Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Dicen que Josef Bican era muy rápido y que podía correr los 100 metros planos en 10,8 segundos. Una marca sorprendente ya que, por la época en que era profesional, en 1936, Jesse Owens, tras romper el récord mundial y correr la misma distancia en 10,3 segundos, se llevó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Berlín frente a los ojos de Adolf Hitler.
También dicen que cuando “Pepi” era niño jugaba fútbol descalzo y con balones de trapo, y que de ahí logró obtener su habilidad para dominar el balón, otro de los atributos que más le destacan. Su familia, de trabajadores inmigrantes de las industrias de ladrillos en Viena, no podía comprarle unos zapatos para jugar con la pelota, ya que estaba sumida en la pobreza tras la muerte de František, el papá de Josef Bican, que también jugaba al fútbol y que luego de una lesión en el riñón jamás pudo recomponer su estado de salud.
Sin padre desde los ocho años, la vida de Pepi Bican, austriaco de ascendencia checa, nacido en el imperio austrohúngaro en 1913, está construida alrededor de la leyenda de su instinto goleador. Tanto es así que, sin ser un jugador rutilante y de gran renombre en la memoria colectiva del fútbol, logró convertirse en el mayor anotador de todos los tiempos.
Tras formarse en el Hertha de Viena, el mismo equipo de su padre, Pepi debutó en el Rapid Viena en 1931. No eran los tiempos actuales, en los que se contabilizan todas las jugadas, las pelotas en el poste, los tiros de esquina y cada patada que se le da al balón. En esas décadas, cuando el fútbol apenas se estaba volviendo un fenómeno global, las estadísticas se medían de una forma más rudimentaria. De hecho, hoy todavía se discute si a lo largo de su carrera Josef Bican hizo 805 goles oficiales, como dice la FIFA, o si hizo 759 como dicen otros expertos en estadística.
Una carrera extraordinaria
Las crónicas austriacas de esos años relatan que el joven Bican, con 17 años, demostró un olfato goleador único desde los primeros partidos. Los aficionados del Rapid Viena dudaban de la experiencia del delantero, pero en su debut, viniendo desde el equipo de reserva, Pepi marcó tres goles. Esa temporada la culminó con 10 tantos en ocho partidos, sin contar las dos anotaciones que hizo en Copa de Austria.
Lea: Tensión entre Reinaldo Rueda y la Federación Chilena de Fútbol
Bican pasó a ser un ícono del equipo junto a otras estrellas austriacas de esos días como Franz Weselik, Matthias Kaburek y Bimbo Binder, compañeros con los que conformó la famosa banda de ataque a la que llamaban la “Tormenta interior” en los años treinta. Ágil,certero e increíblemente eficaz, Bican duró varios años en el Rapid Viena donde jugó cuatro temporadas y 61 partidos, anotando 68 goles.
Sin embargo, la verdadera explosión de este delantero ocurrió en Checoslovaquia, país en el que obtuvo la doble nacionalidad por su tradición familiar y que hoy se conoce como la República Checa. Según la FIFA y la Organización Internacional de Estadísticas (RSSSF), Pepi Bican convirtió 534 goles en 274 partidos con el equipo Slavia de Praga. Un número casi inverosímil si consideramos que eso significa que Josef Bican, en su etapa futbolística cuando jugó en la región de Bohemia, promedió 1,95 goles por partido.
Pero, a pesar de la extrañeza de esos números, no es raro que en aquel entonces un goleador tuviera semejantes registros. Las formaciones de las décadas de los treinta y los cuarenta se caracterizaban por ser ofensivas, con cinco o seis atacantes y muy pocos defensores.
Lo que si resulta llamativo es que un goleador con más de 800 goles en su carrera no figure como uno de los grandes del deporte rey. Por ejemplo, es curioso que Farenc Puskas, delantero húngaro que jugó entre las décadas de 1940 y 1970, haya sido considerado por la FIFA como el mejor goleador de siglo XX cuando hizo 709 goles, casi cien menos que el austriaco, y nunca se acercó al demoledor promedio de Bican en el Slavia Praga de casi dos goles por partido. ¿Por qué Josef Bican no es considerado como uno de los mejores jugadores de todos los tiempos?
La respuesta, por supuesto, se encuentra en que el palmarés del austriaco no es tan grande como el de otras grandes estrellas. Bican no conformó grandes equipos a nivel de clubes. Fue importante en la primera división de Checoslovaquia y de Austria, pero nunca pudo tener el renombre de participar en una gran competición europea y ganarla, como sí lo hicieron, años más tarde, Puskas y Alfredo Di Stéfano con el Real Madrid, porque en sus mejores años la Copa de Campeones todavía no existía.
Lea también: ¿Nairo Quintana no iría al Tour en 2021?
No obstante, más allá de su baja trascendencia internacional a nivel de clubes, en los treinta y los cuarenta la gloria se media a través de los mundiales de fútbol y Josef Bican apenas pudo disputar uno, el de Italia en 1934. A pesar de no quedar campeón, ese año el equipo de Austria era el favorito para ganar la competición. Lo llamaban el Wunderteam y contaba, además de Bican, que hizo solo un tanto en todo el torneo, con Matthias Sindelar al que apodaban “el Mozart del fútbol” o “el bailarín de papel”. En esos años, Sindelar era la estrella de la selección nacional y uno de los mejores jugadores del mundo. A tal nivel que, hoy en día, todavía se le considera el futbolista austriaco más destacado de todos los tiempos.
Ese equipo quedó eliminado en semifinales contra Italia, el campeón de ese año, después de un gol muy polémico por una falta contra el arquero. Cuatro años más tarde, y a pesar de haber clasificado a la instancia final del mundial en Francia, Austria tuvo que retirarse del certamen tras el Anchluss, que es como se le conoce a la anexión de los austriacos a la Alemania Nazi el 12 de marzo de 1938.
Bican fue un fuerte opositor de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. El año en que Austria y Alemania se volvieron una sola nación para ir a la guerra, Josef Bican junto a Matthias Sindelar, que además era de origen judío, se negaron a jugar el mundial para Alemania.
Pepi, como la mayoría de los jugadores austriacos, huyó a Checoslovaquia, la tierra de sus antepasados, y allá consolidó su carrera. Sindelar, por su parte, decidió quedarse en Austria y adquirió una cafetería. A pesar de las múltiples invitaciones por parte de la selección alemana, la estrella austriaca se negó a participar en el fútbol bávaro y un año más tarde, en 1939, apareció muerto en su apartamento debido a una supuesta intoxicación por dióxido de carbono.
La muerte de Sindelar se convirtió en un símbolo para los austriacos. Pepi Bican, que en Checoslovaquia consiguió lo que hoy se conoce como la ‘bota de oro’, un premio al máximo goleador de Europa, durante cinco años consecutivos, entre el 39 y el 44, empezó a jugar con la selección checa. En 1939, en un partido amistoso, que se disputó entre los checos y la Alemania nazi, y que fue un encuentro muy importante para los futbolistas austriacos que residían en la región de Bohemia por lo que significaba enfrentar a los alemanes después de la ocupación de su tierra y la muerte de Sindelar, el máximo ídolo, Josef Bican anotó un triplete que quedó para siempre en la memoria de la resistencia antinazi en Europa.
Años después, cuando ya había pasado la guerra, la Juventus de Turín intentó fichar a Bican, pero se rehusó porque no quería jugar en uno de los países aliados de Alemania, donde todavía había rezagos de la política fascista de Mussolini. A pesar de su rechazo a la política nazi, Bican tampoco se identificó con el socialismo checo y después de rechazar varias veces volver a participar en la selección nacional, en los últimos años de su carrera, Pepi Bican fue señalado, por parte del gobierno, de ser un “ídolo burgués”. Calificativo que buscaba desprestigiarlo ante sus seguidores, pero que no logró mayor efecto, pues en sus dos últimas temporadas, antes de su retiro y con cuarenta años, anotó más de sesenta goles.
Josef Bican se retiró en la mitad del siglo XX, con unos registros goleadores que hoy día no se han podido igualar. Sus últimos años los vivió en la República Checa como entrenador de varios equipos y murió en Praga a los 88 años en 2001. Si Pepi hubiese jugado con esa selección austriaca de grandes jugadores los mundiales del 38, del 42 y del 46 (estos dos últimos que no se disputaron por la segunda guerra mundial) probablemente hoy tendría un estatus mucho más alto en la consideración de los mejores jugadores de la historia.
A pesar de ello, hoy en día, casi 70 años después de su retiro, todavía ostenta el título del mayor goleador de todos los tiempos. Muchos han querido rebatir ese título. Incluso, dicen que Pelé, el rey del fútbol, tiene 1283 goles, pero que no se los cuentan todos porque hizo más de 500 en partidos que no eran oficiales. Sin embargo, si se hiciera esa misma cuenta con Bican, la FIFA estima que, sumados sus partidos amistosos, el austriaco tendría 1468 anotaciones, casi 200 más que Pelé. Nunca lo sabremos ya que la antigüedad de los datos hace imposible corroborarlo.
Le puede interesar: Rafael Santos Borré, la cuota de gol en el River de Marcelo Gallardo
No obstante, más allá de lo que se dice sobre las primeras leyendas del fútbol, lo cierto es que, según los registros oficiales del máximo ente del deporte, el mayor goleador de la historia es Josef Bican con 805 goles, seguido de Cristiano Ronaldo (758), Pelé (757), Romario (750) y Lionel Messi (715).
La polémica, alrededor del jugador que más goles ha marcado, saltó en el último partido de la Juventus contra el Udinese cuanto CR7, el astro portugués del equipo italiano, anotó un doblete. Según las cifras del periodista MisterChip, y de otros medios españoles, ambos tantos le valieron a Ronaldo para superar a ‘O rey’ Pelé, que tendría 757 tantos, y quedar a apenas un gol de Josef Bican que supuestamente tendría 759 goles.
Seguramente, y a pesar de las discrepancias de la FIFA y otros aficionados a las estadísticas del fútbol, en los últimos años de su carrera Cristiano Ronaldo, e incluso Lionel Messi, podrán romper la cifra de los 805 goles de Josef Pepi Bican. No obstante, la leyenda del austriaco que salió de un barrio pobre en Viena con los pies descalzos a jugar fútbol, enfrentarse a los nazis y ser el mayor goleador de la historia del deporte por casi 100 años no debe quedar en el olvido.
Por: Fernando Camilo Garzón - @FernandoCGarzon