A 35 años de la gloria naranja de River Plate
Un día como hoy, uno de los mejores equipos de la banda cruzada de la historia, le restregó en la cara a Boca, en su propia cancha, el título del fútbol argentino con dos goles del Beto Alonso. Uno de ellos, con una pelota naranja.
Thomas Blanco
Un 6 de abril, pero de 1986, hace 35 años, River Plate dio la vuelta olímpica en la cancha de Boca Juniors. Un recorrido violento, pero con un sabor de restregarle el título a su rival histórico. Y lo consiguieron.
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Un 6 de abril, pero de 1986, hace 35 años, River Plate dio la vuelta olímpica en la cancha de Boca Juniors. Un recorrido violento, pero con un sabor de restregarle el título a su rival histórico. Y lo consiguieron.
Ese día, el recordado DT Héctor Bambino Veira salió con este equipo, uno de los mejores del equipo millonario en su historia. Nery Pumpido; Eduardo Saporiti, Oscar Ruggeri, Carlos Karabin, Alejandro Montenegro; Héctor Enrique, Américo Gallego, Roque Alfaro; Norberto Alonso; Luis Amuchástegui y Claudio Morresi.
River, con cinco fechas de anticipación, ya era campeón del fútbol argentino. Y cuando le tocó visitar a La Bombonera optó por dar la vuelta olímpica allí. Un suceso que tanto fuera de la cancha con violencia de sus barras bravas como políticamente, con órdenes del mismo presidente, trataron, sin éxito, de evitar.
Todo debían fumigarlo con la pelota dentro de la cancha. Había un mar de papeles blanco en el piso, por lo que Gatti, portero de Boca Juniors, hizo un pedido especial: jugar con una pelota naranja. Una pelota naranja de la que se sigue hablando 35 años después. Y así nació la conmemorativa camiseta de ese color con la que River siempre recuerda ese mítico suceso.
Tras un centro de Alfaro, el Beto Alonso puso el 1-0 de River Plate de cabeza en la primera parte. El legendario gol con la pelota naranja.
Y para la segunda tarde, ya sin el esférico naranja, volvió a aparecer el Beto, que de tiro libre clavó el 2-0 final y puso cifras concretas en la cancha de Boca. Celebración, humillación y fiesta en la cara de su rival histórico.
Un suceso que quedó grabado en la memoria colectiva de los hinchas de River Plate, quienes hoy por hoy, al mando de Marcelo Gallardo, aún se siguen debatiendo cuál de los dos equipos es mejor. Aquel equipo ganó la Libertadores y consiguió un título que aún le falta al actual proceso de Gallardo: ser campeón del mundo.
Ganó la Libertadores, la Intercontinental en Tokio y además se dio el gustazo de festejar el título local en cancha del eterno rival. River ya era campeón a cinco fechas del final cuando visitó a Boca y decidió dar la vuelta ni bien salió a la cancha.
Entre papelitos blancos, Beto, con una pelota, pintó un cielo naranja para River Plate. Un cielo del que se sigue hablando 35 años después.