Bielsa revoluciona Uruguay: triunfos contra Brasil y Argentina respaldan la idea del loco
El equipo del estratega rosarino derrotó a los campeones del mundo, la Argentina de Messi y Scaloni. Venía de poner en jaque a los pentampeones del mundo. Uruguay es segundo en la tabla y ya es una realidad en las eliminatorias.
Fernando Camilo Garzón
Marcelo Bielsa es así: ¡frentero! Cuando llegó a Uruguay dejó claras sus reglas y al mismo tiempo su norte: una revolución. El recambio fue el primer objetivo trazado. También hablar del juego, la condición máxima de su estrategia: un equipo con movilidad, compacto y apasionado por la presión. Habló de recuperar la pelota más rápido, de permitir menos pases del rival y recibir menos pelotas a espaldas. Aquello del fútbol total, pero con las ideas del loco.
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Marcelo Bielsa es así: ¡frentero! Cuando llegó a Uruguay dejó claras sus reglas y al mismo tiempo su norte: una revolución. El recambio fue el primer objetivo trazado. También hablar del juego, la condición máxima de su estrategia: un equipo con movilidad, compacto y apasionado por la presión. Habló de recuperar la pelota más rápido, de permitir menos pases del rival y recibir menos pelotas a espaldas. Aquello del fútbol total, pero con las ideas del loco.
Sin embargo, sus primeros meses estuvieron marcados por un revolcón que lo hizo cargarse en contra (¿cuándo no?) a la opinión pública. Pasó su primera conferencia de prensa y enseguida se hicieron virales sus respuestas a los periodistas. Las llamaron violentas, pero fueron certeras. Era sencillo, no ocultaba sus intenciones. Fueron hirientes para aquellos a los que lastima el discurso sincero. Demasiado duras para los que viven de perseguir artilugios y viven aparentando (y deseando) condescendencias.
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Bielsa sabía que el cambio pasaba por ese efecto y que Uruguay necesitaba un remesón de ese talante: “Sé que mi proceso en Uruguay no va a ser sencillo porque Uruguay se desprende de seis u ocho jugadores de una dimensión enorme y tiene que encontrar cinco, seis, u ocho jugadores que sirvan para que aquellos que dejen de estar puedan ser sustituidos con alguna dosis de acierto. Todo ese proceso hay que hacerlo sin entrenar”.
La primera decisión, al menos a los ojos públicos: ¡afuera Luis Suárez y Edison Cavani! Así lo hicieron ver, aunque el “loco” desmintió las versiones: “Ellos dicen que son ‘convocables’. En esa honestidad, para mí no lo son. Me llaman deshonesto porque hablé con ellos cuando asumí la dirección del equipo. Pero, fui y soy claro: estarán si merecen estarlo”. Sin más, así empezó el proceso.
El peso de esas determinaciones, “el huraño que llega a cambiarlo todo”, llevó a prejuzgar a la celeste. Sin que corriera la pelota, Bielsa ya no servía. Es la condena de los genios, en todos los ámbitos de la vida humana.
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No era una revolución silenciosa. Bielsa no es de los callados que, taciturnos y obsesivos, esperan el resultado de sus quimeras para gritar “¡eureka!”. ¡No! Va de frente. A viva voz dijo sus mandamientos. Sin amedrentarse del qué dirán. Ese nunca fue su estilo.
Los resultados, muy rápido, le dieron su lugar. Tal vez, no lo pareció por nuestros tiempos líquidos, pero voraces. La hora del TikTok y del “clickbate”. Del “trend”, el “like” y las fotos de Instagram. De las noticias que ya ni duran horas y que “acribillaban”, un término muy propio de estos tiempos, al entrenador que llegó a imponer, “porque sí”, su ley. ¿No es lo que debería exigirse de un hombre coherente?
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Marcelo Bielsa demostró que sí. ¡Rápido, de veras! La eliminatoria apenas va en la quinta fecha y si hay un equipo que ya sabe a lo que juega —además, por supuesto, de los campeones del mundo, la Argentina (como la llaman ellos) que derrotó el loco de Rosario— ese es Uruguay.
“Se ve la mano de Bielsa en Uruguay. En todas las selecciones y clubes en los que estuvo se nota su trabajo. Tienen una buena camada”, dijo Lionel Messi después del partido. Hizo el partido que nadie más le jugó a Argentina desde que Lionel Scaloni se sentó en el banquillo. ¡Lo hizo Marcelo Bielsa!
Y ya venía de poner en jaque a Brasil, que antes de encontrarse con el loco venía de 37 partidos consecutivos sin perder en eliminatorias. Ahora, tras Uruguay y Colombia, perdió dos al hilo. En el Maracaná prendieron las alarmas.
En Argentina, también, tierra del héroe. Bielsa, como buen genio, tiene amantes y detractores. Y son más los segundos que los primeros. Pues bien, hasta que llegó el loco y su celeste, la albiceleste de Scaloni no perdía desde hace 36 partidos, contando todas las competiciones. Es un récord que terminó con Marcelo Bielsa, el que puso por primera vez en la historia a Uruguay a ganar en tierras argentinas. Y en la Bombonera, para ponerle más color a la gesta.
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Uruguay ahora piensa en grande. ¿Y cómo no? Tiene alguien que aprecia las ideas. Los resultados, los grandes resultados para darle la dimensión que corresponde, respaldaron al loco. Ahora qué queda, trabajar por la grandeza.
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