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Dos tipos que formaron parte de la KGB, el servicio secreto de la Unión Soviética, tejieron el modesto equipo proveniente “de un país que no existe” y que ayer venció al Real Madrid 2-1 en el estadio Santiago Bernabéu, en la Champions League.
Responden a los nombres de Viktor Gushan e Ilya Kazmaly. Su empresa de seguridad se llama Sheriff Ltd., una organización que estiró sus tentáculos al punto de contar con su propio canal de televisión, refinerías, supermercados y, obvio, hasta un equipo de fútbol.
Los rumores, investigaciones y acusaciones señalan a Sheriff Ltd. de ser un lavadero de dinero por venta de armas, pero hasta ahora todo han sido malas lenguas.
Una historia que fue una pequeña granada a las carpetas de la Superliga Europea, ese torneo diseñado por y para las élites de las élites que trataron de organizar hace unos meses, pero que ante el repudio mundial se frenó... por ahora. Y del que el mismísimo presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, fue el vocero principal. La plantilla del equipo español vale 63 veces más que la del Sheriff, un modesto cuadro que incluso tiene menos valor que los clubes más renombrados del fútbol colombiano.
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A los comentaristas les cuesta decir la procedencia del equipo. Unos hablan de Moldavia, otros de Transnistria, un pequeño Estado sin reconocimiento internacional con una población de 518.000 personas. Porque tras la disolución de la URSS en 1991, Moldavia se independizó, pero quedó una porción de tierra disputada que reclama como suya, aunque sus gentes no se sienten identificadas como moldavas.
Tras una guerra, que sigue abierta, Transnistria instaló su propia Constitución, Parlamento, Fuerzas Armadas y bandera.
A ese colorido lugar aterrizaron dos colombianos: Danilo Arboleda y Frank Castañeda. En realidad tres, pues Hansel Zapata abandonó el club antes de empezar la Champions. El peruano Gustavo Dulanto y cuatro brasileños más integran el séquito latinoamericano de uno de los equipos más exóticos que han pasado en la historia reciente del torneo de clubes más importante del mundo.
Arboleda, el típico futbolista que era moneda de cambio y un nómada en los equipos del fútbol colombiano, desde 2015 hasta que estalló la pandemia, militó en el Deportivo Cali, Patriotas, América, Equidad y Pasto. Su destino final ha sido inesperado, pero su rendimiento lo ha acreditado como uno de los capitanes y líderes del equipo.
Y el otro colombiano, Castañeda, quien en el país solo tuvo oportunidades en Orsomarso de la segunda división, se había ganado la vida las últimas tres temporadas en un equipo de Eslovaquia. Sin muchas opciones, cabizbajo, el extremo reconoció que el retiro era el paso siguiente a sus 26 años. Pero llegó la oferta del Sheriff y la posibilidad, cosas del fútbol, de pasar a jugar en el Santiago Bernabéu y en el Giuseppe Meazza.
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La figura del partido de ayer fue el portero griego Girogios Athanasiadis, sacó todo, casi todo al Real Madrid. La única pelota que le entró fue un penal, un poco discutible, que Karim Benzema, el mejor jugador de la Liga española, transformó en gol. Pero más atrás, el hombre del campo fue el central colombiano Arboleda. Hizo 13 despejes y fue impasable por los aires. Al final intercambió la camiseta con Eden Hazard. Imperial, fuerte y un perro bravo para defenderse ante un Madrid que no está en crisis, todo lo contrario.
Con Carlo Ancelotti al mando se ha convertido no solo en uno de los mejores equipos en el arranque de la temporada, sino en uno de los más atractivos para ver. Con un Benzema dominante, que lleva ocho goles y siete asistencias en las primeras seis fechas de la liga española, el equipo merengue, tan menospreciado por el mercado de fichajes más raro de todos, mete miedo.
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Pero por más que el fútbol se salpique cada vez más de petrodólares, likes, jeques, datos, comerciales, ciencia y mil cosas más, seguirá siendo un deporte de 11 contra 11. Y los 11 del equipo más emblemático y taquillero del planeta perdieron ayer ante los 11 del cuadro proveniente de tierras que promulgan principios comunistas en un Estado que ahora sí existe, por lo menos, en el mundo del fútbol.