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¿Bayern Múnich está perjudicando a la Bundesliga?

El sábado 23 de abril, el Bayern ganó su décimo campeonato consecutivo en la Bundesliga.

Rory Smith /The New York Times News Service
29 de abril de 2022 - 02:39 p. m.
Los jugadores de Bayern Múnich celebraron el fin de semana pasado la obtención del décimo título consecutivo en la Bundesliga luego de vencer a Borussia Dortmund.
Los jugadores de Bayern Múnich celebraron el fin de semana pasado la obtención del décimo título consecutivo en la Bundesliga luego de vencer a Borussia Dortmund.
Foto: EFE - RONALD WITTEK
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La primera vez que Gregor Weinreich vio al Bayern Múnich coronarse campeón de Alemania, celebró hasta el amanecer. Eso fue en 1994. Tres años después, cuando volvió a suceder, estaba tan eufórico que corrió al campo de la vieja sede del club, el Estadio Olímpico, con una bengala ardiendo y chisporroteando en su mano. No fue el único. Cientos de personas más hicieron lo mismo.

Esos recuerdos siguen nítidos, claros y cálidos un cuarto de siglo después. Por el contrario, sus memorias de triunfos mucho más recientes ya son borrosos, confusos y descoloridos. Weinreich sabe que el Bayern ganó el título en 2014, 2015, 2016 y 2017, pero no puede diferenciarlos. “Si me preguntas por esos campeonatos, casi no tengo recuerdos de ellos”, afirmó.

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No es difícil entender por qué el éxito del Bayern se ha desdibujado en una masa sin forma. El sábado 23 de abril, el club venció al Borussia Dortmund (el segundo lugar en la tabla y el último equipo que lo privó del campeonato, por allá en 2012) para ganar el título de la Bundesliga por décimo año consecutivo.

Weinreich no planeó quedarse despierto hasta el amanecer para regocijarse con ese logro y regodearse en la perpetuación del tipo de primacía indiscutible que la mayoría de los fanáticos, en teoría, anhelan. Su lealtad al Bayern Múnich podrá ser inquebrantable —es expresidente del Club Número 12, una organización de aficionados del Bayern—, pero no ve particularmente otro campeonato como motivo de celebración.

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Tampoco es el único en sentirse así. “Cada vez más aficionados del Bayern están preocupados por la falta de competencia”, aseguró. “No sé si ya es la mayoría. Pero, obviamente, cada vez más fanáticos dudan del valor de una competencia que produce el mismo ganador durante 10 años”

Bajo ciertos puntos de vista, esta ha sido una temporada fascinante para el fútbol alemán. Hace poco más de una semana, el Eintracht Fráncfort llevó a tantos fanáticos a Barcelona para un partido de la Liga Europa que el club español tuvo que iniciar una investigación interna para entender cómo tantos de ellos lograron adquirir boletos.

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El Eintracht ganó esa noche y reservó su lugar en las semifinales de la Liga Europa. Podría enfrentarse a otro representante de la Bundesliga, el Leipzig, en la final de la competencia el próximo mes. Mientras tanto, el SC Friburgo, un club modesto de las pintorescas afueras de la Selva Negra, no solo sigue estando en una sorpresiva contienda para clasificarse a la Liga de Campeones de la próxima temporada, sino que ha llegado a la final de la copa de Alemania por primera vez en su historia.

“Todas las demás contiendas han estado bastante interesantes”, afirmó Christian Streich, el entrenador del Friburgo quien en los últimos años ha llegado a ser percibido como una suerte de voz de la razón dentro del fútbol alemán. “Las batallas para no descender han estado interesantes. Hay equipos compitiendo en la Liga Europa que no se habían clasificado antes. El problema es que la lucha por el título de la Bundesliga, desafortunadamente, no ha sido muy emocionante”.

Eso no es nada atípico en este punto. El Bayern ha terminado cada una de las últimas dos temporadas con una ventaja de 13 puntos sobre sus rivales más cercanos. Solo una vez en la última década —en 2019, cuando el Dortmund limitó la diferencia a dos puntos—, Alemania pudo ver una verdadera contienda por el título en lugar de una imponente procesión. Aparte de ese año, ningún equipo ha terminado a menos de 10 puntos del Bayern desde 2012.

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Por supuesto, ese éxito es un gran mérito del Bayern. Tiene mucho tiempo siendo el equipo más grande, rico y glamoroso de Alemania, pero durante años se vio frenado por su vena de supernova. Su combinación tóxica de jugadores poderosos, entrenadores superestrellas y ejecutivos pendencieros solía autodestruir al club de forma tan constante que el equipo llegó a ganarse el apodo de “FC Hollywood”. Consumido por las luchas internas, de vez en cuando solía permitir que alguno de sus rivales —el Dortmund, el Werder Bremen o el VfB Stuttgart— se colara y ganara el campeonato.

La implacabilidad del Bayern en los últimos 10 años se ha dado, entonces, gracias a su capacidad para controlar su gusto por la autoinmolación. El Bayern contrata a los entrenadores adecuados, firma a los jugadores correctos, nombra de forma inteligente a antiguos miembros del club para puestos notorios detrás de bastidores. Como dijo Fernando Carro, director ejecutivo del Bayer Leverkusen, “han realizado un excelente trabajo a lo largo de los años”. El Bayern es lo que sucede cuando los grandes equipos están bien gestionados.

Y eso, como han insistido durante mucho tiempo los poderosos del fútbol alemán, es algo bueno. Los ejecutivos de la Liga de Fútbol Alemana, el órgano rector de la Bundesliga, han presentado durante mucho tiempo el dominio del Bayern como una ventaja para la liga. Según su teoría, la virtud del Bayern no solo funciona como publicidad para el fútbol alemán, sino que también ejerce presión sobre la misma competencia y ayuda a arrastrar a todos los demás a su paso.

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Dario Minden, vicepresidente de Unsere Kurve, un grupo coordinador que representa los intereses de los fanáticos que asisten a los estadios por toda Alemania, no está de acuerdo con ese análisis. “No es que no cometan errores”, aseguró. “Sí cometen errores. Grandes errores. Pero tienen una ventaja tan grande que pueden permitírselos”.

Bajo su punto de vista, la razón por la que el Bayern sigue ganando no es un gran misterio. “El meollo del problema es que el presupuesto anual del Bayern es de 380 millones de dólares, mientras que el del Dortmund, el segundo equipo más rico, es de 270 millones de dólares”, afirmó Minden. “Luego están los equipos pequeños, como el Greuther Fürth, que operan con 19 millones de dólares”.

Esa ventaja financiera se traduce en que el Bayern exista en una realidad distinta a la de sus presuntos pares. “La sencilla realidad es que no necesitan vender a sus jugadores”, afirmó Carro, el director ejecutivo del Leverkusen. “Eso significa que el Bayern puede mantener unida a la base de su equipo durante años”.

Para Carro, eso no es un obstáculo insalvable. El Leverkusen, aseguró, comienza cada temporada convencido de que puede acabar con el dominio del Bayern. “Si no entras con esa mentalidad, es mejor que ni compitas”, sentenció. “Los márgenes pueden llegar a ser increíblemente estrechos. En varias ocasiones, se han dado las oportunidades para que los contendientes tomen el liderazgo y habrá nuevas posibilidades en el futuro. Sí, para eso debes rendir al nivel más alto durante mucho tiempo, pero estoy convencido de que se puede lograr”.

Sin embargo, para otros, la situación es mucho más azarosa. Hay muchos en Alemania que creen que la Bundesliga es en la actualidad una advertencia para todas las demás ligas importantes de Europa sobre los peligros de lo que sucede cuando, como dice Minden, el principio del “equilibrio competitivo se rompe” en algún nivel fundamental.

“La Bundesliga es aburrida”, sentenció. “Eso es mero sentido común”.

Su opinión no es una posición de un nicho dentro del fútbol alemán. De hecho, existe una oleada de apoyo a la idea de que algo tiene que cambiar. El problema es que nadie logra ponerse de acuerdo exactamente sobre qué podría ser ese algo.

Weinreich, por ejemplo, alega que el statu quo está sin duda anquilosado por el hecho de que, cada año, los mismos equipos —liderados por el Bayern— reciben enormes ganancias adicionales por competir en la Liga de Campeones, lo que crea, sin duda, un círculo virtuoso inquebrantable. “La forma en que se distribuye el dinero fue diseñada de tal manera que beneficia a un club que ya tiene una posición dominante en su país”, afirmó.

Carro, por su parte, sugiere que la única solución rápida a la hegemonía del Bayern sería abolir la regla 50+1 en la que los clubes de Alemania deben —con un puñado de excepciones— ser controlados por sus aficionados. En teoría, eso permitiría el tipo de inversión externa que remodeló el panorama de la Liga Premier de Inglaterra, aunque eso tiene muy poco apoyo popular dentro del fútbol alemán. “La liga no debe afanarse por mejorar a cualquier precio o por cualquier medio”, dijo Streich.

Minden fue más allá y sugirió que le resultaría “repugnante” —una especie de “bancarrota moral”— que los equipos alemanes fueran adquiridos y gestionados por algunos de los inversionistas que compraron equipos de la Liga Premier. “No podría celebrar un gol que haya sido comprado y financiado por un dictador que descuartiza periodistas”, afirmó.

Ademas, según su punto de vista, abandonar el sistema 50+1 exacerbaría el problema en lugar de resolverlo. “Causaría un daño gigantesco”, dijo. “Seguirían siendo los grandes clubes los que atraerían la inversión. La única marca global de Alemania es el Bayern Munich. El dinero seguiría fluyendo hacia ellos y perderíamos nuestra democracia y nuestra cultura”.

Simplemente no será este año. El sábado 23 de abril, el Bayern ganó su décimo campeonato consecutivo. “Y a menos que sucedan cosas muy improbables, ganará 15 o 20 títulos”, dijo Weinreich. Se supone que ganar un campeonato es algo inolvidable. El problema se da cuando ya no puedes distinguir uno de otro.

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Por Rory Smith /The New York Times News Service

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Alvaro(57939)30 de abril de 2022 - 04:29 p. m.
Con el poder económico del Bayern,desarma los equipos rivales,cualquier buen jugador que asoma en un club y por ende estén haciendo buena campaña en el torneo,el Bayern le echa el ojo y le quita la estrella y así sucesivamente desarma a los rivales a base de talonarío.
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