Hubo momentos de una nostalgia alegre. Barcelona volvió a jugar como lo hizo hace años cuando Xavi Hernández comandaba el mediocampo con Andrés Iniesta y Serio Busquets. Y ahora que es el técnico, parece que el cuadro blaugrana encuentra la magia y la precisión que había perdido en el último tiempo, sobre todo enfrentando a un Real Madrid que había establecido una paternidad sobre los catalanes.
Desde que en 2020 arrancó este nueva forma de disputar la Supercopa, Real Madrid y Barcelona aún no se habían enfrentado en la final por el trofeo.
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El equipo azulgrana buscará resarcirse de la derrota sufrida frente a los merengues en la semifinal de la última edición de la Supercopa (3-2 en la prórroga) y, de paso, alzar un trofeo que le daría mucha moral.
“Significaría mucho para nosotros el título y más siendo contra el Madrid. Pase lo que pase la temporada seguirá, pero con un título en el bolsillo todo cambia”, había dicho Xavi en la previa de la final.
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“Venimos de un tiempo en el que no hemos conseguido títulos, creo que el último fue la Copa de Rey en 2021. Desde entonces ha habido muchos cambios, sería un impulso más”, aseguró también en la previa Sergio Busquets, el capitán.
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Los volantes y delanteros de Barcelona se vistieron de profesores y dieron cátedra desde el primer tiempo. Triangulaciones, pases a un solo toque, transiciones rápidas y posesión del balón fueron características de un Barcelona que se fue en ventaja al minuto 33 con un gol de Gavi luego de una jugada liderada por Busquets y un gran control y definición del español de 18 años.
Los merengues sufrieron y no lograron impedir que Barcelona aumentara la diferencia antes de terminar el primer tiempo. La presión de Barcelona hizo efecto en varias oportunidades y sobre el minuto 45 encontró el segundo tanto tras una recuperación en la mitad de la cancha y un contragolpe que terminó en los pies de Robert Lewandowski, que solo tuvo que hacer un pase al arco para anotar el segundo gol.
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La segunda mitad tuvo un libreto similar. Real Madrid no logró verse cómodo en la cancha, y tan fue así que el cerebro del equipo, Luka Modric, salió sobre el minuto 65. Los merengues no encontraron nunca los espacios y la forma de mostrar su mejor versión.
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Thibaut Courtois, guardameta del Madrid, salvó a su equipo de una goleada. Mano a manos con Lewandowski, Dembelé y Gavi fueron pequeñas victorias para el arquero belga, que pese a la derrota fue una de las figuras del conjunto merengue, pues evitó una goleada mucho peor de la que ocurrió.
Al 69′ llegó el tercer gol de Barcelona. Nuevamente la estrategia de la recuperación y el contragolpe surtió efecto. Asistencia de Gavi y gol de Pedri. Un tanto muy similar al segundo. Estocada final de los blaugranas para un Real Madrid que no supo contrarrestar la táctica de los culés.
En el último minuto, Karim Benzema anotó el gol de la honra. Pero ya todo estaba definido. Así, Barcelona llegó a su Supercopa número 14, evitando que Real Madrid lo alcanzara en el palmarés, pues los merengues registraban 12 títulos de este torneo. Xavi le está devolviendo el fútbol, la esperanza y el gusto, así como hace años lo hizo siendo uno de los volantes del cuadro catalán.
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