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Los directivos de los clubes del fútbol se reúnen casi a diario para preparar detalles sobre el regreso a prácticas. Dan un paso adelante y luego uno atrás. No pueden tomar medidas concretas porque dependen de las decisiones del Gobierno, que en la crisis sanitaria tiene otras prioridades.
Incertidumbre, es la palabra que más utilizan los dirigentes en sus videoconferencias, cada vez con menos participantes. Hace dos meses, cuando se estudiaba la posibilidad de decretar la cuarentena, su posición era unánime y solidaria, porque no imaginaban que el receso fuera prolongado.
Poco después comenzaron las discrepancias, pues cada uno tuvo que defender sus intereses y enfrentar los problemas que generó la falta de ingresos. Cada club negoció con sus empleados y puso en marcha un plan para capotear la crisis financiera, mientras Dimayor trabajaba en un protocolo sanitario para proponer el regreso del fútbol a puerta cerrada, sin público.
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Una vez se le presentó ese documento a los Ministerios de Salud y Deportes, quedó claro que para el Estado está aún lejana la posibilidad de que vuelvan las ligas profesionales, la femenina y las masculinas de primera y segunda división.
De hecho, este jueves, Ernesto Lucena propuso crear una “gran mesa de trabajo” para concretar un plan de reactivación de los torneos, pero sobre todo para planear la transformación que requiere el fútbol en nuestro país, lo que quiere decir que pasarán varias semanas o tal vez meses antes de que se llegue a acuerdos entre todos los actores del sector y se ponga en marcha alguna iniciativa, así se haya solicitado que los planteles puedan regresar a prácticas después del 25 de mayo.
“Nos interesa que vuelvan todos los deportes, no solamente el fútbol. No quiero ser irresponsable, pero eso podría ser para agosto o septiembre”, aseguró Ernesto Lucena.
Mientras tanto, en Europa, que ha sido nuestro espejo durante la pandemia en temas sanitarios y logísticos, los equipos han reanudado paulatinamente las prácticas y en Alemania se confirmó que, tras nueve semanas de receso, el sábado 16 de mayo volverá la Bundesliga con seis partidos, dos más se jugarán el domingo y uno el lunes.
Los ojos del mundo entero están puestos en ese experimento, pues de su éxito depende que los demás países arranquen también. Si los resultados en el torneo teutón son positivos, seguramente los demás campeonatos del Viejo Continente se pondrán en marcha en las próximas semanas, porque la mayoría de los clubes ya están entrenando. Un traspié significaría un nuevo aplazamiento del las competencias.
“El regreso del fútbol es una de las decisiones más audaces que hemos tomado”, aseguró la canciller alemana Angela Merkel, quien advirtió que se supervisará que se cumpla un protocolo sanitario muy estricto, basado en miles de test de coronavirus para jugadores y cuerpos técnicos, además de medidas extremas de higiene y seguridad.
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Está claro que un contagio masivo de futbolistas supondría la suspensión definitiva de la temporada y sería una catástrofe económica, además de un mensaje claro para las otras ligas en las que, por infraestructura y logística, será muy complicado implementar los mismos cuidados que en Alemania.
Por ahora, esa reanudación les permitirá a los 36 clubes de primera y segunda división del la Bundesliga, de los que dependen directamente 56.000 personas, recuperar 300 millones de euros de derechos de televisión y evitar la quiebra.
En Italia y Brasil se registraron este jueves nuevos contagios de jugadores de Fiorentina y Flamengo, respectivamente, noticia que retarda los planes de reactivación en esos países.
“En Colombia estamos trabajando más unidos que nunca y volveremos solo cuando las garantías estén dadas. Hemos llamado el protocolo de la vida al plan para volver a jugar a puerta cerrada cumpliendo con todas las exigencias del gobierno. No nos planteamos cancelar la liga”, aseguró Jorge Enrique Vélez, presidente de la Dimayor, quien agregó que “tener fútbol nuevamente es una necesidad de la sociedad colombiana”.