La sangre de Pep Guardiola
Partiendo del libro “Pep Guardiola, otra manera de ganar”, la biografía de Guillem Balagué, presentamos una semblanza del español que dirige al Manchester City en la final de la Champions League contra el Inter de Milán.
Andrés Osorio Guillott
“Sé que seremos los campeones, no me cabe ninguna duda. Señores, ya os dije que vosotros me llevaríais a la final, y que si lo hacíais, yo me comprometía a conseguir que ganarais. Si jugamos tal y como se supone que tenemos que jugar, saldremos campeones. Al Manchester United también le gusta tener el balón, y quiere quitarnos el protagonismo en el campo. Ya sabéis que no estamos acostumbrados a perder la pelota, así que tenemos que conservarla. Si se la arrebatamos, acostumbrados como están a tener la posesión contra otros equipos, se sentirán incómodos y les costará defender (...) Seréis capaces de encontrar y crear espacios aquí y aquí. Justo aquí. Aquí es donde se puede ganar o perder el partido. Estad atentos a los dos contra uno que desplegarán aquí, aquí y aquí. En el medio campo, seremos cuatro contra tres, tendremos superioridad numérica en esa zona. Ahí es donde ganaréis el partido, porque lo he visto, lo he analizado y sé que es ahí donde lo ganaremos”.
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“Sé que seremos los campeones, no me cabe ninguna duda. Señores, ya os dije que vosotros me llevaríais a la final, y que si lo hacíais, yo me comprometía a conseguir que ganarais. Si jugamos tal y como se supone que tenemos que jugar, saldremos campeones. Al Manchester United también le gusta tener el balón, y quiere quitarnos el protagonismo en el campo. Ya sabéis que no estamos acostumbrados a perder la pelota, así que tenemos que conservarla. Si se la arrebatamos, acostumbrados como están a tener la posesión contra otros equipos, se sentirán incómodos y les costará defender (...) Seréis capaces de encontrar y crear espacios aquí y aquí. Justo aquí. Aquí es donde se puede ganar o perder el partido. Estad atentos a los dos contra uno que desplegarán aquí, aquí y aquí. En el medio campo, seremos cuatro contra tres, tendremos superioridad numérica en esa zona. Ahí es donde ganaréis el partido, porque lo he visto, lo he analizado y sé que es ahí donde lo ganaremos”.
Ese es un fragmento de la charla que Pep Guardiola dio minutos antes de la final de la Champions entre Barcelona y Manchester United, en el mítico Wembley, en la temporada 2010-2011, cuando el club blaugrana ganó por 3-1, alcanzó su cuarta orejona y el entrenador español ganó la segunda, ambas con el cuadro culé.
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Si deconstruimos ese fragmento podremos encontrar varios de los elementos que constituyen las inspiraciones y el estilo de Pep Guardiola como entrenador, que tiene como técnico del Manchester City, pese a que mantener esa identidad no significa que ha persistido en las mismas ideas, pues como dice Guillem Balagué en su libro Pep Guardiola, otra manera de ganar, “uno de los pilares de los métodos de Pep se basa en la evolución del proceso. Guardiola nunca ha creído en verdades absolutas, lo que le otorga una flexibilidad imprescindible a la hora de interpretar la vida”.
Guardiola pasa su vida preparando los partidos que debe afrontar cada tres o cuatro días. Pilas de libros en su escritorio y una capacidad para hacerles entender a quienes lo visitan en su oficina que mientras esté pensando en el próximo partido no hay poder humano que lo distraiga son algunas de las imágenes que crea el español tras bambalinas. Y con ojo de águila y disciplina, el técnico de 56 años ha logrado armar equipos vaticinando la importancia de los jugadores que trae y va formando. Así ha pasado con futbolistas como Ilkay Gundogan, John Stones y ahora sucede con Julián Álvarez. Los dos primeros son jugadores indiscutibles en la titular del City, a ambos los fue moldeando para que fueran líderes, pero también para que fueran polifuncionales, supieran adaptarse a la circunstancia que exige el partido y puedan ser defensas, volantes de marca o de generación de juego, y en cuanto al argentino que está a la sombra de Erling Haaland, se puede decir que la convicción con la que lo trajo, así como con otros casos, viene de una intuición que se va respaldando con el trabajo y que suele dar resultados, pues siempre, o casi siempre, trae un gol bajo el brazo cuando ingresa a la cancha, pese a no tener los mismos minutos que el noruego.
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Volviendo a los orígenes de Guardiola, pueden ser muchas las fuentes de inspiración muchos los referentes y las anécdotas que configuraron a la persona y al técnico que es hoy por hoy, pero en cuanto a su estilo de trabajo y el legado que sigue escribiendo en la historia del fútbol sobresalen algunos nombres y experiencias. En cuanto a nombres, se destacan Johan Cruyff, Louis Van Gaal y Marcelo Bielsa, y en cuanto a experiencias o memorias, sin duda su paso como jugador de Barcelona y su permanencia en el club fueron determinantes para comprender por qué Pep es lo que es en el presente, y porqué está de nuevo en una final de Champions League, con un equipo con el que ha ganado ya 13 títulos en cinco años, todos en torneos de Inglaterra.
Sin duda hay relación entre Cruyff, Van Gaal y Barcelona, pues aunque las referencias partan de lo que los neerlandeses hicieron en sus carreras, hay un punto en el que todos conectan con el equipo blaugrana por la identidad de la institución y la relación que tuvieron con la pelota. Por ejemplo, Balagué cuenta en el libro que “cuando Pep era capitán del Barca bajo las órdenes de Louis Van Gaal, explicó que ‘siempre hay que respetar las directrices que marcan los entrenadores, pero para un equipo es fantástico que un jugador pueda implicarse y adoptar un papel en el campo’. Esto como experiencia, pero como referencia de estilo, alguna vez dijo Guardiola sobre el Ajax de Van Gaal que ‘la cuestión es que aquel equipo del Ajax siempre me daba la impresión de que intentaba y podía hacer lo siguiente: jugar, sacrificarse como equipo, brillar individualmente y ganar partidos. Todos los jugadores, de diferente calidad, sin excepción, eran conscientes de su misión en el terreno de juego; demostraban una disciplina táctica y una enorme capacidad para aplicar todos sus conocimientos en el momento preciso’”.
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Sobre Cruyff, Guardiola siempre ha expresado admiración. Hace años dijo: “Cruyff quería que jugáramos de ese modo, en las bandas y usando los extremos, y yo aplico su teoría por encima de todo. Fue él, Johan, quien impuso los criterios para incrementar el ritmo de circulación del balón, la obligación de abrir el terreno de juego con el objetivo de encontrar espacios, de llenar el centro del campo para jugar con superioridad numérica (…) es un signo distintivo, un modo diferente de experimentar el fútbol, una forma de vida, una cultura”.
De Bielsa aprendió también sobre la necesidad de dominar la pelota, pero también sobre el manejo de la prensa, de los jugadores y algo más esencial que la táctica: la ética y la condición humana. Luego de retirarse como jugador, viajó a Argentina y sostuvo por algo más de 11 horas una charla con Ricardo La Volpe, César Luis Menotti y Marcelo Bielsa. Balagué cuenta que antes de terminar la charla en la que hablaron de la época, de juego posicional y en realidad de todos los vericuetos del fútbol, el ahora entrenador de Uruguay le preguntó: “‘Por qué usted, que conoce toda la basura que rodea el mundo del fútbol, incluido el alto grado de deshonestidad de ciertos individuos, aún quiere volver ahí, y meterse además a entrenar? ¿Tanto le gusta la sangre?’. Pep no dudó ni un momento en contestar: ‘Necesito esa sangre’”.
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