Andrés Guardado, en el reciente amistoso entre México y Estados Unidos, en Guadalajara (México). EFE/ Francisco Guasco
Foto: EFE - Francisco Guasco
Las personas se acostumbran al vacío. Deben hacerlo, porque es imposible detener el paso del tiempo y lo que eso conlleva. Los jugadores envejecen, igual que cualquier otra persona. Se vuelven lentos y ajenos, malhumorados, y se cansan con mayor facilidad.
Por Juan Diego Forero Vélez
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