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Tuvieron modos de actuar distintos y diferencias sustanciales, pero el mismo destino y la misma finalidad: aumentar los ingresos de los clubes más poderosos. En Sudamérica patinaron varios intentos de Superligas similares a la que indignó a Europa esta semana.
Liga Sudamericana de Clubes
La sublevación más reciente contra la autoridad futbolística de la región, la Conmebol, ocurrió en enero de 2016.
Quince equipos de Argentina, Chile, Paraguay, Perú, Uruguay y Ecuador, participantes en la Copa Libertadores de ese año, lanzaron la Liga Sudamericana de Clubes en reclamo de mejoras en los premios y los derechos de televisión.
La iniciativa además pretendió un puesto en el comité ejecutivo de la Conmebol y “más transparencia” en el manejo de recursos, en momentos en que el escándalo del FIFA Gate aún estaba caliente.
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Los brasileños se unieron después, igual que colombianos, bolivianos y venezolanos, para un total de casi 40 elencos de toda América del Sur.
Oficialmente los clubes no hablaron de formar su propia competencia y no cerraron las puertas a equipos pequeños, como en la abortada Superliga europea, aunque en bastidores se decía que buscaban apropiarse de la organización de las copas.
“Nosotros nunca le quisimos competir a Conmebol la capacidad de organizar los torneos. Por eso digo que nos equivocamos con el nombre de Liga Sudamericana, era una asociación de clubes”, explicó el entonces presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici, mandamás de la Liga, a la radio uruguaya Sport 890.
La iniciativa se fue diluyendo en medio de pujas políticas de los clubes, renuncias de equipos e incrementos sustanciales de los premios en los torneos de la Conmebol.
Como le sucede hoy al mandatario del Real Madrid, Florentino Pérez, Angelici se fue quedando solo.
La “Nueva Liga” colombiana
En julio de 2020, en medio de los estragos económicos de la pandemia, los clubes más laureados de Colombia -Atlético Nacional, Millonarios y América de Cali- lideraron un grupo de 16 equipos -algunos de segunda división- que plantearon crear una nueva liga.
Los promotores de la llamada “Nueva Liga” basaron su idea en “un acto de reforma” de la Dimayor, que tiene un mayor control de los grandes clubes, especialmente en la repartición de los derechos de TV, que en Colombia es igualitaria.
Inspirados en la Premier League, esos 16 equipos pretendían invitar a otros cuatro para formar un torneo de veinte escuadras, como se juega actualmente, según medios locales.
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Opositores, como Independiente Santa Fe, quedarían al margen de la iniciativa, que buscaba el respaldo de la Federación Colombiana de Fútbol.
“El fútbol colombiano debe modernizarse, debe reformarse, estar a la altura de los (...) países desarrollados que han promovido el fútbol como uno de los espectáculos más importantes”, dijo en su momento el presidente de Millonarios, Enrique Camacho.
La sedición no duró una semana. Los cerebros retrocedieron, aunque la idea de un cambio radical se mantiene.
‘Clube dos 13’
El caso de Brasil es diferente. En 1987, la Confederación Brasileña de Fútbol alegó no tener dinero para organizar la liga.
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Entonces, un grupo de 12 equipos grandes y tradicionales -Flamengo, Palmeiras, Cruzeiro, Corinthians y Santos, entre otros- organizaron la Copa Uniao. Para incluir a la empobrecida región del Nordeste, añadieron a Bahia y se fundó el ‘Clube dos 13’.
Coritiba, Goiás y Santa Cruz fueron invitados.
“La idea era, realmente, organizar partidos entre nosotros y después crear mecanismos, con el paso del tiempo, de ascenso y descenso”, dijo entonces Carlos Miguel Aidar, expresidente del Sao Paulo.
Al ver que la Copa Uniao era una realidad, la CBF organizó un torneo con los equipos restantes. Sport Recife ganó el campeonato oficial y Flamengo la Copa Uniao.
La CBF propuso un cuadrangular con los dos mejores de cada competición, que el ‘Fla’ se negó a jugar.
Desde entonces, Flamengo y Sport reivindican la estrella de 1987. La puja escaló a la justicia, que en 2017 le dio el título al modesto equipo de Pernambuco, aunque el ‘Fla’ sigue contándolo en su palmarés.
La temporada siguiente, el ‘Clube’ devolvió a la CBF las tareas organizativas del campeonato brasileño, aunque mantuvo la potestad de negociar contratos publicitarios y derechos de televisión.
En 2000, la poderosa asociación organizó el campeonato brasileño -llamado Copa Joao Havelange, en honor al expresidente de la FIFA- debido a impedimentos judiciales de la CBF.
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El ‘Clube dos 13’ se disolvió en 2011 por disputas políticas y económicas.