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Profe, ¿cómo está la selección mexicana?
Muy bien. Creo que sobre casi dos años ya hemos o estamos construyendo un muy buen equipo. Obviamente que al principio éramos un grupo de jugadores y con objetivos individuales. Yo creo que ahora todos esos objetivos los hemos modificado y ahora son objetivos colectivos. El equipo, entre otras cosas, se ve con un espíritu de solidaridad notable y eso se transmite en la cancha: la combatividad, la determinación con la que se juega. Entonces, estamos muy contentos.
Profe, mañana enfrentan a Rusia que es el equipo local. ¿Qué se siente? Este es el país más grande del mundo. ¿Qué se siente al estar en esta situación?
Bueno, pensamos que hay varias maneras de interpretarlo, ¿no? Pero el hecho cierto y neutro es que jugamos mañana en Rusia contra Rusia y enfrente de 45.000 personas apoyando a su equipo. Ahora, la interpretación que nosotros le damos es que es una oportunidad extraordinaria para el fútbol mexicano de mostrar jerarquía, de mostrar esa combatividad que caracteriza al jugador mexicano, la solidaridad de la que hablamos anteriormente en el grupo y manifestarla a través del juego. Hay que competirles de igual a igual como siempre hemos hablado, en un escenario que realmente va a ser muy diferente. Realmente va a ser muy diferente al que estamos normalmente acostumbrados, porque incluyendo los partidos amistosos que se juegan en Estados Unidos, básicamente, México es siempre el local y siente el apoyo de la gente. Mañana va a ser diferente, pero es esa gran oportunidad de dar ese paso y demostrar que México tiene la capacidad de jugar de igual a igual en cualquier escenario contra cualquier rival.
Profe, hay varias controversias sobre la mesa. La primera tiene que ver con las rotaciones. ¿Cuál es la razón de rotar jugadores?
Bueno, yo creo que la rotación es sinónimo de oportunidad, de renovación, de sana competencia. Y creemos que eso es aplicable en cualquier camino de la vida, ¿no? Normalmente o cuando trato de explicarle a alguien, lo asocio con una sala de emergencia un día viernes en la noche, por decir algo, o cualquier día en realidad. Uno llega con un familiar en una situación caótica, una situación extrema, con un problema cardiaco. Le dicen a uno: “bueno, hoy el cardiólogo titular no está. Se ha ido de vacaciones a otro país. El que lo reemplazaba tuvo un inconveniente y tuvo que salir con su señora en una situación de emergencia para donde el ginecólogo. Y el tercer cardiólogo que normalmente está acá, no está de turno. Entonces, está este señor. Este es el cuarto cardiólogo que tenemos. ¿Usted qué decide? O esperamos hasta la otra semana que regrese el cardiólogo número uno o asumimos este momento coyuntural y le damos la oportunidad a este cardiólogo que nos muestre sus capacidades”. Pues bien, eso lo trasladamos al fútbol y es muy similar. Entonces, tenemos primero en cuenta eso, que todos los jugadores y cada uno de los que está en la selección sea por méritos. Si esa selección se hizo correctamente, los méritos están ahí y hay que en algún momento utilizar ese recurso en beneficio de los objetivos colectivos de los que hablamos anteriormente. También valoramos el hecho de que se juegan en 7 días 3 partidos. Lo sabemos por experiencia propia que no hay ningún jugador en el mundo, en el mundo, que juegue 3 juegos o 2 en 3 días al mismo nivel, con la misma intensidad y con el mismo rendimiento. No lo hay. Por ahí anda uno que juega 2, 3, 4 partidos, pero juega caminando y cuando cambia de ritmo hace la diferencia y para finalizar las jugadas es uno a tal punto que parece de otro planeta. Pero salvo esa excepción, yo creo que no hay otro en el planeta que pueda hacerlo.
¿Ese es Cristiano Ronaldo?
Yo diría que es más bien Messi.
¿Messi?
Ronaldo incluso, que es un gran jugador, pero que depende mucho también de su condición física, es obvio, viendo el juego contra nosotros y viéndolo 3 días después contra Rusia, que medía sus esfuerzos. los calculaba.
Los dosificaba.
Los dosificaba. Muchas gracias. Los dosificaba a tal punto de no malgastarse. El jugador nuestro, guardando las proporciones, es un jugador generoso en la entrega. Los delanteros orientan el juego, aprietan de arriba, tratamos de presionar en zona alta. Eso requiere un esfuerzo colectivo. Ahora hablamos del aspecto fisiológico. Ahora, del aspecto mental, ni me atrevería yo a mencionarlo, porque aquí pudiéramos tener tema para mucho tiempo. Pero está claramente demostrado que el ser humano de cualquier nivel y de cualquier cultura se puede concentrar y obtener el foco tensional 20 minutos, y estamos hablando de 90 minutos 2 veces en 3 días. Entonces, imposible no hacerlo. Ahora, este sábado, como bien lo dice, jugamos nuestra gran posibilidad de avanzar. Entonces, haber logrado un muy buen segundo tiempo y un muy buen resultado contra Nueva Zelanda, habiéndole dado oportunidad a 8 jugadores nuevos de contribuir, de sentirse parte de, importantes, contribuyendo a lo colectivo y haber logrado un buen resultado, nos da la gran posibilidad de ir 8 días o 7 días después a jugarnos esa gran posibilidad con un equipo fresco, con un equipo que ha descansado bien, se ha recuperado bien y ha entrenado bien. Y de ser así, yo creo que ahí estaría la respuesta para todo.
Profe, el otro tema controversial tiene que ver con el juego de Nueva Zelanda y los insultos que se le vio a usted en cámara haciéndole a alguien del cuerpo técnico de Nueva Zelanda. Cuéntenos qué fue lo que pasó.
Primero que todo, aprovechar la oportunidad para ofrecerle mis disculpas, pero ofrecerle mis disculpas a los niños, adolescentes y padres y madres de familia que estaban viendo el juego, porque normalmente eso no ocurre. Ahora, ¿qué pasó? Sencillamente que nosotros a Nueva Zelanda, y yo particularmente, no le valoro solamente lo que hacen en el fútbol. De hecho, el equipo favorito mío es los "Old Black" de rugby, por la integridad, por jugar al límite, dentro de un reglamento, por su combatividad, por su determinación, su virilidad, su vehemencia al jugar. Pero cuando eso ya se lleva a la frontera e incluso se pasa ese límite y se llega a la violencia, yo no comulgo con eso y no lo soporto. Cuando cae Carlos Salcedo, que termina luxándose el hombro y está por fuera del torneo, una lesión seria, ellos tienen tiempo suficiente para parar la pelota. Nosotros giramos hacia el lado del banco de ellos y le pedimos que paren el balón. Al gesto mío, el asistente de ellos me responde mal. Y yo ahí, desafortunadamente, lo tomo de otra manera y lo empiezo a tomar personal. De ahí en adelante, incluso en el video y desafortunadamente y a pesar de mi mal vocabulario, por el que reitero mis disculpas, va directamente dirigido al hombre que no tenía pelo. De hecho, se entiende claramente que lo…
Clarísimo.
Clarísimo. Lo digo porque fue contra él. Contra el técnico, absolutamente nada, pero contra el asistente sí, porque aparte de eso nos siguió provocando, instigando. Y algo que no quedó, afortunadamente para él, porque la cámara no lo sigue, es los insultos de él en español, en español, que obviamente, yo los entiendo claramente. Y por eso yo lo reté y lo insulté. Entonces, nuevamente, mis disculpas, pero eso fue lo que aconteció.
Profe, el tercer tema que está siendo titulares tiene que ver con el VAR, que es este sistema automático de asistencia arbitral. ¿Qué tal le parece?
Bueno, a nosotros en el primer juego nos dio buenos resultados, porque recuerde el primer gol de ellos (Portugal), que lo cantan a rabiar, porque llevaban casi 20 minutos sin llegar al arco nuestro. Les teníamos el control del juego, la posición, las llegadas. Estaba, incluso, yo me atrevería a decir casi dominado por parte nuestra. Ya no solamente controlado, pero dominado, y llega el gol de ellos. Afortunadamente para nosotros hay esa consulta directa con el árbitro, con la pantalla. Ellos van, rectifican y efectivamente había varios jugadores de ellos en fuera de lugar. Entonces, me parece que el fútbol por encima de todo tiene que tener un fair play. Por mi educación tanto en Estados Unidos como en Inglaterra lo valoro enormemente. Mi educación deportiva quiero decir.
Sí.
Valoro enormemente el esfuerzo genuino en los atletas, la entrega total, la combatividad, la determinación, la virilidad, la vehemencia, la decisión con la que se juega, mas no la trampa. A mí me parece que está bien, porque hay jugadas coyunturales en el juego que merecen ese proceso.
Profe, vamos a hacer una infidencia tipo personal. Usted en su chat en una fotografía, en la del perfil, tiene una cancha y unos jugadores, como una alineación, pero sus nombres son palabras. Y voy a leer: Equipo, trabajo, confianza, humildad. ¿Qué significa esto?
Los valores nuestros me llaman poderosamente la atención, pero a mis jugadores también les llega esa información y pueden observar los valores que sustentan nuestra gestión. Este grupo de jugadores mexicanos, un grupo extraordinario, grandes profesionales que nos regimos dentro y fuera de la cancha con esos valores. Entonces, por ejemplo, aprendimos que humildad no es creerse uno el mejor, pero falta de humildad es no dar todo lo que uno tiene que dar y está a su alcance para lograr ese estado de ser el mejor. Eso es falta de humildad. Eso es arrogancia. humildad no es decir: “somos mejores que Nueva Zelanda. No. Sentimos y creemos que lo somos, pero les respetamos su fútbol aéreo y conformamos un 11 con 6 buenos cabeceadores; los 3 centrales, el medio centro, y los 2 nueves. Entonces, teníamos 6 jugadores para competirles en fútbol aéreo. Es decir, que humildemente aceptamos que aunque no nos identificamos con la idea de juego de ellos la valoramos y queremos entenderla y nos preparamos para combatirla, para defenderla, para contrarrestarla y al final ganar por nuestras fortalezas: el desborde por fuera de los extremos que nunca falta, la creatividad de los dos interiores y el cambio en el entretiempo de poner a un mediocentro más distribuidor. Obviamente eso generó más líneas de paces y pudimos atraer mucho más por dentro para al final penetrar por cualquiera de las dos bandas. Entonces, eso, por ejemplo, ese valor los muchachos lo entienden desde ese punto de vista y está claramente discutido, demostrado y acordado. Honramos todos esos valores.
Profe, cuando usted habla de la selección mexicana y habla de la mística es un tema que le emociona. Incluso viéndolo con atención a los ojos, los ojos se le ponen rojos, como si fuera a llorar. ¿Siente mucho por la selección mexicana?
Bueno, yo creo que para poder que un grupo sea un grupo, sea un equipo, no un grupo de jugadores aislados, sea un equipo, tiene que tener esos valores; y los valores los tenemos o no los seres humanos. Entonces, valoro mucho, muchísimo, valoro inmensamente que trabajando en un país extranjero nuestros jugadores, los mexicanos, crean en esos valores. Que a pesar de ser de culturas o de países diferentes, nos podemos entender en ese aspecto y decir: “Estos son los valores que caracterizan a este equipo: la combatividad, la humildad de la hablamos, la resiliencia, la capacidad de revertir situaciones difíciles como la de Nueva Zelanda, como la ir dos veces por debajo en el marcador contra Portugal y empatar ante una de las mejores selecciones del mundo. Me emociona eso, porque cuando se lidera un grupo de hombres, aparte de la confianza, del conocimiento, del respeto, de la confrontación, hay otros valores muy importantes. Cuando podemos acordar y sustentar una gestión de todos, basada en valores de este nivel moral, yo creo que hay una gran posibilidad de éxito y me emociona eso.
Profe, vamos a conocerlo un poquito más. Los que lo observan con atención se dan cuenta que usted anda con una libreta y que anota y que tiene lápices de colores. ¿Por qué?
¿Usted tiene su propia libreta?
Sí, aquí la tengo.
¿Y tiene su lapicero? Un gran profesional. Yo pienso que como me decía mi viejo: “Vale más una memoria, perdón, un lápiz corto, que una memoria larga”. Entonces, prefiero apuntar porque a veces en medio del fragor se olvidan cosas. ya en el juego, como tal, en el entretiempo hay 15 minutos y en el entretiempo los manejamos. Llegan los jugadores y hay cinco minutos máximo para que expongan, se liberen de frustraciones, de discusiones, de punto de vista controversial, para que se hidraten. Después yo hablo del cinco al diez; cinco minutos puntuales. Estos son los puntos coyunturales del juego, en azul, lo menos relevante en rojo. Lo más relevante, no lo más importante, porque si jugamos contra Portugal, lo más relevante son las transiciones de defensa ataque, pero si jugamos contra Nueva Zelanda, lo más relevante son las pelotas diagonales cruzadas; son dos cosas muy diferentes. Entonces, voy puntual: “Al minuto este pasó esto y lo defendimos así correcta o incorrectamente; la solución a esto es esta”. Y los últimos cinco minutos ya son para nuevamente entrar en calor, entonces hay que ser puntual. Y me ayuda mucho el apuntar. Ahora, no apunto frases largas de… “en el minuto 13 el jugador ‘x’ no presionó o el jugador ‘x’ sí presionó, orientó el juego a pierna inhábil del defensor. La pelota vino recta, no vino diagonal, la defendimos mejor”, no. Sobre los años, ya he creado mi propio lenguaje, signos. Entonces, por ejemplo, sé que si es así, una flecha de esta naturaleza es un giro hacia adentro. Sé que si dice que si está la “d”, es en la media luna de las 18 y etc., etc., etc.
Y otro detalle que llama la atención es que usted nunca se sienta, siempre está parado. Tenerlo acá sentado en una entrevista es prácticamente un lujo.
Es difícil ver el juego desde ese nivel, sentado, y sobre todo, si uno queda al mismo nivel de la cancha, es imposible ver el otro lado. Le prestamos poderosamente la atención a las líneas de pase, si son diagonales o no y el ángulo; tratamos de analizar el ángulo de pase y la distancia del pase. También tratamos de analizar, como dije anteriormente, la posición. Por ejemplo, contra Portugal, fue muy valioso lo que hicimos porque creo que el 60% casi de nuestra posesión fue en campo contrario. Eso tiene un hecho muy profundo y es entonces que si estamos bien posicionados al momento de tener esa posesión en campo contrario, nuestro medio centro tiene que estar en el semicírculo del rival, y nuestros centrales en la mitad de cancha. Te implanto la línea defensiva cinco metros atrás. Quiere decir que al error nuestro, hay 35 metros por detrás de la línea defensiva de nosotros, y ese es un riesgo que pocos lo asumen y nuestros jugadores lo están asumiendo. Entonces, eso es muy importante y hay que tenerlo siempre supervisado, digamos así. Entonces, en el juego normalmente nuestro muy buen preparador físico-asistente es encargado de las vigilancias estrechas y de la pelota detenida. Otras tareas relevantes tienen los asistentes o los auxiliares y otra tarea tiene nuestro entrenador de portero. Entonces, al final ya no son tareas específicas, sino los cuatro asisten en el juego y entre todos vamos tomando decisiones. Entonces, mejor yo verlo de pie y poder ir cuando me toca participar, ser proactivo, es decir, claro y concreto en las indicaciones que se le dan a nuestro jugadores.
Profesor Juan Carlos Osorio, cuéntenos un poco de sus inicios. Pocos saben que su historia tiene un capítulo muy interesante. Y es que cuando usted se fue a estudiar a Inglaterra, veía los entrenamientos de Liverpool a través de una ventana de una casa vecina. ¿Cómo fue eso?
Recuerdo el año 97. Fui la primera vez a la práctica de Liverpool. Yo decidí ir a estudiar a “John Moores University” a hacer mi master en “Educación superior y fútbol”, lo llaman ellos, un master que tienen allá de dos años. Estando ya en Liverpool, voy a Melwood Training Ground, donde entrenaban, y al tercer día me doy cuenta que es imposible entrar. Entonces, me recorro la calle hasta encontrar un orificio en la pared y ahí me doy cuenta: “Por acá puedo ver el entrenamiento”.
Por un huequito.
Por un hueco. Miro atrás y veo la famosa ventana. Para hacer la historia corta, al tercer día me decido, toco la puerta ya por tercera vez, hablo con los dueños, salimos a cenar y termino convenciéndolos y viviendo ahí por dos años. Entonces, durante dos años, si no llovía, sacaba la mesa o el asiento y me subía y veía todo, aquí por encima del muro. Y cuando llovía, pues abría la ventana y miraba con mis binóculos. Y vi al Liverpool, el Liverpool de Gérard Houllier, de Roy Evans, que fue una situación única, porque los dos eran los managers: uno inglés, otro francés, una condición única y extraordinaria para mi aprendizaje. Terminé viendo ese equipo y siguiéndolo por dos años. Entonces, vi las prácticas, tengo récords de todo eso y fuera de eso, asistía a la universidad. Y en las noches veía entrenar a las divisiones menores, a las fuerzas básicas.
Profe, pero eso dice mucho de usted y de las palabras que mencionábamos anteriormente: humildad, resiliencia, perseverancia. ¿Esa es la clave del éxito?
Sí. Yo creo que son tres palabras sinceramente que son muy necesarias para uno triunfar en la vida. Yo creo que uno, cuando uno tiene un sueño, hay que convertirlo en objetivo y la manera de hacerlo es dándole a ese sueño, haciendo un plan de trabajo con objetivos claros y concretos. Y para lograr esos objetivos, entonces sí hay que tener determinación, decisión y hay que tener resiliencia, porque muchas veces uno se va a ver doblegado y hay que recuperarse a la adversidad, dar lo mejor de uno y tener la determinación siempre de buscar lo que uno cree, que es lo que le da significado a su vida. Por ahí hay una palabra muy apropiada y es la “pasión”; y la pasión es hacer lo que para muchos se hace con trabajo, uno lo hace con alegría, disfrutándolo. Y obviamente entonces, uno se da cuenta que todos tenemos diferentes pasiones, pero hay que tratar la de uno, buscarla e ir por ella.
Y precisamente, sobre los objetivos, profe, ¿el objetivo de México es ser campeón en la Copa Confederaciones?
Sí. Fue nuestro objetivo y continúa siendo de darlo todo en cada partido. Y darlo todo implica planificación, preparación, rotación, el once que inicia, el once que remata. Si logramos ir en un resultado favorable, cómo rematamos. Si, por el contrario, vamos en un resultado desfavorable, ¿qué es lo que hay que hacer? Pero por encima de todo eso está las posibilidades que siempre le dan a uno los jugadores. Aquí hay una idea de juego definida por y a través de las características de los jugadores y las posibilidades que nos dan esas características.
Es evidente, profe, que usted lleva en el corazón la camiseta mexicana y la selección mexicana, pero como colombiano, ¿le gustaría algún día ser técnico de la selección Colombia?
Obviamente que uno en la vida se prepara y no sabe realmente dónde va a terminar, ¿no? Entonces, recuerdo lo de la ida a Liverpool, recuerdo, antes de eso, los años de universidad, recuerdo el seguir preparándome, adquiriendo conocimiento. Hace dos meses estuve en España viendo al Sevilla de Sampaoli y de Juanma (Lillo). Siempre lo hice, lo he hecho y seguiré haciendo con la posibilidad de ser el mejor profesional posible y el mejor ser humano posible. ¿Hasta dónde me lleven esas posibilidades? No sé. Ahora, como colombiano, obviamente que no solamente es un sueño, porque lo fue desde el 2006, cuando llegué a dirigir a Millonarios. Siempre pensé: “Ojalá que el creador, que la Divina Providencia me dé esa posibilidad”. Creo que ya no es un sueño, es un objetivo. Ahora, de las cosas que más me da placer a mí en la vida es ver la evolución de los jugadores-seres humanos a los que les damos la oportunidad. Entonces, aquí estamos viendo eso, como en algún momento lo vimos en Nacional con jugadores como Alexis, como Farid, como Orlando y muchos otros. Ahora lo estamos viendo acá con Néstor, con Irvin, con Jurgen; me refiero a los que todavía no han ido a Europa, porque los muchos otros, ahora lo estamos viendo acá con Néstor, con Irvin, con Jurgen; me refiero a los que todavía no han ido a Europa, porque los que están, pues, mérito propio y muy bueno por ellos, pero también hemos visto la evolución de, por ejemplo, de Héctor Moreno. Ya no es un zaguero central zurdo, como hay muy pocos, y no para jugar, sin restarle mérito, en Holanda; ahora ya lo llaman de Italia. Entonces, vemos el progreso de todos. Y a mí me gustaría ver el fruto de todo esto, de las rotaciones, de los diferentes juegos amistosos y todo. Ahora, entre una y otra, en este momento vamos y doy la vida por… por la selección mexicana, por mis jugadores, perdón, nuestros jugadores, por la manera cómo tratamos de ganar y obviamente que a futuro; y ojalá algún día tengan la posibilidad con la nuestra.
Profe, el 72%, más del 70% de nuestros televidentes en “Telemundo” son mexicanos o de origen mexicano. Usted ha sido inmigrante, como los que nos ven, como yo, ¿cuál es el consejo que le da a los inmigrantes, usted que ha sido inmigrante en Estados Unidos, en Inglaterra y ahora en México, como colombiano?
Voy a hablar de los mexicanos porque corresponde y es la ocasión. Yo recuerdo que en Flushing, en Flushing Meadows Park, en Queens, había un equipo de mexicanos que se llamaba “Jalisco”, recuerdo bien. Y siempre con ellos era difícil jugar y les admirábamos compatibilidad, la determinación, la verraquera, que decimos en Colombia, con la que enfrentaban el juego. Y ya, a nivel de trabajo, nosotros, los colombianos, nos parecemos mucho a ellos. Estamos decididos y trabajamos en jardinería, en restaurantes, en construcción y siempre lo hacemos pensando que hay que hacer lo que otros no hacen, dentro de la regla, por ayudarle a nuestras familias. Entonces, a ellos lo de siempre, lo que yo viví y lo que hablábamos con mis amigos o con los que me tocó esa etapa de la vida. En la vida estamos es para luchar, para darlo todo por lograr nuestros, como dijimos anteriormente, sueño-objetivos. Y mientras que se haga todo dentro de las reglas, uno tiene que perseverar, tiene que insistir, nunca desistir en darlo todo por lograr esos objetivos. Entonces, ánimo y a competir con todos y cada uno para lograr lo nuestro.
Profe, estamos muy orgullosos. Muchas gracias y mucha suerte a la selección mexicana.
Muchas gracias por la invitación. Nuevamente, ojalá no sea la última.