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Más allá de que se haya realizado o no, la Superliga europea sentó un precedente sobre la revolución que tendrá el fútbol en un tiempo cercano. La economía parece dictar la dinámica y la pasión de los hinchas es lo último que se ubica en una pirámide donde prima la palabra “negocio”.
El cuento de la Superliga europea es viejo. Esta iniciativa lleva varios años. No es un asunto del 2021. Desde el año pasado distintos sectores del fútbol se han pronunciado al respecto. Debido a la crisis económica que se desató a nivel mundial por la pandemia, el balompié internacional se vio seriamente afectado y sus ingresos siguen sin ser los de antes, principalmente por la ausencia de público en los estadios.
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Por esta razón, Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, lideró el proyecto de la Superliga. Antes de que se desatara toda la polémica, el dirigente español dijo que: “Estamos todos arruinados. Lo hacemos para salvar el fútbol porque estamos en un momento crítico. Un Real Madrid-Manchester o un Barcelona-Milán son más atractivos que un Manchester con un equipo modesto de Liga de Campeones”.
“Los clubes importantes de Inglaterra, España e Italia tienen que dar solución a una situación muy mala del fútbol. Se han perdido 5.000 millones de euros. El año pasado teníamos un presupuesto de 800 y en vez de eso, terminamos en 700 la pasada temporada. Este año en vez de 900 vamos a ver si ingresamos 600. En dos temporadas 400 millones menos”, dijo Florentino, en El Chiringuito de Jugones, en España.
“Cuando no tienes más ingresos que los de la tele, la única manera es haciendo partidos más competitivos, que puedan ver todos los aficionados del mundo. Si en vez de hacer la Liga de Campeones hacemos una Superliga seríamos capaces de paliar los ingresos que hemos perdido”, consideró.
En total eran 12 equipos los que se postularon para jugar la Superliga: Real Madrid, Atlético de Madrid, Barcelona, Inter de Milán, Milan, Juventus, Chelsea, Manchester City, Manchester United, Liverpool, Tottenham y Arsenal. Otras instituciones como Bayern Múnich o Paris Saint-Germain iban a ser invitadas. Sin embargo, la presión de los entes que regulan el fútbol como la FIFA o la UEFA, e incluso de gobiernos como el de Inglaterra, causaron la renuncia de varios equipos en cuestión de horas y el proyecto terminó estancándose.
Por ejemplo, Aleksander Ceferin, presidente de la UEFA, dijo que “Los clubes de la Superliga serán expulsados de las competiciones europeas lo antes posible. Y sus jugadores no podrán disputar competiciones internacionales con sus selecciones. No dejaremos que pase este escupitajo en la cara”.
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Gianni Infantino, presidente de la FIFA, afirmó también que los clubes que participaran en el torneo “tendrían que afrontar las consecuencias”, y que para el máximo ente del fútbol mundial era clara la desaprobación de la Superliga.
Pero la presión no empezó desde el fin de semana. Desde el año pasado la propuesta no cayó muy bien en los referentes del fútbol. Jurge Klopp, director técnico del Liverpool, dijo que: “Espero que la Superliga nunca suceda. Para mí, la Superliga es la Champions, en la que no juegas siempre contra los mismos equipos. ¿Por qué crearíamos un sistema en el que Liverpool se enfrente a Real Madrid durante diez años seguidos? ¿Quién quiere eso?”.
Asímismo, Toni Kroos, volante del Real Madrid, afirmó que: “Deportivamente sería interesante porque solo habría partidos de alto nivel. Pero la brecha entre los clubes grandes y pequeños se ampliará aún más. No siempre todo tiene que ser más, más rápido, más y más dinero. Estas competiciones tratan de absorberlo todo económicamente, también exprimir a los jugadores físicamente. Pero soy un gran fan de dejar las cosas así cuando van bien. Las Ligas ya son top junto con la Champions League, el Mundial”.
Pese a que un tribunal madrileño adoptó el martes pasado medidas cautelares en las que prohíbe a la FIFA y la UEFA adoptar “cualquier medida o acción” contra la preparación de la Superliga de fútbol, según el auto judicial al que tuvo acceso AFP, la presión de los entes que regulan el fútbol llegaron más allá del propio deporte.
El declive de la Superliga empezó en Inglaterra. El primer ministro británico, Boris Johnson, “reafirmó su apoyo sin fisuras a las autoridades del fútbol y confirmó que tienen el total apoyo del gobierno para tomar toda medida necesaria para frenar este proyecto”, indicó Downing Street en un comunicado después de una reunión con representantes de la Federación de fútbol británica (FA), de la Premier League y de grupos de aficionados de ese deporte en el país. “El primer ministro confirmó que el gobierno no permanecerá inactivo mientras un puñado de propietarios crean su pequeño club privado”, apuntó.
El llamado del gobierno británico provocó acciones casi que inmediatas. El primer anuncio de una renuncia se dio por los lados del Chelsea. Los hinchas del club londinense impidieron la salida de los jugadores hacia el Stamford Bridge para el partido que debían cumplir el martes ante el Brighton. Esas acciones fueron causando un efecto dominó que si bien no derivó en un anuncio oficial por parte de la institución -pues incluso fue la última en hacerlo en Inglaterra-, si llevó a que aficionados y escuadras de la Premier League se mostraran en contra y terminaran renunciando a la Superliga.
En la tarde del martes se dio la seguidilla de renuncias de los clubes ingleses. Arsenal, Chelsea, Liverpool, Manchester City, Manchester United y Tottenham fueron compartiendo comunicados donde hacían oficial su salida de la Superliga. Con solo seis equipos se veía inminente la suspensión del ambicioso proyecto en el fútbol europeo. Y así, con la caída de la mitad de las instituciones que en principio habían firmado, se dio el anuncio del replanteamiento de la propuesta y la pausa de la misma. Al día siguiente, es decir el miércoles 21 de abril, los que anunciaron su salida fueron Inter, Milan y Atlético de Madrid. La Superliga estaba desmoronada.
Florentino Pérez, presidente del Real Madrid y líder de la propuesta de la Superliga, dijo en horas de la noche que: “Llevamos muchos años trabajando en un proyecto que no he sabido explicar. Estoy triste y decepcionado. Era fácil de entender, la Liga es intocable, hay que sacar dinero del partido entre semana. El formato de la Champions está obsoleto y solo tiene interés a partir de los cuartos”. Y sentenció también que la propuesta no caducaba, sino que quedaba en “stand-by”, pues insiste en que su realización beneficiará al fútbol.