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Como estaba previsto, el defensa colombiano Yerry Mina se presentó ayer a los entrenamientos del Barcelona F.C. Llegó a la Ciudad Deportiva del club azulgrana y se ejercitó en compañía de Ivan Rakitic, Samuel Umtiti, Luis Suárez, Philippe Coutinho, Thomas Vermaelen, los otros mundialistas que tenían permiso para extender sus vacaciones.
Los días previos, han sido agitados para el zaguero caucano que el próximo 23 de septiembre cumplirá 24 años. Su tío y representante, Jair, ha sostenido reuniones con varios empresarios para definir el destino del jugador. El técnico del equipo catalán, Ernesto Valverde, no tiene a Yerry en sus planes. A sus allegados les ha confesado que el colombiano no lo convenció durante el semestre que estuvo con el plantel, más allá de sus tres goles y su destacada actuación en el Mundial de Rusia.
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El estratega no lo ve como un líder para la defensa, ni confía en que pueda mejorar lo suficiente como para revertir esa imagen.
De hecho, desde antes de la Copa de Mundo el club ya le buscaba un nuevo destino. Con lo que no contaba era con que el colombiano fuera la figura de su selección y a punta de goles se ganara el corazón de la afición culé, que reclamó su continuidad. Aun así, Valverde avaló su salida.
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Ahora la cuestión es de dinero. El Barcelona quiere sacarle el mejor provecho al buen momento del jugador. Este jueves se cierra el libro de pases en Inglaterra y el Everton ya ofreció 32 millones de euros por Yerry. Su agente ya arregló los términos del contrato. Pero el Manchester United insiste en tenerlo y podría mejorar la oferta.
Lo que falta es tiempo, porque el negocio debe concretarse lo antes posible.
Mina prefiere obviamente el Teatro de los Sueños, aunque siempre deja claro que su prioridad era permanecer en el Nou Camp y triunfar, una tarea que le quedará pendiente.
A punta de teléfono y mensajes se define en estos precisos instantes el futuro de Yerry Mina. Barcelona lo quiere vender lo más caro posible y él busca, igualmente, mejores condiciones. Ofertas no le faltan, pues ha convencido a todo mundo, menos al técnico Valverde, de quien dependía su continuidad como azulgrana.