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Desde que se supo que la Roja se mediría en las Eliminatorias a Catar 2022 con Kosovo, un país no reconocido por España, la polémica alrededor de este partido, que enfrentará el miércoles a ambas selecciones, se ha encendido.
Mientras la exprovincia serbia parece ver este encuentro como una forma de afirmación nacional, Madrid pone el acento en que se trata de un simple “acontecimiento deportivo”.
La chispa saltó cuando la Federación Española de Fútbol (RFEF) publicó el anuncio de su convocatoria para los partidos clasificatorios al Mundial de Catar contra “Grecia, Georgia y el territorio de Kosovo”.
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La apelación a la palabra “territorio” despertó las iras de la Federación kosovar, que recordó en un comunicado que “Kosovo es un estado independiente” y amenazó con no jugar el encuentro si no se les permitía usar su himno y su bandera.
“Estábamos dispuestos a no a ir a España debido al trasfondo político de esa decisión (no poder usar sus símbolos)”, dijo a la AFP el secretario general de la Federación Kosovar de Fútbol, Eroll Salihu.
Tanto la UEFA como la FIFA reconocen, desde 2016, como miembro de pleno derecho a Kosovo, que se declaró independiente de Serbia en 2008, a pesar de que algunos países como España o Grecia, que también está incluida en el mismo grupo de clasificación para Catar-2022, o potencias como China y Rusia, no lo han hecho.
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Una Independencia irreversible
España y Grecia, junto a Eslovaquia, Rumanía y Chipre, son los cinco países de la Unión Europea a los que el Europarlamento volvió a instar, el jueves pasado en un informe, a que reconozcan a la exprovincia serbia.
“La independencia de Kosovo es irreversible y su reconocimiento sería beneficioso para la normalización de relaciones entre Kosovo y Serbia, y mejoraría y consolidaría la estabilidad en la región”, señalaron los eurodiputados.
Para Kosovo, el encuentro se perfila como una forma de reforzar su identidad en el concierto de naciones, pero Madrid ha insistido en advertir que se trata de un simple evento deportivo, que no afectará a su posición respecto a Kosovo en el tablero político internacional.
“La disputa de este partido de fútbol entre las selecciones de ambas federaciones en modo alguno altera la postura española de no reconocimiento de Kosovo como Estado”, afirmaron a la AFP fuentes diplomáticas españolas.
Madrid, confrontado a sus propias tensiones separatistas en regiones como Cataluña, teme, salvando las distancias, al precedente kosovar.
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“España, que es una unidad nacional todavía con problemas, quiere evitar verse amenazada por un proceso de ‘balcanización’”, señaló el historiador José Álvarez Junco al diario en línea El Confidencial.
Tensiones deportivas
La posición política española respecto a Kosovo ya generó tensiones en el pasado cuando España renunció a organizar la ronda élite del Europeo sub-17 contra Grecia, Kosovo y Ucrania, que se jugó, finalmente, en Nyon (Suiza) en 2019.
En noviembre de 2018, los kosovares participantes en el Mundial de karate en Madrid lo hicieron bajo bandera de la Federación Internacional de Karate para irritación del Comité Olímpico Internacional (COI), que instó a una solución.
El miércoles, “nos vamos a ajustar a la normativa FIFA y UEFA para este tipo de partidos”, coincidieron en afirmar a la AFP fuentes diplomáticas y de la Federación Española de Fútbol (RFEF).
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“Hemos recibido garantías de la UEFA y la FIFA de que se respetará el protocolo (para partidos internacionales)”, aseguró Salihu, postura que permite pensar que Kosovo podrá utilizar su himno y su bandera en el estadio de La Cartuja en Sevilla, donde se disputará el encuentro.
Un paso que debería servir para apagar el conato de incendio entorno a este encuentro, en el que los kosovares esperan dar la campanada.
“España es uno de los mejores equipos del mundo, pero tenemos un equipo joven y que no le teme a nadie”, aseguró Salihu.