Ángel Cappa: “El fútbol está agonizando”
Entrevista con el exentrenador argentino, quien se refirió al balompié colombiano, relató su charla con Pedernera y habló sobre el libro que escribió junto a un sociólogo chileno y que une la pelota con la política. Considera que “Maturana fue una inspiración”.
El padre de Ángel Cappa se casó un jueves. Como el dinero era poco, la luna de miel fue en un hotel del centro de Bahía Blanca, ciudad en la que residían en el barrio Villa Mitre. El domingo, el hombre se fue al estadio. “Mi mamá se ofendió muchísimo, no se lo perdonó nunca. Le decía: ‘¿Cómo puede ser que estemos de luna de miel y te vayas al fútbol?’. Treinta años después se lo seguía diciendo”, contó el hoy en día exentrenador argentino, en diálogo con El Espectador.
(Aquí, toda la información deportiva)
Ese amor por el fútbol que le inculcaron a Cappa, “una pasión que solamente termina con la vida”, fue incrementando con sus partidos en potreros y con lo que califica como la “emoción deportiva más grande mi vida”: ser aceptado para jugar en la sexta división del Club Villa Mitre, del que es hincha. Era un mediocampista central que antes de cumplir la mayoría de edad trabajó de empaquetador en tiendas, que llegó a primera y que obtuvo un apartamento cuando fue vendido a Olimpo, el equipo más importante de Bahía Blanca.
“Eso sirvió para independizarme. Te pagaban un sueldo, pero era poco. Entonces, te conseguían otro trabajo. A mí me consiguieron de lector de informativos en una radio. Hacía un turno de tres horas, era facilísimo”, recordó el ser que no deja de promover los aprendizajes que obtuvo, entre otros, de Enrique Omar Sívori, Humberto Maschio, Ernesto Grillo, José Yudica y, por supuesto, su gran maestro: César Luis Menotti.
¿Qué define como el fútbol moderno?
En cada época se vuelve a modernizar. El fútbol moderno es el que se juega en este momento, hoy. Dentro de 10 años será el que se juegue en ese momento. El hecho de moderno o antiguo, para mí, no significa absolutamente otra cosa que el que se jugaba antes y el que se juega ahora. Es cierto que en el fútbol hay diferencias, pero no son esenciales. Lo esencial permanece igual, idéntico.
¿Qué es lo esencial del fútbol?
En primer lugar, la pelota. Es lo más importante y es lo más antiguo. Después tenerla para contar con más posibilidades de poder ganar los partidos. En el fútbol hay que defender, atacar, gestar la jugada y recuperar la pelota. Así era en el año 1910, y así es ahora. Se les ha agregado una mejora física a los jugadores, tienen más resistencia, más velocidad, pero, en general, se juega peor que antes, porque se corre demasiado y eso no significa que se juegue mejor. A veces, en el fútbol, no hay que correr tanto, hay que correr menos.
¿Quiénes son los más grandes revolucionarios en la historia del fútbol?
En primer lugar, Rinus Michels, porque achicó los equipos, achicó hacia delante. A partir de él los equipos jugaban más juntos, presionaban más adelante, abrían la cancha y, por lo tanto, les quitó espacio y tiempo a los rivales. Los obligó a pensar más rápido. Eso fue una revolución táctica muy importante. Eso cambió el fútbol. Y la otra figura muy importante ha sido Menotti, porque le ha incorporado los conceptos, que son la manera de entender el juego. A partir de los conceptos, uno entiende mejor el juego. Y, además, los entrenamientos se hacen con acciones de juego a partir de los conceptos. Eso fue lo que incorporó Menotti y que, para mí, también fue un cambio importantísimo a favor del buen juego. Después hubo otros muchísimos aportes: lo de Telé Santana, lo de Cruyff, ahora mismo lo de Guardiola.
(Johan Cruyff: “Tenía capacidad para imaginarme lo que iba a pasar después”)
¿Cuáles son algunos de esos conceptos que incorporó Menotti?
Todos son importantes y ayudan a entender el juego. Por ejemplo, la razón por la que de espaldas se debe jugar a un toque, la causa por la que para recuperar la pelota debe ir uno hacia ella y, el resto, a los posibles receptores. El motivo por el que cambiar de frente amplía los espacios y por el que utilizar el ancho de la cancha hace que seamos más profundos... un montón.
Le voy a mencionar a otros entrenadores y me dice qué opina de ellos…
Dale.
José Mourinho
Es un entrenador que nunca tuvo respeto por el juego, porque no le interesa el juego. Sobre todo, puso el acento en cómo no dejar jugar al rival y, a partir de ahí, aprovechar los errores del rival o algún contragolpe. Y eso le dio muy buenos resultados: ha salido campeón muchas veces. De modo que ha logrado lo que todos queremos lograr, con otra manera de entender esto. No le interesa el respeto a la historia del fútbol, a la gente… lo único que le interesa es ganar.
Arrigo Sacchi
Revolucionó el fútbol en Italia, donde era muy defensivo. A partir de él, el Milan que dirigió fue un equipo revolucionario, porque atacó. Porque atacaba permanentemente, porque metía a los rivales en su propio campo y se jugaba en 40 o 50 metros... manejaba brillantemente el fuera de juego, el achique de espacios hacia adelante e hizo una verdadera revolución en su país.
(¿Qué es el “catenaccio”?: orígenes, historia y referentes)
Marcelo Bielsa
Un entrenador muy respetuoso del juego, de los rivales, del espectador... muy honesto. Es uno de los entrenadores más importantes dentro de los que respetan el juego y quieren ganar mereciéndolo.
Marcelo Gallardo
Encontró su lugar, que es River, porque él es una parte de River, y ha hecho de River algo muy difícil de lograr, que es hacerlo más grande todavía de lo que es, apostando también por el buen juego. Es uno de los entrenadores más importantes de la historia de River. Por lo tanto, uno de los entrenadores más importantes de la historia actual, moderna, del fútbol argentino.
(Marcelo Gallardo: entre letras y sabiduría)
¿Y destaca a algún entrenador colombiano?
Pacho Maturana fue una inspiración para mí. Un entrenador muy respetuoso del estilo de Colombia. Ha logrado tener un equipo que era maravilloso, con un jugador que ha sido de los mejores que he visto en mi vida, que es el Pibe Valderrama. Una vez escribí un artículo diciendo que al fútbol se juega como jugaba Valderrama. Y tenía otros grandes jugadores ese equipo. Además, respetaba mucho el estilo y el sentimiento del fútbol colombiano, que es un fútbol atrevido, un fútbol vistoso, un fútbol ganador. Después Bolillo Gómez continuó con esa línea de juego, dentro de los entrenadores del fútbol colombiano que más conozco. Hay muchos que, por supuesto, son muy buenos y no conozco.
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En esa selección de Maturana también estaba Freddy Rincón, que, cuando usted dirigía junto a Jorge Valdano, lo llevaron a Real Madrid. ¿Por qué no le fue bien en España?
Un jugadorazo. Jugaba al fútbol como se debe jugar: tocando cuando se tiene que tocar, gambeteando cuando hay que gambetear... de un gran conocimiento del juego y con una gran precisión. Estuvo en el Madrid en un momento que no era el adecuado. Hay veces que hay que llegar en el momento justo a un equipo apropiado. Y ese no era el momento, porque había una gran inestabilidad dentro del club y el equipo. Pero un jugador buenísimo, de los que más me gustaron.
¿Qué jugadores colombianos de la actualidad le gustan?
Cuadrado me gusta mucho. James Rodríguez me gustaba, pero hace rato que no lo veo. Quintero, que fue el que le dio el triunfo a River acá (en Madrid), cuando se jugó la final con Boca. Era un partido en el que Boca estaba mejor, hasta que entró Quintero. A partir de él, River no solamente ganó, sino que dominó el partido. Cambió el partido. Un jugadorazo.
Siguiendo en Madrid, ¿por qué aún hoy en día se sigue escribiendo y hablando de ese Real Madrid de la temporada 94/95, que fue campeón con Valdano y usted a la cabeza?
Porque jugaba bien y tenía muy buenos jugadores. Defensores de una enorme calidad para defender y jugar, centrocampistas enormes, como Redondo, Milla, Martín Vásquez, Míchel, Laudrup, Luis Enrique... tenía delanteros formidables, como Zamorano, Raúl, el mismo Butragueño, que jugó poco porque ya estaba de vuelta, pero era un jugador excepcional. Recuerdo a Amavisca, que también jugaba de delantero. Era un equipo de muy buenos jugadores que, volviendo a lo que te decía antes, llegaron en el momento oportuno al club. Hacía cuatro años que Real Madrid no era campeón, se juntaron todos esos buenos jugadores, defendieron la misma idea que tenía el cuerpo técnico y resultó. Jugaba bien y fuimos campeones.
¿Cómo son los entrenamientos, los ejercicios en campo, para que un equipo juegue como lo hacía, por ejemplo, ese Real Madrid o su Huracán del 2009?
Jugando. A vivir, se aprende viviendo; y a jugar, se aprende jugando. Y se mejora jugando. Claro, en todos los entrenamientos no se puede hacer fútbol, que sería lo ideal, porque es muy desgastante. Entonces, se hace fútbol reducido, rondas con criterio futbolístico, defensores contra delanteros, fútbol a dos toques, a un toque, a tres toques. Se busca la vuelta para siempre estar jugando y siempre entrenar con acciones de juego, porque el juego hace que uno mejore y lo entienda más. Además, se junta lo físico. Hay una anécdota que me contó Paco Seirulo, el del Barcelona, de cuando él estaba de preparador físico en la época en la que dirigía Guardiola. Un jugador le dijo: “Profe, nunca hacemos piques”. Y él le respondió: “¿Cómo que no? Has jugado al fútbol, has hecho fútbol reducido, has picado, has saltado, has corrido, has frenado, has ido para un lado, para el otro... Si quieres lo hacemos sin jugar, pero es mejor jugando”. Esa es la manera en la que entiendo el entrenamiento, y que la transmitió Menotti, como te decía, con los conceptos.
Entre otras cosas, ese Barcelona de Guardiola tenía como sello salir jugando desde el arquero y desde entonces muchos equipos lo hacen y lo siguen haciendo…
Sí, lo que pasa es que copian mal. Como siempre, se copia al que gana. Las cuestiones tácticas tienen un período de caducidad, como los alimentos. Caducan en cierto tiempo. En cuanto a esa manera de jugar, de salir jugando, estamos hablando de que los centrales se abren, los laterales van a la mitad de la cancha y viene un volante u otro a juntarse... Eso sorprendió durante un tiempo, después ya no. Después fueron a marcar a los centrales, a los laterales, al volante que viene y la cosa se complica. Pero los equipos lo siguen haciendo, porque siguen copiando eso, y hay un montón de goles que han recibido los equipos por tener ese tipo de salida. Una de dos: o reciben goles o terminan tirando la pelota a cualquier lado. Se la dan al arquero y él le pega un pelotazo a cualquier parte. Creo que eso fue útil, como es útil cualquier cuestión táctica, durante un tiempo limitado. Lo que nunca se termina es la creatividad del jugador. El talento creativo del jugador no tiene límites.
(El Barcelona de Guardiola: orígenes y revolución de una obra eterna)
¿Por qué ese talento creativo se da tanto en Argentina, donde han nacido varios de los mejores jugadores de la historia?
Por muchas razones. En primer lugar, porque el jugador que aparece no tiene espejos porque los jugadores se van rápidamente. Inclusive, antes de madurar. Antes de formarse como jugadores, ya son vendidos, por una situación económica que ha obligado a los clubes a vender jugadores rápidamente. Un jugador hace dos goles, o le da tres veces la pelota a un compañero, y ya lo venden. Además, en las divisiones menores no se trabaja bien, se trabaja impidiendo al chico que juegue, que se divierta, dándole tareas y obligaciones, cuando en realidad lo que hay que procurar en esa época es que juegue, que sea amigo de la pelota, que se divierta, que cree, que se equivoque, que es una manera de aprender. En la formación del jugador en Argentina eso no existe, porque quieren que rápidamente aparezca en primera y rápidamente se vaya. No le respetan el proceso de formación. Y por tantas otras razones...
¿Y con esta selección de Argentina, que ganó la Copa América y ya está clasificada al Mundial de Catar, considera que el fútbol argentino está reencontrándose?
Sí. En mi criterio, hay un cuerpo técnico que es muy inteligente, que, a pesar de no tener experiencia, supo hacer las cosas como se deben. Han convocado jugadores que son respetuosos del estilo argentino de juego. Han tratado de formar un equipo, al que se le agrega Messi. Y no al revés, como se hacía hasta ahora: que ponían diez jugadores y le daban la pelota a Messi para que resolviera todos los problemas. Ahora, él puede incorporarse y aportar todo su gran talento a un equipo ya hecho. El único problema es que no tienen tiempo para entrenar y eso limita la posibilidad de crecimiento. Es un problema que tienen todos los seccionadores del mundo en este momento. Pero en el cuerpo técnico de Argentina son inteligentes, porque repiten la formación del equipo. Entonces, aunque no puedan entrenar, por lo menos juegan casi siempre los mismos.
De cara a Catar, ¿cómo analiza el nivel del equipo argentino en referencia a los seleccionados europeos?
Argentina siempre es candidata, por la historia y el espíritu competitivo que tienen los jugadores. Son jugadores que han ganado con Menotti, han ganado con Bilardo... se adaptan. Por lo tanto, siempre es candidata. Lo que pasa es que en este momento hay muy buenos equipos en Europa, y ya no es EL CANDIDATO. Y no solamente en Europa, también en Suramérica. Ya no es EL CANDIDATO, sino que es uno de los candidatos. Igual que Brasil, por ejemplo.
¿Cuáles son las verdaderas diferencias, en el juego, entre las filosofías de Menotti y Bilardo, quienes dividieron a los futboleros argentinos y fue una disputa que traspaso fronteras?
Siempre ha estado eso. No es Menotti o Bilardo. Son dos maneras de entender el fútbol, y de entender la vida. También en algún momento hubo un Mourinho contra Guardiola, por ejemplo. Unos representan una manera de entender el juego y otros, otra manera de entenderlo. Unos dicen: “Para mí el juego es tan importante como el resultado”, y otros dicen: “A mí el juego no me interesa y lo único que me interesa es el resultado”. Hay una manera de vivir en la que lo único que importa es el éxito, que se puede traducir en tener cosas, en tener dinero. Y hay otra manera de vivir en la que el éxito no es tan importante, sino que lo importante es el camino, no el objetivo. También es importante el objetivo, pero el camino es tan importante como él. Dos maneras de vivir, de jugar.
No sé por qué se entiende, sobre todo en Argentina, que, cuando uno habla de Bilardo, habla de un ganador, y, cuando habla de Menotti, como escuché hace poquito, habla de alguien que tiene más palabras que títulos. Y, sin embargo, Menotti ganó seis títulos y Bilardo dos. No entiendo por qué se sigue diciendo que Bilardo es ganador y que Menotti no. Entonces, a ellos, que les interesa ganar, pues Bilardo ganó dos veces nada más. El juego interesa mucho, en la medida en que yo me respete como persona. Vamos a hacer una comparación, que a lo mejor no es tan acertada. Yo puedo comer tirado en el suelo una pata de pollo, con la mano, y me estoy alimentando, que, finalmente, para eso como. Pero, como me respeto como persona, necesito un mantel, un plato, cubiertos, un vaso, una compañía, una comida bien presentada. ¿Por qué eso, si al final me voy a nutrir igual? Porque me respeto como ser humano y, en la medida en la que yo me siga respetando como ser humano, el cómo me interesa tanto como el objetivo.
Ese tipo de comparaciones las ha hecho con otras artes, como la literatura. ¿Qué libros lo han marcado?
Muchos, pero hay dos que me han dado una llave para entender la realidad. Uno es Para leer al Pato Donald, de Dorfman y Mattelart, que fue publicado en el 71 en Chile y que nos explica los mensajes subliminales que hay en todos los mensajes, en la literatura, en la radio, en la televisión... en todo hay un mensaje subliminal, que es tan importante como lo que se dice directa y literalmente. Y el otro libro es Pedagogía de lo oprimido, de Paulo Freire, que, a partir de la educación, me hizo entender también aspectos de la vida. Él dice que el maestro no enseña al alumno como si el alumno fuera una caja vacía que hay que llenar de cosas para luego repetirlas. Sino que el maestro y el alumno van descubriendo la realidad, juntos. Y para el alumno llega un momento en el que no sabe si lo que aprendió lo aprendió por él o por el maestro. Es decir, que la gran obra de un maestro es pasar desapercibido. Y eso también me sirvió para el fútbol. Yo no le voy a enseñar a un jugador el juego, yo le voy a ayudar a que él descubra el juego. Yo lo voy a orientar y, si él va descubriendo el juego, es mucho mejor que si yo se lo impongo. Son dos llaves que me hicieron entender más una realidad en la que yo veía las injusticias, pero no entendía su causa. También por otros libros y además por la práctica, por vivir. Así como Menotti me dio una llave para entender el fútbol, estos dos libros me dieron la llave para entender la realidad.
¿Cuál es su realidad en estos momentos?
El capítulo de dirigir está cerrado. Yo entiendo que hay etapas en la vida, y que hay edades para cada cosa. Yo ahora no podría ser padre de un niño recién nacido, porque no tendría paciencia, ya mi etapa pasó. Ahora ya soy abuelo. Entonces ya me manejo como abuelo, no como padre. Ya tengo hijos grandes, adultos. Y en el fútbol, de la misma manera que se termina tu etapa de jugador, también se termina la etapa del entrenador, porque para entrenar hay que tener mucha energía, entusiasmo, voluntad y pasión. Y eso con el tiempo se va debilitando y ya no soportas cosas que la juventud te hacía soportar, tolerar y superar. Inclusive, supongo que tampoco tendría fuerza para todos los días levantarme, cambiarme e ir a entrenar. Supongo, no lo sé. Ahora tengo otra etapa de mi vida, en la que estoy con mi familia, escribo libros y artículos, asisto a presentaciones de libros, participo en actos políticos y literarios, voy al cine y al teatro, estoy con mi mujer, mi familia y mis hijos, veo películas y veo partidos que me interesen. Antes veía todos. Ahora no. Si no me interesa, no lo veo. Y si empiezo a ver un partido de fútbol y me aburro, lo abandono, no tengo porque aburrirme.
¿Qué partidos le han interesado recientemente?
Los del Manchester City me interesan siempre. Es una maravilla ver jugar al Manchester City. Cada vez que va a jugar es una promesa de felicidad. Y hay otros equipos también. El otro día vi Chelsea-Liverpool: partidazo. Con ligeras variantes en el estilo, pero ambos atrevidos, con una gran precisión y velocidad. Acá me gusta mucho el Rayo Vallecano, aunque tiene jugadores que no son del gran nivel. Juega bien al fútbol. Es un placer ver a un equipo modesto jugando bien.
Tiene a Radamel Falcao García: ¿cómo analiza su regreso al fútbol español?
Muy bien. Cayó en un equipo apropiado para él, porque juega al fútbol, le puede dar a él muchas posibilidades para su posición como delantero. Creo que estará muy feliz. Otra cosa sería si hubiera ido a un equipo que juega de contragolpe y que mete pelotazos largos. Ahí se sentiría mal.
¿Cree que Xavi Hernández va a recuperar la identidad del Barcelona?
Sí, la va a recuperar. Lo que pasa es que una cosa es recuperar la identidad y otra cosa es el tiempo para recuperar la identidad. Hay gente que piensa que llegaba Xavi y decía: “Buenas tardes, vamos a recuperar la identidad del fútbol del Barcelona”, y ya estaba. Y no. Eso necesita un tiempo e ir incorporando jugadores para su idea de fútbol, porque esto es el máximo nivel. No alcanza jugar bien para jugar en el Barcelona. Hay que tener mucho más, como también en el Madrid y en todos los equipos de primera línea. Hay que tener un plus. Por esos son pocos los jugadores privilegiados que llegan a ese nivel. Entonces, el Barcelona debe recuperar jugadores de ese nivel, pero, sin duda, Xavi va a recuperar su estilo.
Es inevitable mencionar a Xavi y no recordar cuando jugaba en el Barcelona de Guardiola. ¿Cuál era la clave de ese equipo?
Hace muchos años, cuando recién comenzaba ese Barcelona, escribí otro artículo en el que dije que las columnas vertebrales del Barcelona eran Xavi e Iniesta. Que todo el estilo del Barcelona se asentaba en esos dos jugadores, además de otros grandes futbolistas que tenía. Y, a partir de eso, Messi le agregaba toda la magia, todo el talento, todo lo que no está escrito, toda la genialidad. Pero, sin esas dos columnas, era muy difícil que Messi hubiera podido hacer todo lo que hizo. Y a ese equipo, sin Messi, también le hubiera sido más difícil conseguir todo lo que consiguió.
Sin ánimo de comparar, ¿cómo describiría las formas de jugar de Messi y Maradona?
Así es, son incomparables, porque todos los cracks de ese nivel son únicos e irrepetibles. Por eso son incomparables. No se puede comparar a Pelé con Maradona, o con Messi, o con Di Stéfano, o con Cruyff, o con otros tantos grandes jugadores. Cuando se llega a ese nivel, son únicos. Son parecidos, claro, porque están jugando al fútbol, pero son incomparables. Uno puede elegir un jugador u otro, de acuerdo con lo que te guste más. Es como si estás escuchando a dos grandes músicos, Beethoven y Mozart, y tú me preguntas cuál es mejor: no se sabe cuál es mejor, es cuál te gusta más. Y si me preguntas, a mí me gustaba más Maradona. No me preguntes por qué, porque no lo sé. Alguna vez escuché a alguien que decía: “Si yo alguna vez averiguo por qué quiero a mi mujer, en ese momento la dejaré de querer”. No sé por qué la quiero ni quiero saberlo, pero eso es lo bueno, es lo lindo.
¿Qué está escribiendo?
Estoy escribiendo algunas cosas de fútbol en un libro que pienso y no pienso publicar. En un improbable futuro libro.
¿Por qué no lo publicaría?
No sé, porque voy escribiendo y amontonando, como todos los libros que escribí. Lo que sí está por aparecer es un libro que hice con el sociólogo chileno amigo mío, Marcos Roitman, que se llama Fútbol y política: conversaciones desde la izquierda. Y ahora estoy escribiendo cosas del fútbol y la vida, y por ahora el título que le he puesto es: De fútbol y de la vida en órsay.
Como en las plateas argentinas...
Sí, la vida en órsay, porque es la vida al margen de lo establecido.
¿El juego puede salir de lo que se encuentra establecido en la actualidad? ¿Qué cambios tácticos pueden llegar y para dónde va el fútbol?
Soy pesimista, lamentablemente, en el largo plazo. El negocio se ha apoderado del fútbol, lo ha transformado. Los jugadores, como ha dicho Kroos, son títeres manejados por los grandes intereses económicos. La tecnología, que no tiene nada que ver con el fútbol, se ha apoderado también de él. Al fútbol tratan de cuantificarlo y no es cuantificable. El fútbol es como la literatura, como el arte, no se puede cuantificar. Yo no puedo tener un dato de que el número cinco de tal equipo dio 20 pases acertados y ocho equivocados, porque eso no me dice nada. Porque lo esencial de eso es saber por qué se equivocó, por qué acertó y, lo más importante, la calidad del pase. Y eso no es medible. Y la tecnología se está apoderando, porque detrás de eso hay un gran negocio y, por lo tanto, el negocio se devora al fútbol, lamentablemente. Por ahora, nos aferramos a algunos jugadores que siguen llenándonos de alegría, a algunos equipos, pero son excepciones. En general, los partidos que uno ve son muy aburridos, porque no hay engaño, porque no hay riesgo. Es previsible.
Justamente en el libro “Fútbol sin trampa”, que son conversaciones entre Menotti y usted, definen al fútbol como un fenómeno cultural. Con eso que menciona, entre otros hechos, como la posibilidad del Mundial cada dos años, ¿cree que en algún momento el fútbol puede dejar de ser un fenómeno cultural?
No lo sé, porque al fútbol lo han querido matar muchas veces y ha resucitado siempre. Ahora van en serio. El fútbol está agonizando, pero hay que confiar. “Tantas veces me mataron, tantas veces me morí. Sin embargo, estoy aquí resucitando”, como canta Mercedes Sosa. Al fútbol le pasa lo mismo. Vamos a guardarnos un poquito de esperanza y pensar que puede resucitar de todo este atropello que está recibiendo de parte del negocio. Lo salvamos entre todos o no tiene salvación.
(Menotti, Cappa y definiciones del fútbol)
¿Qué papel pueden cumplir los entrenadores en esa salvación del fútbol que menciona?
Hay muchos jugadores que dirigí que son entrenadores y los quiero, les tengo un gran afecto y estoy con ellos: Barros Schelotto, Eduardo Domínguez, el Chiche Arano, que está trabajando en divisiones menores; Mauro Navas, que está trabajando en menores en Boca; Rubén Rossi, que es un preparador de fútbol base con unos conceptos maravillosos. Ahí creo que debe empezar a resucitar el fútbol, en la base. Hay que empezar con entrenadores que vuelvan a hacernos disfrutar del juego. Al jugador, sobre todo. Los nuevos Maturana del fútbol colombiano tienen que ir a la base, para volver a resucitar eso que tanto nos emocionó y nos hizo felices.
Otro hombre que revolucionó el fútbol colombiano fue Adolfo Pedernera. ¿Cómo fue la charla que tuvo con él?
Me citó en una cafetería a la que iba, donde tenía una mesa para él solamente. Estuve 20 minutos antes para no llegar tarde, pregunté por él y me dijeron: “El Maestro no ha venido, esa es su mesa. Espérelo”. Él llegó puntual y me hablaba de cómo jugaban ellos, que era lo que quería aprender: cómo entendían el juego, cómo entrenaban... También hablé aquí en Madrid con Di Stéfano y aprendí de ellos algo muy importante: la humildad. Estamos hablando de próceres del fútbol, de gente que inventó el fútbol, y ¡la sencillez que tenían! Poseían un amor gigante por la pelota y el juego. Me reunía con ellos para eso: para que me dijeran cómo defendían, cómo atacaban y cómo veían los partidos.
Esos conocimientos los aplicó en su recordado Huracán de 2009, que aún es recordado a pesar de haber perdido el título en ese último partido contra Vélez. ¿Qué hizo para formar ese equipo?
Lo mismo que hice en otros equipos donde no lo logré. ¿Sabés por qué lo logré en Huracán? Porque había jugadores para lograrlo y porque se dieron unas circunstancias en el momento preciso. Racing del 98 jugó también muy bien, pero en ese momento declaró la quiebra, hubo un desajuste institucional muy grande y no eran las condiciones apropiadas. En cambio, en Huracán, a pesar de ser un club muy modesto, donde cobrábamos muy poco y cuando podíamos, se juntaron jugadores y cuerpo técnico de una misma idea. Yo trabajaba con Fatiga Russo, que había sido el volante central en Huracán del 73, con Menotti. Muy buenas personas.
Se fueron dando las cosas antes de tiempo. Hace poco escuchaba una entrevista a Guardiola y lo envidiaba porque decía que hace seis años está con su equipo. Yo decía: “¡Dios mío! Yo nunca pude estar más de seis meses en ningún lado”. Porque los equipos se deshacían. El equipo de Huracán duró 19 partidos. Es decir, algo que recién estaba empezando se disolvió por las razones económicas que te decía. Soñábamos lo mismo, disfrutábamos de lo mismo, los entrenamientos eran un placer, no había que imponer nada, estábamos de acuerdo con los jugadores.
Fue algo emocionante. Yo también me enamoré de ese equipo y yo también me emocionaba. Veía a la gente en las tribunas llorando de emoción y yo haciendo esfuerzos en el banco para no llorar delante de la gente, porque yo también lo veía como entrenador y como hincha: lo disfrutaba. Después tuvieron que apelar a lo más corrupto del fútbol argentino para quitarnos el campeonato. El fútbol argentino es corrupto y tramposo. Desde toda su historia, prácticamente.
Vélez era muy buen equipo y tenía más experiencia que nosotros. Tal vez eso haya pesado en ese último partido. Pero te cuento una cosa: cuando dirigía a River y por primera vez volví a la cancha de Huracán, vi una pancarta que me dio una alegría enorme. Decía: “Nunca más nos podrán decir que ganar es lo único”. Y te cuenta otra alegría más que nos dio ese Huracán. En la ruta de Buenos Aires a Mar del Plata unos hinchas pusieron un cartel, antes de que se terminara el campeonato, sin saber si íbamos a ser campeones o no, que decía: “Gracias, Huracán, por tanto fútbol”. Esos son logros maravillosos. Es algo hermoso que demuestra que, efectivamente, no solo vale ganar. También valen otras cosas.
El padre de Ángel Cappa se casó un jueves. Como el dinero era poco, la luna de miel fue en un hotel del centro de Bahía Blanca, ciudad en la que residían en el barrio Villa Mitre. El domingo, el hombre se fue al estadio. “Mi mamá se ofendió muchísimo, no se lo perdonó nunca. Le decía: ‘¿Cómo puede ser que estemos de luna de miel y te vayas al fútbol?’. Treinta años después se lo seguía diciendo”, contó el hoy en día exentrenador argentino, en diálogo con El Espectador.
(Aquí, toda la información deportiva)
Ese amor por el fútbol que le inculcaron a Cappa, “una pasión que solamente termina con la vida”, fue incrementando con sus partidos en potreros y con lo que califica como la “emoción deportiva más grande mi vida”: ser aceptado para jugar en la sexta división del Club Villa Mitre, del que es hincha. Era un mediocampista central que antes de cumplir la mayoría de edad trabajó de empaquetador en tiendas, que llegó a primera y que obtuvo un apartamento cuando fue vendido a Olimpo, el equipo más importante de Bahía Blanca.
“Eso sirvió para independizarme. Te pagaban un sueldo, pero era poco. Entonces, te conseguían otro trabajo. A mí me consiguieron de lector de informativos en una radio. Hacía un turno de tres horas, era facilísimo”, recordó el ser que no deja de promover los aprendizajes que obtuvo, entre otros, de Enrique Omar Sívori, Humberto Maschio, Ernesto Grillo, José Yudica y, por supuesto, su gran maestro: César Luis Menotti.
¿Qué define como el fútbol moderno?
En cada época se vuelve a modernizar. El fútbol moderno es el que se juega en este momento, hoy. Dentro de 10 años será el que se juegue en ese momento. El hecho de moderno o antiguo, para mí, no significa absolutamente otra cosa que el que se jugaba antes y el que se juega ahora. Es cierto que en el fútbol hay diferencias, pero no son esenciales. Lo esencial permanece igual, idéntico.
¿Qué es lo esencial del fútbol?
En primer lugar, la pelota. Es lo más importante y es lo más antiguo. Después tenerla para contar con más posibilidades de poder ganar los partidos. En el fútbol hay que defender, atacar, gestar la jugada y recuperar la pelota. Así era en el año 1910, y así es ahora. Se les ha agregado una mejora física a los jugadores, tienen más resistencia, más velocidad, pero, en general, se juega peor que antes, porque se corre demasiado y eso no significa que se juegue mejor. A veces, en el fútbol, no hay que correr tanto, hay que correr menos.
¿Quiénes son los más grandes revolucionarios en la historia del fútbol?
En primer lugar, Rinus Michels, porque achicó los equipos, achicó hacia delante. A partir de él los equipos jugaban más juntos, presionaban más adelante, abrían la cancha y, por lo tanto, les quitó espacio y tiempo a los rivales. Los obligó a pensar más rápido. Eso fue una revolución táctica muy importante. Eso cambió el fútbol. Y la otra figura muy importante ha sido Menotti, porque le ha incorporado los conceptos, que son la manera de entender el juego. A partir de los conceptos, uno entiende mejor el juego. Y, además, los entrenamientos se hacen con acciones de juego a partir de los conceptos. Eso fue lo que incorporó Menotti y que, para mí, también fue un cambio importantísimo a favor del buen juego. Después hubo otros muchísimos aportes: lo de Telé Santana, lo de Cruyff, ahora mismo lo de Guardiola.
(Johan Cruyff: “Tenía capacidad para imaginarme lo que iba a pasar después”)
¿Cuáles son algunos de esos conceptos que incorporó Menotti?
Todos son importantes y ayudan a entender el juego. Por ejemplo, la razón por la que de espaldas se debe jugar a un toque, la causa por la que para recuperar la pelota debe ir uno hacia ella y, el resto, a los posibles receptores. El motivo por el que cambiar de frente amplía los espacios y por el que utilizar el ancho de la cancha hace que seamos más profundos... un montón.
Le voy a mencionar a otros entrenadores y me dice qué opina de ellos…
Dale.
José Mourinho
Es un entrenador que nunca tuvo respeto por el juego, porque no le interesa el juego. Sobre todo, puso el acento en cómo no dejar jugar al rival y, a partir de ahí, aprovechar los errores del rival o algún contragolpe. Y eso le dio muy buenos resultados: ha salido campeón muchas veces. De modo que ha logrado lo que todos queremos lograr, con otra manera de entender esto. No le interesa el respeto a la historia del fútbol, a la gente… lo único que le interesa es ganar.
Arrigo Sacchi
Revolucionó el fútbol en Italia, donde era muy defensivo. A partir de él, el Milan que dirigió fue un equipo revolucionario, porque atacó. Porque atacaba permanentemente, porque metía a los rivales en su propio campo y se jugaba en 40 o 50 metros... manejaba brillantemente el fuera de juego, el achique de espacios hacia adelante e hizo una verdadera revolución en su país.
(¿Qué es el “catenaccio”?: orígenes, historia y referentes)
Marcelo Bielsa
Un entrenador muy respetuoso del juego, de los rivales, del espectador... muy honesto. Es uno de los entrenadores más importantes dentro de los que respetan el juego y quieren ganar mereciéndolo.
Marcelo Gallardo
Encontró su lugar, que es River, porque él es una parte de River, y ha hecho de River algo muy difícil de lograr, que es hacerlo más grande todavía de lo que es, apostando también por el buen juego. Es uno de los entrenadores más importantes de la historia de River. Por lo tanto, uno de los entrenadores más importantes de la historia actual, moderna, del fútbol argentino.
(Marcelo Gallardo: entre letras y sabiduría)
¿Y destaca a algún entrenador colombiano?
Pacho Maturana fue una inspiración para mí. Un entrenador muy respetuoso del estilo de Colombia. Ha logrado tener un equipo que era maravilloso, con un jugador que ha sido de los mejores que he visto en mi vida, que es el Pibe Valderrama. Una vez escribí un artículo diciendo que al fútbol se juega como jugaba Valderrama. Y tenía otros grandes jugadores ese equipo. Además, respetaba mucho el estilo y el sentimiento del fútbol colombiano, que es un fútbol atrevido, un fútbol vistoso, un fútbol ganador. Después Bolillo Gómez continuó con esa línea de juego, dentro de los entrenadores del fútbol colombiano que más conozco. Hay muchos que, por supuesto, son muy buenos y no conozco.
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En esa selección de Maturana también estaba Freddy Rincón, que, cuando usted dirigía junto a Jorge Valdano, lo llevaron a Real Madrid. ¿Por qué no le fue bien en España?
Un jugadorazo. Jugaba al fútbol como se debe jugar: tocando cuando se tiene que tocar, gambeteando cuando hay que gambetear... de un gran conocimiento del juego y con una gran precisión. Estuvo en el Madrid en un momento que no era el adecuado. Hay veces que hay que llegar en el momento justo a un equipo apropiado. Y ese no era el momento, porque había una gran inestabilidad dentro del club y el equipo. Pero un jugador buenísimo, de los que más me gustaron.
¿Qué jugadores colombianos de la actualidad le gustan?
Cuadrado me gusta mucho. James Rodríguez me gustaba, pero hace rato que no lo veo. Quintero, que fue el que le dio el triunfo a River acá (en Madrid), cuando se jugó la final con Boca. Era un partido en el que Boca estaba mejor, hasta que entró Quintero. A partir de él, River no solamente ganó, sino que dominó el partido. Cambió el partido. Un jugadorazo.
Siguiendo en Madrid, ¿por qué aún hoy en día se sigue escribiendo y hablando de ese Real Madrid de la temporada 94/95, que fue campeón con Valdano y usted a la cabeza?
Porque jugaba bien y tenía muy buenos jugadores. Defensores de una enorme calidad para defender y jugar, centrocampistas enormes, como Redondo, Milla, Martín Vásquez, Míchel, Laudrup, Luis Enrique... tenía delanteros formidables, como Zamorano, Raúl, el mismo Butragueño, que jugó poco porque ya estaba de vuelta, pero era un jugador excepcional. Recuerdo a Amavisca, que también jugaba de delantero. Era un equipo de muy buenos jugadores que, volviendo a lo que te decía antes, llegaron en el momento oportuno al club. Hacía cuatro años que Real Madrid no era campeón, se juntaron todos esos buenos jugadores, defendieron la misma idea que tenía el cuerpo técnico y resultó. Jugaba bien y fuimos campeones.
¿Cómo son los entrenamientos, los ejercicios en campo, para que un equipo juegue como lo hacía, por ejemplo, ese Real Madrid o su Huracán del 2009?
Jugando. A vivir, se aprende viviendo; y a jugar, se aprende jugando. Y se mejora jugando. Claro, en todos los entrenamientos no se puede hacer fútbol, que sería lo ideal, porque es muy desgastante. Entonces, se hace fútbol reducido, rondas con criterio futbolístico, defensores contra delanteros, fútbol a dos toques, a un toque, a tres toques. Se busca la vuelta para siempre estar jugando y siempre entrenar con acciones de juego, porque el juego hace que uno mejore y lo entienda más. Además, se junta lo físico. Hay una anécdota que me contó Paco Seirulo, el del Barcelona, de cuando él estaba de preparador físico en la época en la que dirigía Guardiola. Un jugador le dijo: “Profe, nunca hacemos piques”. Y él le respondió: “¿Cómo que no? Has jugado al fútbol, has hecho fútbol reducido, has picado, has saltado, has corrido, has frenado, has ido para un lado, para el otro... Si quieres lo hacemos sin jugar, pero es mejor jugando”. Esa es la manera en la que entiendo el entrenamiento, y que la transmitió Menotti, como te decía, con los conceptos.
Entre otras cosas, ese Barcelona de Guardiola tenía como sello salir jugando desde el arquero y desde entonces muchos equipos lo hacen y lo siguen haciendo…
Sí, lo que pasa es que copian mal. Como siempre, se copia al que gana. Las cuestiones tácticas tienen un período de caducidad, como los alimentos. Caducan en cierto tiempo. En cuanto a esa manera de jugar, de salir jugando, estamos hablando de que los centrales se abren, los laterales van a la mitad de la cancha y viene un volante u otro a juntarse... Eso sorprendió durante un tiempo, después ya no. Después fueron a marcar a los centrales, a los laterales, al volante que viene y la cosa se complica. Pero los equipos lo siguen haciendo, porque siguen copiando eso, y hay un montón de goles que han recibido los equipos por tener ese tipo de salida. Una de dos: o reciben goles o terminan tirando la pelota a cualquier lado. Se la dan al arquero y él le pega un pelotazo a cualquier parte. Creo que eso fue útil, como es útil cualquier cuestión táctica, durante un tiempo limitado. Lo que nunca se termina es la creatividad del jugador. El talento creativo del jugador no tiene límites.
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¿Por qué ese talento creativo se da tanto en Argentina, donde han nacido varios de los mejores jugadores de la historia?
Por muchas razones. En primer lugar, porque el jugador que aparece no tiene espejos porque los jugadores se van rápidamente. Inclusive, antes de madurar. Antes de formarse como jugadores, ya son vendidos, por una situación económica que ha obligado a los clubes a vender jugadores rápidamente. Un jugador hace dos goles, o le da tres veces la pelota a un compañero, y ya lo venden. Además, en las divisiones menores no se trabaja bien, se trabaja impidiendo al chico que juegue, que se divierta, dándole tareas y obligaciones, cuando en realidad lo que hay que procurar en esa época es que juegue, que sea amigo de la pelota, que se divierta, que cree, que se equivoque, que es una manera de aprender. En la formación del jugador en Argentina eso no existe, porque quieren que rápidamente aparezca en primera y rápidamente se vaya. No le respetan el proceso de formación. Y por tantas otras razones...
¿Y con esta selección de Argentina, que ganó la Copa América y ya está clasificada al Mundial de Catar, considera que el fútbol argentino está reencontrándose?
Sí. En mi criterio, hay un cuerpo técnico que es muy inteligente, que, a pesar de no tener experiencia, supo hacer las cosas como se deben. Han convocado jugadores que son respetuosos del estilo argentino de juego. Han tratado de formar un equipo, al que se le agrega Messi. Y no al revés, como se hacía hasta ahora: que ponían diez jugadores y le daban la pelota a Messi para que resolviera todos los problemas. Ahora, él puede incorporarse y aportar todo su gran talento a un equipo ya hecho. El único problema es que no tienen tiempo para entrenar y eso limita la posibilidad de crecimiento. Es un problema que tienen todos los seccionadores del mundo en este momento. Pero en el cuerpo técnico de Argentina son inteligentes, porque repiten la formación del equipo. Entonces, aunque no puedan entrenar, por lo menos juegan casi siempre los mismos.
De cara a Catar, ¿cómo analiza el nivel del equipo argentino en referencia a los seleccionados europeos?
Argentina siempre es candidata, por la historia y el espíritu competitivo que tienen los jugadores. Son jugadores que han ganado con Menotti, han ganado con Bilardo... se adaptan. Por lo tanto, siempre es candidata. Lo que pasa es que en este momento hay muy buenos equipos en Europa, y ya no es EL CANDIDATO. Y no solamente en Europa, también en Suramérica. Ya no es EL CANDIDATO, sino que es uno de los candidatos. Igual que Brasil, por ejemplo.
¿Cuáles son las verdaderas diferencias, en el juego, entre las filosofías de Menotti y Bilardo, quienes dividieron a los futboleros argentinos y fue una disputa que traspaso fronteras?
Siempre ha estado eso. No es Menotti o Bilardo. Son dos maneras de entender el fútbol, y de entender la vida. También en algún momento hubo un Mourinho contra Guardiola, por ejemplo. Unos representan una manera de entender el juego y otros, otra manera de entenderlo. Unos dicen: “Para mí el juego es tan importante como el resultado”, y otros dicen: “A mí el juego no me interesa y lo único que me interesa es el resultado”. Hay una manera de vivir en la que lo único que importa es el éxito, que se puede traducir en tener cosas, en tener dinero. Y hay otra manera de vivir en la que el éxito no es tan importante, sino que lo importante es el camino, no el objetivo. También es importante el objetivo, pero el camino es tan importante como él. Dos maneras de vivir, de jugar.
No sé por qué se entiende, sobre todo en Argentina, que, cuando uno habla de Bilardo, habla de un ganador, y, cuando habla de Menotti, como escuché hace poquito, habla de alguien que tiene más palabras que títulos. Y, sin embargo, Menotti ganó seis títulos y Bilardo dos. No entiendo por qué se sigue diciendo que Bilardo es ganador y que Menotti no. Entonces, a ellos, que les interesa ganar, pues Bilardo ganó dos veces nada más. El juego interesa mucho, en la medida en que yo me respete como persona. Vamos a hacer una comparación, que a lo mejor no es tan acertada. Yo puedo comer tirado en el suelo una pata de pollo, con la mano, y me estoy alimentando, que, finalmente, para eso como. Pero, como me respeto como persona, necesito un mantel, un plato, cubiertos, un vaso, una compañía, una comida bien presentada. ¿Por qué eso, si al final me voy a nutrir igual? Porque me respeto como ser humano y, en la medida en la que yo me siga respetando como ser humano, el cómo me interesa tanto como el objetivo.
Ese tipo de comparaciones las ha hecho con otras artes, como la literatura. ¿Qué libros lo han marcado?
Muchos, pero hay dos que me han dado una llave para entender la realidad. Uno es Para leer al Pato Donald, de Dorfman y Mattelart, que fue publicado en el 71 en Chile y que nos explica los mensajes subliminales que hay en todos los mensajes, en la literatura, en la radio, en la televisión... en todo hay un mensaje subliminal, que es tan importante como lo que se dice directa y literalmente. Y el otro libro es Pedagogía de lo oprimido, de Paulo Freire, que, a partir de la educación, me hizo entender también aspectos de la vida. Él dice que el maestro no enseña al alumno como si el alumno fuera una caja vacía que hay que llenar de cosas para luego repetirlas. Sino que el maestro y el alumno van descubriendo la realidad, juntos. Y para el alumno llega un momento en el que no sabe si lo que aprendió lo aprendió por él o por el maestro. Es decir, que la gran obra de un maestro es pasar desapercibido. Y eso también me sirvió para el fútbol. Yo no le voy a enseñar a un jugador el juego, yo le voy a ayudar a que él descubra el juego. Yo lo voy a orientar y, si él va descubriendo el juego, es mucho mejor que si yo se lo impongo. Son dos llaves que me hicieron entender más una realidad en la que yo veía las injusticias, pero no entendía su causa. También por otros libros y además por la práctica, por vivir. Así como Menotti me dio una llave para entender el fútbol, estos dos libros me dieron la llave para entender la realidad.
¿Cuál es su realidad en estos momentos?
El capítulo de dirigir está cerrado. Yo entiendo que hay etapas en la vida, y que hay edades para cada cosa. Yo ahora no podría ser padre de un niño recién nacido, porque no tendría paciencia, ya mi etapa pasó. Ahora ya soy abuelo. Entonces ya me manejo como abuelo, no como padre. Ya tengo hijos grandes, adultos. Y en el fútbol, de la misma manera que se termina tu etapa de jugador, también se termina la etapa del entrenador, porque para entrenar hay que tener mucha energía, entusiasmo, voluntad y pasión. Y eso con el tiempo se va debilitando y ya no soportas cosas que la juventud te hacía soportar, tolerar y superar. Inclusive, supongo que tampoco tendría fuerza para todos los días levantarme, cambiarme e ir a entrenar. Supongo, no lo sé. Ahora tengo otra etapa de mi vida, en la que estoy con mi familia, escribo libros y artículos, asisto a presentaciones de libros, participo en actos políticos y literarios, voy al cine y al teatro, estoy con mi mujer, mi familia y mis hijos, veo películas y veo partidos que me interesen. Antes veía todos. Ahora no. Si no me interesa, no lo veo. Y si empiezo a ver un partido de fútbol y me aburro, lo abandono, no tengo porque aburrirme.
¿Qué partidos le han interesado recientemente?
Los del Manchester City me interesan siempre. Es una maravilla ver jugar al Manchester City. Cada vez que va a jugar es una promesa de felicidad. Y hay otros equipos también. El otro día vi Chelsea-Liverpool: partidazo. Con ligeras variantes en el estilo, pero ambos atrevidos, con una gran precisión y velocidad. Acá me gusta mucho el Rayo Vallecano, aunque tiene jugadores que no son del gran nivel. Juega bien al fútbol. Es un placer ver a un equipo modesto jugando bien.
Tiene a Radamel Falcao García: ¿cómo analiza su regreso al fútbol español?
Muy bien. Cayó en un equipo apropiado para él, porque juega al fútbol, le puede dar a él muchas posibilidades para su posición como delantero. Creo que estará muy feliz. Otra cosa sería si hubiera ido a un equipo que juega de contragolpe y que mete pelotazos largos. Ahí se sentiría mal.
¿Cree que Xavi Hernández va a recuperar la identidad del Barcelona?
Sí, la va a recuperar. Lo que pasa es que una cosa es recuperar la identidad y otra cosa es el tiempo para recuperar la identidad. Hay gente que piensa que llegaba Xavi y decía: “Buenas tardes, vamos a recuperar la identidad del fútbol del Barcelona”, y ya estaba. Y no. Eso necesita un tiempo e ir incorporando jugadores para su idea de fútbol, porque esto es el máximo nivel. No alcanza jugar bien para jugar en el Barcelona. Hay que tener mucho más, como también en el Madrid y en todos los equipos de primera línea. Hay que tener un plus. Por esos son pocos los jugadores privilegiados que llegan a ese nivel. Entonces, el Barcelona debe recuperar jugadores de ese nivel, pero, sin duda, Xavi va a recuperar su estilo.
Es inevitable mencionar a Xavi y no recordar cuando jugaba en el Barcelona de Guardiola. ¿Cuál era la clave de ese equipo?
Hace muchos años, cuando recién comenzaba ese Barcelona, escribí otro artículo en el que dije que las columnas vertebrales del Barcelona eran Xavi e Iniesta. Que todo el estilo del Barcelona se asentaba en esos dos jugadores, además de otros grandes futbolistas que tenía. Y, a partir de eso, Messi le agregaba toda la magia, todo el talento, todo lo que no está escrito, toda la genialidad. Pero, sin esas dos columnas, era muy difícil que Messi hubiera podido hacer todo lo que hizo. Y a ese equipo, sin Messi, también le hubiera sido más difícil conseguir todo lo que consiguió.
Sin ánimo de comparar, ¿cómo describiría las formas de jugar de Messi y Maradona?
Así es, son incomparables, porque todos los cracks de ese nivel son únicos e irrepetibles. Por eso son incomparables. No se puede comparar a Pelé con Maradona, o con Messi, o con Di Stéfano, o con Cruyff, o con otros tantos grandes jugadores. Cuando se llega a ese nivel, son únicos. Son parecidos, claro, porque están jugando al fútbol, pero son incomparables. Uno puede elegir un jugador u otro, de acuerdo con lo que te guste más. Es como si estás escuchando a dos grandes músicos, Beethoven y Mozart, y tú me preguntas cuál es mejor: no se sabe cuál es mejor, es cuál te gusta más. Y si me preguntas, a mí me gustaba más Maradona. No me preguntes por qué, porque no lo sé. Alguna vez escuché a alguien que decía: “Si yo alguna vez averiguo por qué quiero a mi mujer, en ese momento la dejaré de querer”. No sé por qué la quiero ni quiero saberlo, pero eso es lo bueno, es lo lindo.
¿Qué está escribiendo?
Estoy escribiendo algunas cosas de fútbol en un libro que pienso y no pienso publicar. En un improbable futuro libro.
¿Por qué no lo publicaría?
No sé, porque voy escribiendo y amontonando, como todos los libros que escribí. Lo que sí está por aparecer es un libro que hice con el sociólogo chileno amigo mío, Marcos Roitman, que se llama Fútbol y política: conversaciones desde la izquierda. Y ahora estoy escribiendo cosas del fútbol y la vida, y por ahora el título que le he puesto es: De fútbol y de la vida en órsay.
Como en las plateas argentinas...
Sí, la vida en órsay, porque es la vida al margen de lo establecido.
¿El juego puede salir de lo que se encuentra establecido en la actualidad? ¿Qué cambios tácticos pueden llegar y para dónde va el fútbol?
Soy pesimista, lamentablemente, en el largo plazo. El negocio se ha apoderado del fútbol, lo ha transformado. Los jugadores, como ha dicho Kroos, son títeres manejados por los grandes intereses económicos. La tecnología, que no tiene nada que ver con el fútbol, se ha apoderado también de él. Al fútbol tratan de cuantificarlo y no es cuantificable. El fútbol es como la literatura, como el arte, no se puede cuantificar. Yo no puedo tener un dato de que el número cinco de tal equipo dio 20 pases acertados y ocho equivocados, porque eso no me dice nada. Porque lo esencial de eso es saber por qué se equivocó, por qué acertó y, lo más importante, la calidad del pase. Y eso no es medible. Y la tecnología se está apoderando, porque detrás de eso hay un gran negocio y, por lo tanto, el negocio se devora al fútbol, lamentablemente. Por ahora, nos aferramos a algunos jugadores que siguen llenándonos de alegría, a algunos equipos, pero son excepciones. En general, los partidos que uno ve son muy aburridos, porque no hay engaño, porque no hay riesgo. Es previsible.
Justamente en el libro “Fútbol sin trampa”, que son conversaciones entre Menotti y usted, definen al fútbol como un fenómeno cultural. Con eso que menciona, entre otros hechos, como la posibilidad del Mundial cada dos años, ¿cree que en algún momento el fútbol puede dejar de ser un fenómeno cultural?
No lo sé, porque al fútbol lo han querido matar muchas veces y ha resucitado siempre. Ahora van en serio. El fútbol está agonizando, pero hay que confiar. “Tantas veces me mataron, tantas veces me morí. Sin embargo, estoy aquí resucitando”, como canta Mercedes Sosa. Al fútbol le pasa lo mismo. Vamos a guardarnos un poquito de esperanza y pensar que puede resucitar de todo este atropello que está recibiendo de parte del negocio. Lo salvamos entre todos o no tiene salvación.
(Menotti, Cappa y definiciones del fútbol)
¿Qué papel pueden cumplir los entrenadores en esa salvación del fútbol que menciona?
Hay muchos jugadores que dirigí que son entrenadores y los quiero, les tengo un gran afecto y estoy con ellos: Barros Schelotto, Eduardo Domínguez, el Chiche Arano, que está trabajando en divisiones menores; Mauro Navas, que está trabajando en menores en Boca; Rubén Rossi, que es un preparador de fútbol base con unos conceptos maravillosos. Ahí creo que debe empezar a resucitar el fútbol, en la base. Hay que empezar con entrenadores que vuelvan a hacernos disfrutar del juego. Al jugador, sobre todo. Los nuevos Maturana del fútbol colombiano tienen que ir a la base, para volver a resucitar eso que tanto nos emocionó y nos hizo felices.
Otro hombre que revolucionó el fútbol colombiano fue Adolfo Pedernera. ¿Cómo fue la charla que tuvo con él?
Me citó en una cafetería a la que iba, donde tenía una mesa para él solamente. Estuve 20 minutos antes para no llegar tarde, pregunté por él y me dijeron: “El Maestro no ha venido, esa es su mesa. Espérelo”. Él llegó puntual y me hablaba de cómo jugaban ellos, que era lo que quería aprender: cómo entendían el juego, cómo entrenaban... También hablé aquí en Madrid con Di Stéfano y aprendí de ellos algo muy importante: la humildad. Estamos hablando de próceres del fútbol, de gente que inventó el fútbol, y ¡la sencillez que tenían! Poseían un amor gigante por la pelota y el juego. Me reunía con ellos para eso: para que me dijeran cómo defendían, cómo atacaban y cómo veían los partidos.
Esos conocimientos los aplicó en su recordado Huracán de 2009, que aún es recordado a pesar de haber perdido el título en ese último partido contra Vélez. ¿Qué hizo para formar ese equipo?
Lo mismo que hice en otros equipos donde no lo logré. ¿Sabés por qué lo logré en Huracán? Porque había jugadores para lograrlo y porque se dieron unas circunstancias en el momento preciso. Racing del 98 jugó también muy bien, pero en ese momento declaró la quiebra, hubo un desajuste institucional muy grande y no eran las condiciones apropiadas. En cambio, en Huracán, a pesar de ser un club muy modesto, donde cobrábamos muy poco y cuando podíamos, se juntaron jugadores y cuerpo técnico de una misma idea. Yo trabajaba con Fatiga Russo, que había sido el volante central en Huracán del 73, con Menotti. Muy buenas personas.
Se fueron dando las cosas antes de tiempo. Hace poco escuchaba una entrevista a Guardiola y lo envidiaba porque decía que hace seis años está con su equipo. Yo decía: “¡Dios mío! Yo nunca pude estar más de seis meses en ningún lado”. Porque los equipos se deshacían. El equipo de Huracán duró 19 partidos. Es decir, algo que recién estaba empezando se disolvió por las razones económicas que te decía. Soñábamos lo mismo, disfrutábamos de lo mismo, los entrenamientos eran un placer, no había que imponer nada, estábamos de acuerdo con los jugadores.
Fue algo emocionante. Yo también me enamoré de ese equipo y yo también me emocionaba. Veía a la gente en las tribunas llorando de emoción y yo haciendo esfuerzos en el banco para no llorar delante de la gente, porque yo también lo veía como entrenador y como hincha: lo disfrutaba. Después tuvieron que apelar a lo más corrupto del fútbol argentino para quitarnos el campeonato. El fútbol argentino es corrupto y tramposo. Desde toda su historia, prácticamente.
Vélez era muy buen equipo y tenía más experiencia que nosotros. Tal vez eso haya pesado en ese último partido. Pero te cuento una cosa: cuando dirigía a River y por primera vez volví a la cancha de Huracán, vi una pancarta que me dio una alegría enorme. Decía: “Nunca más nos podrán decir que ganar es lo único”. Y te cuenta otra alegría más que nos dio ese Huracán. En la ruta de Buenos Aires a Mar del Plata unos hinchas pusieron un cartel, antes de que se terminara el campeonato, sin saber si íbamos a ser campeones o no, que decía: “Gracias, Huracán, por tanto fútbol”. Esos son logros maravillosos. Es algo hermoso que demuestra que, efectivamente, no solo vale ganar. También valen otras cosas.