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Por encima de todo y de todos, la Conmebol hizo la Copa América 2021. A regañadientes, las diez selecciones nacionales del continente llegaron a Brasil para un torneo “exprés”, organizado en apenas dos semanas para salvar las finanzas y la reputación de la entidad, pero también con el fin de distraer a la opinión pública y calmar las críticas al gobierno de Jair Bolsonaro por su pésimo manejo de la pandemia y los escasos logros durante su gestión.
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La edición 47 del torneo de selecciones más antiguo del mundo, creado en 1916, comenzó mal desde el momento en el que se adjudicó la sede, en abril de 2019. Sorpresivamente los dirigentes suramericanos determinaron que Colombia y Argentina, los países más lejanos geográficamente, compartirían la organización. Y los primeros tropiezos se presentaron con la distribución de grupos y partidos. Incluso se cambió el sistema de juego por temas logísticos y de traslados.
Superado ese inconveniente y a meses del inicio del campeonato, llegó la pandemia y obligó a aplazarlo un año.
El tercer pico y la delicada situación de orden público en Colombia terminaron por convencer a la Conmebol de que el país no podía hacer la Copa, hace apenas tres semanas. Y Argentina, con circunstancias similares, quedó fuera una semana después.
Lo más sensato hubiera sido cancelar el torneo, pero los compromisos económicos eran demasiado grandes. Según cifras extraoficiales, las pérdidas hubieran superado los US$140 millones, y un porcentaje de ellos se reparte entre las diez federaciones nacionales.
Esa razón es mucho más poderosa que la que argumentaron los dirigentes continentales que pretendían unificar definitivamente el calendario internacional y hacer que la Copa América coincidiera con la Eurocopa. Habría bastado aplazar la edición de Brasil 2019 para 2020, pero su alternativa fue hacer dos torneos en años seguidos, como durante las primeras décadas, en las que la escasa competencia lo permitía.
Más allá de las críticas respetuosas y sutiles de Édinson Cavani, Casemiro, Marín Lasarte o Lionel Scaloni, los futbolistas y entrenadores aceptaron los cambios de última hora y las condiciones que les ofrecieron: estrictas medidas de bioseguridad, las comodidades habituales y los nunca despreciables viáticos que marcan diferencia para la mayoría de los jugadores y miembros de los cuerpos técnicos.
A la pelotica
Lo cierto es que la Copa América se va a jugar en Brasil desde hoy y hasta el próximo sábado 10 de julio. Serán 28 partidos en cinco estadios de cuatro ciudades: Goiania, Cuiabá, Brasilia y Río de Janeiro.
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De cada grupo de cinco equipos, cuatro avanzarán a cuartos de final, en los que comienzan las serie de eliminación directa.
Brasil, líder invicto en la eliminatoria y campeón defensor, es el gran favorito. Parece difícil que el equipo de Tite deje escapar la posibilidad de lograr su décima corona continental.
Para eso cuenta con Neymar como su gran estrella, pero también con futbolistas consagrados en las mejores ligas del mundo, como los arqueros Allison y Ederson; los defensas Marquinhos y Thiago Silva, los volantes Dani Alves y Casemiro; y los delanteros Roberto Firminho, Gabriel Jesús, Vinicius Jr. tt Gabriel Barbosa.
No llegar a la final en el estadio Maracaná, sería una decepción para la canarinha, que ha ganado cinco de las últimas diez ediciones de la Copa.
Que son las mismas que lleva Argentina sin celebrar, aunque ha llegado a cuatro de las últimas seis finales. Lionel Messi, campeón mundial sub-20 en 2005 y Olímpico en 2008, sigue buscando su primer trofeo con el equipo de mayores, con el que ha perdido cuatro finales, incluida la del Mundial de 2014.
El equipo de Lionel Scaloni se está renovando y tendrá en Brasil una gran oportunidad de conseguir un trofeo que ha ganado 14 veces pero que no levanta desde 1993.
Uruguay, el más veces campeón, en 15 ocasiones, tiene la jerarquía que garantizan su estilo claro y los 15 años del maestro Óscar Washington Tabárez como entrenador. Y si hay un torneo afín a la garra charrúa, es la Copa América.
Después están Paraguay, Chile y Colombia. El combinado guaraní parece haber recuperado su espíritu de lucha con el argentino Eduardo Berizzo en el banquillo. Ilusionó con su arranque en la eliminatoria, pero no se ve todavía listo para pelear un título continental, así como tampoco Chile, que luego de sus conquistas de 2015 y 2016, apenas está renovando su plantel, pero no ha encontrado jugadores de jerarquía para reemplazar a sus estrellas en el ocaso, Alexis Sánchez, Arturo Vidal, Claudio Bravo y Gary Medel.
Sufrió, además, un reciente cambio de entrenador, pues Reinaldo Rueda fue reemplazado en enero por el uruguayo Martín Lasarte, quien apenas lleva tres partidos al frente de La Roja.
¿A qué va Colombia?
La selección de Colombia se estrenará este domingo frente a la de Ecuador, en la Arena Pantanal de Cuiabá, el mismo escenario en el que goleó 4-1 a Japón en el Mundial de 2014. El jueves juega contra Venezuela, en Goiania, y el próximo domingo con Perú, en ese mismo escenario. Cerrará la primera fase ante Brasil, el miércoles 23 de junio, en el estadio Nilton Santos, de Río de Janeiro.
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Y aunque el deseo del técnico Reinaldo Rueda, sus colaboradores y los 28 jugadores es competir y pelear el título, también tienen el objetivo de aprovechar este mes de trabajo para consolidar el estilo de juego que quiere el entrenador. Con apenas dos semanas en campo, es poco lo que ha podido transmitirles a sus dirigidos, al menos en el aspecto futbolístico, porque está claro que emocionalmente los recuperó tras las derrotas ante Uruguay y Ecuador, en noviembre pasado. El grupo parece haber recobrado la armonía.
Servirá la Copa América para buscar alternativas ante las ausencias de referentes como Radamel Falcao García, James Rodríguez y Juan Fernando Quintero, más que nominales, de funcionamiento. Rueda deberá definir cómo va a jugar, con qué planteamiento táctico base y variantes estratégicas. Y trabajar mucho con la defensa, siempre lo más difícil de ajustar, como se vio en sus dos partidos de estreno.
En un plan similar estarán Bolivia y Venezuela, en proceso de mejoría hace años, pero sin resultados que lo confirmen, mientras que Perú, subcampeón hace dos años y en el podio en tres de las recientes cuatro ediciones, tendrá que superar los altibajos que le han generado problemas en el arranque de la eliminatoria.