Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Después de destaparse el caso de corrupción que afectó a la FIFA a mediados de 2015, la Conmebol contrató los servicios de la empresa consultora internacional Ernst & Young para efectuar un análisis de las transacciones realizadas por la institución. Entre las revelaciones del estudio se conoció el monto que recibieron algunos miembros del Comité Ejecutivo de la Conmebol. Uno de los más beneficiados fue el expresidente de la Federación Colombiana de Fútbol Luis Bedoya. Pero también surgió el nombre de Álvaro González Alzate.
Los documentos fueron revelados por la página brasileña Globoesporte y la novedad es que hasta la fecha, además de Bedoya, ningún otro dirigente colombiano había sido relacionado en el caso Fifagate. “Desde hace varios años he sido consultor de la Conmebol. Ese fue un pago por mi trabajo. Suscribimos un contrato de 5.000 dólares mensuales por un año, en el que ayudé a la coordinación de eventos, programas de capacitaciones, organización de torneos y logística”, dijo en diálogo con El Espectador el presidente de la Difútbol. “Quienes llegaron suspendieron el pago en octubre. Esos son los 50.000 dólares que aparecen en esa contabilidad”, agregó en declaraciones con Semana.
Foto: Auditoria de las cuentas de la Conmebol devela pagos a Luis Bedoya y a Álvaro González Alzate / Infoesporte - Globoesporte
En 2016 la Fiscalía abrió una investigación preliminar contra González Álzate por presunto enriquecimiento ilícito. En el documento dado a conocer por el organismo se indicó que el presidente de la División Aficionada del Fútbol Colombiano habría aumentado injustificadamente su patrimonio personal. Además se revisarán otros datos recolectados en el desarrollo de la investigación por estas irregularidades.
La misma fuente periodística destacó que Luis Bedoya recibió tres millones de dólares (8,5 mil millones de pesos). El primer monto (917.507 dólares) fue pagado por sus funciones en el cargo de consejero de la Conmebol. Los otros son pagos de procesos no identificados, explicaron los periodistas de Globoesporte. “Acepté sobornos aproximadamente desde 2007 hasta 2015”, afirmó el exdirigente Bedoya durante el juicio en su contra que se llevó a cabo en la ciudad de Nueva York (Estados Unidos), a partir de noviembre de 2017.
Según Bedoya, junto a los presidentes de las federaciones de Ecuador, Perú, Paraguay, Venezuela y Bolivia, se acordó un negocio con Mariano Jinkis, copropietario de la empresa de marketing deportivo Full Play, para que se le adjudicaran los derechos de transmisión de la Copa América 2011 realizada en Argentina. La asignación de eses derechos se hicieron a cambio de un soborno de un millón de dólares, pagado en dos cuotas de 500.000 para cada uno de los dirigentes involucrados.
Sin embargo, las develaciones del portal brasileño apuntan a que hubo extraños pagos por los derechos deportivos de las ediciones de la Copa América en 2015, 2019, 2023 y la Centenario en 2016. El empresario Alejandro Burzaco, testigo clave en la investigación por el caso de corrupción de la Fifa, aseguró que Datisa, firma creada por Torneos y Competencias (propiedad de Burzaco), Traffic y Full Play obraron irregularmente para retener los derechos de la Copa América entre 2015 y 2023, y que, en marzo de 2013, pagó sobornos de 10 millones de dólares a Jeffrey Webb, presidente de la Concacaf, y a Enrique Sanz, su secretario general, por la realización de la Copa América Centenario en 2016 en Estados Unidos.
El dirigente colombiano Luis Bedoya recibió el dinero a través de una empresa uruguaya llamada Flemick, formada por Full Play, que para concretarlo abrió una cuenta bancaria en el banco Hapoalim de Miami y luego trasladó los dineros a una cuenta en Suiza. En la actualidad Bedoya está privado de la libertad en Estados Unidos, en espera de la sentencia a cumplir. El que empieza a dar explicaciones sobre la inclusión de su nombre en los documentos revelados por el referido portal brasilero, es Álvaro González, por muchos años considerado el mandamás en el futbol aficionado de Colombia. Su presencia por más de 30 años en ese organismo constituye una evidencia de su poder en el mundo del fútbol colombiano.