de gambeta endiablada que se escabullía de sus rivales con una facilidad tremenda. A los hinchas de Millos que tuvieran la fortuna de verlo primero les brillan los ojos antes de explayarse en halagos y recordar el famoso tridente de ese Millonarios que consiguió dos títulos en los 70: Alejandro Brand, Willington Ortiz y Jaime Morón.
Pero su gran carrera también la disfrutaron los hinchas verdes y rojos del Valle del Cauca. Sobre todo estos últimos, quienes pudieron ver como el gran Willington fue protagonista del América, tetracampeón de Colombia entre 1983 y 1986; y los subcampeonatos de Copa Libertadores de 1985 a 1987. Quienes compartieron camerinos con el enorme Willy, quien durante años también fue el capitán de la selección de Colombia, hablan de un hombre desinteresado en lo económico, solidario con el equipo y comprometido totalmente en el terreno de juego.
Durante la gala del Deportista del Año de El Espectador y Movistar, su paso por los pasillos despertó el interés y las miradas de los asistentes, quienes se acercaban para pedir una foto. “Me halaga mucho que los jóvenes, personas que no me vieron jugar, me pidan fotos. Es muy gratificante que las nuevas generaciones sepan quién soy. Que se deja una pequeña huella. Ahora más con mi vuelta a Millos, porque sienten que soy el integrante del equipo que está más a la mano, ya que los futbolistas están concentrados y poco tiempo tienen para interactuar con el hincha”, dice el Viejo Willy.
Le recomendamos: Nikol Ortega: la sirena santandereana
Durante ese breve diálogo conversamos sobre los talentos que se asoman al profesionalismo y cómo hace la institución azul para cazar a los mejores talentos. “Todos somos hinchas (refiriéndose a Gamero, Iguarán y Cuesta) y buscamos que la gente que llegue al club sepa a dónde viene a jugar, que tengan sentido de pertenencia. Estoy muy feliz de volver y agradezco a la dirigencia porque puedo volver. Siento que me devolvieron algo que había perdido, porque esto ha sido mi vida, siempre ligada al fútbol”, puntualizó el Viejo Willy.
Más del Deportista del Año: David Alonso, el piloto con corazón amarillo, azul y rojo
🚴🏻⚽🏀 ¿Lo último en deportes?: Todo lo que debe saber del deporte mundial está en El Espectador
Con los ojos encharcados, el Viejo Willy —como se le conoce popularmente a Willington Ortiz Palacios— anunció, en noviembre pasado, su regreso al mundo del fútbol. Como si fuera poco, retorna a Millonarios Fútbol Club, equipo que le abrió la puerta al profesionalismo hace 50 años, luego de ser rechazado por varios clubes por su baja estatura: 1.68 metros. Vuelve a la escuadra dirigida por Alberto Gamero, en el que también hay viejas glorias de la institución bogotana como Arnoldo Iguarán y Cerveleón Cuesta. Es decir, historia viva del tradicional club capitalino.
Su nuevo rol en Millonarios será identificar los nuevos talentos de la cantera azul, la cual en los últimos años ha dado varios réditos deportivos y económicos al club. Las lágrimas contenidas del Viejo Willy tienen que ver con toda una vida ligada al deporte rey, pero que en los últimos años estuvo situada desde la baranda como observador, mientras administraba su popular restaurante en el norte de Bogotá, donde es visitado por viejos amigos del fútbol, como el propio Gamero y, a su vez, sirve como museo del considerado por muchos mejor jugador colombiano de la historia.
Más deportes: Kevin Quintero: Imparable
Así lo indicaron la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS) y Diego Armando Maradona, con quien entabló un lazo mientras ambos emergían en el fútbol suramericano de los años 70. Quienes lo vieron jugar hablan de un pequeño hombre de gambeta endiablada que se escabullía de sus rivales con una facilidad tremenda. A los hinchas de Millos que tuvieran la fortuna de verlo primero les brillan los ojos antes de explayarse en halagos y recordar el famoso tridente de ese Millonarios que consiguió dos títulos en los 70: Alejandro Brand, Willington Ortiz y Jaime Morón.
Pero su gran carrera también la disfrutaron los hinchas verdes y rojos del Valle del Cauca. Sobre todo estos últimos, quienes pudieron ver como el gran Willington fue protagonista del América, tetracampeón de Colombia entre 1983 y 1986; y los subcampeonatos de Copa Libertadores de 1985 a 1987. Quienes compartieron camerinos con el enorme Willy, quien durante años también fue el capitán de la selección de Colombia, hablan de un hombre desinteresado en lo económico, solidario con el equipo y comprometido totalmente en el terreno de juego.
Durante la gala del Deportista del Año de El Espectador y Movistar, su paso por los pasillos despertó el interés y las miradas de los asistentes, quienes se acercaban para pedir una foto. “Me halaga mucho que los jóvenes, personas que no me vieron jugar, me pidan fotos. Es muy gratificante que las nuevas generaciones sepan quién soy. Que se deja una pequeña huella. Ahora más con mi vuelta a Millos, porque sienten que soy el integrante del equipo que está más a la mano, ya que los futbolistas están concentrados y poco tiempo tienen para interactuar con el hincha”, dice el Viejo Willy.
Le recomendamos: Nikol Ortega: la sirena santandereana
Durante ese breve diálogo conversamos sobre los talentos que se asoman al profesionalismo y cómo hace la institución azul para cazar a los mejores talentos. “Todos somos hinchas (refiriéndose a Gamero, Iguarán y Cuesta) y buscamos que la gente que llegue al club sepa a dónde viene a jugar, que tengan sentido de pertenencia. Estoy muy feliz de volver y agradezco a la dirigencia porque puedo volver. Siento que me devolvieron algo que había perdido, porque esto ha sido mi vida, siempre ligada al fútbol”, puntualizó el Viejo Willy.
Más del Deportista del Año: David Alonso, el piloto con corazón amarillo, azul y rojo
🚴🏻⚽🏀 ¿Lo último en deportes?: Todo lo que debe saber del deporte mundial está en El Espectador