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No habla mucho, si lo hace es por obligación. Por protocolo. Los meses pasan, el silencio llama la atención y suenan los disparos. Pero cuando llega el momento, José toma el micrófono: calma, tranquilidad, respeto. Es paternal. Han sido seis años y seis meses de opiniones divididas. Pero él, a su manera, sin hacer bulla, se ha ganado el cariño de la gente. Han pasado 2384 días desde que Pékerman asumió el timón de la selección de Colombia. Lo que lo convierte en el técnico más longevo al mando del equipo tricolor. ¿Seguirá detrás del timón? Aún nadie lo sabe: todo se definirá este viernes en la reunión que mantendrá con los dirigentes de la Federación Colombiana de Fútbol.
Las cartas están puestas sobre la mesa. En líneas generales, la estela por la que navegan la mayoría de dirigentes es en la de la continuidad del entrenador argentino. Pero hay un punto de discordia: Pascual Lezcano, su representante, no yerno como muchas veces se ha dicho, pues hay unanimidad en que no se quiere que continúe en el equipo. A ciencia cierta nadie conoce el papel real de Lezcano en la selección, pero no se mueve una hoja sin su consentimiento. Es la mano derecha de Pékerman y un hombre muy cercano a los jugadores.
Leer más: Iván Mejía: La encrucijada por la continuidad de Pékerman
Y precisamente esa relación cercana -que en algunas ocasiones, supuestamente sería también de representación- ha generado suspicacias por parte del periodismo, pues se ha criticado, hasta el día de hoy sin ninguna prueba, que Lezcano convoca jugadores para luego venderlos al fútbol europeo. Fabián Castillo, Stefan Medina, Carlos Carbonero, Carlos Sánchez, Juan Fernando Quintero, Wilmar Barrios y Éder Álvarez Balanta son algunos de los futbolistas señalados que supuestamente han pasado al equipo por los contactos de Lezcano. Ese ha sido el dardo que siempre han escogido sus detractores para cuestionar al argentino.
De este tema, siempre tratado con prudencia y silencio por Pékerman, solo se refirió en una ocasión. Y fue cuando empezó la lluvia de críticas: el 6 de septiembre de 2012, hace casi seis años. "Esta es la única vez que voy a hablar del tema. Hemos pasado momentos muy dolorosos por estos temas. Llevo más de 30 años en el fútbol y la palabra ética siempre ha estado en mi diccionario. Se han dicho muchas cosas falsas y eso es muy negativo para la selección. Él (Lezcano) es de mi confianza personal, pero no tiene nada que ver con el cuerpo técnico. Todos queremos lo mejor para la selección", apuntó.
El 9 de octubre de 2015, el delantero Teo Gutiérrez dijo que el tanto que le hizo a Perú en Barranquilla era dedicado al empresario Lezcano. “Gracias a Dios conseguí un gol muy importante para el equipo y quiero dedicárselo a mi familia, a todos mis compañeros y a Pascual (Lezcano), quien siempre ha estado acá en todo momento en la Selección”. (Pascual Lezcano, una mala compañía de Pékerman)
No se le conoce la voz, tampoco los ojos. Por lo general se le ve con gafas oscuras y traje de corbata. Viaja en el mismo avión que los jugadores, porta la indumentaria de la selección y maneja los hilos del equipo. Algo que la Federación quiere frenar antes de cerrar la segunda reelección del técnico que llevó a Colombia a dos mundiales tras 16 años de ausencia en una cita orbital. ¿Aceptará Pékerman?
De hecho, fue Pascual Lezcano, quien en el pasado fue periodista de Argentinos Juniors en el Diario Olé y trabajó también con el Pescara de Italia, equipo al que luego llegó Juan Fernando Quintero, el que cerró la llegada de Pékerman a la selección de Colombia el pasado 5 de enero de 2012.
Ocurrió en el restaurante The Knife, en Miami, donde se reunieron durante varias horas los entonces presidente y vicepresidente de la Federación Colombiana de Fútbol, Luis Bedoya y Ramón Jesurún, el técnico José Pékerman y Lezcano. Todo comenzó como un almuerzo en un lugar especializado de carne argentina, en el que cada cierto tiempo pasaba un mesero a ofrecer diferentes cortes. Entre bocados y copas de vino tinto, se extendió la charla por culpa de un tema por el que casi no se logran ponen de acuerdo: el cambio de modelo de trabajo. En Colombia estaban acostumbrados a entrenadores nacionales a los que se les respetaba su espacio hasta cierto punto, pero no se les daba total independencia. Pékerman fue enfático en exigir que firmaría si le daban el timón del área deportiva de la selección mayor. Y así ha sido: hasta el día de hoy, José Pékerman no ha dado una sola entrevista y no ha sido amigo de periodistas, como sus antecesores del cargo. El pulgar arriba de la dirigencia del fútbol se dio, pero con el compromiso de obtener buenos resultados. (Lea: "Culpar a Pascual Lezcano por la presencia de Pedro o de Juan es menospreciar el talento de quienes están")
Pékerman, un todero de la vida
Pékerman superó los 2.133 días -eso sí,en cuatro ciclos distintos- que dirigió Francisco Maturana a la selección. Y es que los resultados del argentino hablan por sí solos: clasificó a Colombia a un mundial tras 16 años de ausencia. En Brasil 2014 se registró la mejor participación del país en una Copa del Mundo (quinto puesto) y además contó con el goleador del certamen, James Rodríguez. Y en Rusia 2018 dejó a los suyos en el noveno puesto. No fue una mala presentación, pero se esperaba un poco más.
Se ha sufrido, también: el fracaso de la Copa América de Chile, el camino rocoso en las pasadas eliminatorias, pero el saldo, al final del día, es más alegre que espinoso.
Nacido en Villa Domínguez, en la provincia de Entre Ríos, Pékerman es nieto de abuelos ucranianos, un reflejo de los numerosos inmigrantes que se afincaron allí, en la Mesopotamia argentina, a finales del siglo XIX. Sin embargo, el hijo menor de Óscar —un obrero ferroviario— y Raquel no tiene demasiados recuerdos de aquella infancia. Más allá de su nacimiento, el 3 de septiembre de 1949, el hombre pausado, de gesto adusto, ancló sus primeros recuerdos en Ibicuy, al sur de esa misma provincia, donde vendía helados junto a su hermano Luis.
No obstante, al pequeño José le quedaba un traslado más, esta vez definitivo, pues su familia decidió radicarse en Buenos Aires y allí, además de hacer algunos oficios (mesero en la pizzería de su padre, ayudante de cocina), descubrió el fútbol. Fue en las divisiones menores de Argentinos Juniors, equipo con el que debutaría el 12 de julio de 1970.
El trasegar en el oficio lo llevaría a Colombia, donde jugaría con el Independiente Medellín 101 partidos y convertiría 15 goles. En la capital antioqueña nació su primera hija, Vanessa. Y todo parecía andar bien hasta que una lesión en la rodilla acabó con su carrera deportiva, apenas a los 28 años.
Regresó a Argentina, compró un taxi y recorrió las calles de Buenos Aires para ganarse la vida. Llevando y trayendo pasajeros, amasaba el sueño de dirigir. Se sumaría entonces a Ricardo Trigilli, por entonces en Estudiantes de Caseros, y con él pasaría a Chacarita y luego a Argentinos. Y aunque Trigilli salió, Pékerman se mantuvo y asumió las divisiones menores. Y una gran carrera comenzaba entonces.
Un año más tarde, en Qatar, ganó un Mundial de la categoría juvenil para Argentina, luego de una sequía de 12 años, con una generación notable: Juan Pablo Sorín, Walter Coyette y Ariel Ibagaza. Dos años después, se llevó el Sudamericano y también el torneo orbital con una brillante camada de jugadores: Esteban Cambiasso, Juan Román Riquelme y Lionel Scaloni. Y aunque en 1999, en la cita de Nigeria, no pudo revalidar el título, volvería al trono mundial juvenil en 2001, en Argentina, llevándose la copa con una actuación demoledora y unos nombres que sobresalían: Pablo Aimar, Javier Saviola, por nombrar algunos.
Su próximo gran reto sería la selección mayor, con la que haría una brillante eliminatoria y llegaría a los cuartos de final del Mundial de Alemania. Aunque Grondona intentó persuadirlo para que continuara en el cargo, Pékerman decidió que un ciclo había terminado. Dejó a Messi en el banco ante los germanos, en uno de los peores errores en la historia del fútbol argentino. La eterna imagen de Leo con pies estirados y mirada resignada nunca se borrará de la memoria del país albiceleste.
Entonces dirigió a Toluca y a Tigres, en México, hasta que decidió tomarse un tiempo de descanso. Y se cansó de rechazar ofertas. Todo cambió el 4 de enero de 2012. Se sentó al banquillo de la selección de Colombia. Y la alegría ha sido de bando a bando. Porque él tampoco había durado tanto en un cargo que no fuera con equipos juveniles. El argentino más colombiano.
¿Seguirá con Colombia? Nadie lo sabe. ¿Calienta Juan Carlos Osorio, el elegido por Álvaro González, pieza influyente del Comité Ejecutivo? Lo único cierto es que este viernes es el Dia D. A José tampoco le faltan ofertas de la selección de Argentina...