El cruel adiós de Luka Modrić
El líder de Croacia se despidió de los grandes torneos con su selección tras un agónico empate ante Italia en la Eurocopa 2024.
Quizá más pronto de lo esperado, quizá más doloroso de lo previsible y quizá más amargo de lo deseado. Pero el agónico empate que rescató Italia, a la postre, significó el adiós de Luka Modrić a la Eurocopa 2024 y su despedida de los grandes torneos con la selección croata, de la que ha sido el líder indiscutible, rey de una generación dorada que se quedó a un paso de la gloria eterna de 2018, pero que tocó el cielo y quedará en la memoria de todos los aficionados al fútbol por seis años maravillosos.
Parecía que el momento no iba a llegar nunca, ni siquiera cuando lo pronosticó en su día en el Mundial de Qatar 2022. La virtud de Luka Modrić, desafiante siempre ante el imparable paso del tiempo, enemigo íntimo de la lógica en este sentido, permitía seguir soñando con el infinito de su fútbol, ese que en los grandes torneos de selecciones parece haber llegado a su ocaso.
El odiado adiós llegó, además, de la manera más cruel. Lejos de la sonrisa, acabó entre lágrimas tras un partido que fue una montaña rusa de emociones. Pasó de villano a héroe en un momento. Falló un penalti, pero marcó 32 segundos después para poner el 1-0 y acercar a los octavos de final a su país, alejado del nivel de los últimos años. Un gol que no podía ser de otro. Una historia que apuntaba a tener un final feliz, pero que Zaccagni se encargó de arruinar con un gol en el minuto 98. “No sé de dónde se ha sacado 8 minutos el árbitro”, dijo al terminar el encuentro, apagado completamente.
Recibió los elogios de la prensa, que atisbaba un final que en ese momento no era matemático, pero prácticamente sentenciado.
”Sí, puede ser mi último partido en un Mundial, pero no puedo decir nada”, avisó en 2022, cuando finalizó tercero en el torneo, volviendo a colocar a Croacia entre las potencias del mundo.
”Estoy muy contento por toda mi trayectoria en Croacia. Ganar dos medallas es muy importante, mi sueño era ganar la Copa, no se ha dado, pero estoy muy contento, hemos confirmado que Croacia tiene una selección grande, con un futuro muy bueno por delante y hay que seguir. En el futuro vamos a ver qué pasa. Por lo menos quiero seguir hasta la Nations League”, añadió.
Cumplió. Y ya no solo eso, es que ganó una tercera medalla con la camiseta de cuadros rojos y blancos ajedrezados al quedar segundo en la Liga de Naciones, trofeo que rozó en la final ante España, definida en una tanda de penaltis que, al mismo tiempo que acabó con una sequía de 11 años de la Roja, alejó a Croacia de otro título.
Brillante en un recorrido siempre desagradecido en los momentos determinantes, el camino de Luka Modric con Croacia ha sido largo y especialmente poco considerado en Eurocopas, donde su máximo fueron los cuartos de final de 2008, cuando no había octavos. Absoluto 178 veces y otras 22 en categorías inferiores, repartidas en 11 ocasiones con la sub21 y otras 11 con la sub19, ha ganado mucho más de lo que ha perdido, casi el triple, algo al alcance de unas pocas leyendas, de unos pocos elegidos en este deporte.
Fueron 96 victorias, 47 empates y solo 39 derrotas desde aquel partido amistoso ante Argentina que le vio debutar con 20 años en marzo de 2006, a las puertas del Mundial de Alemania. Disputó el Mundial, dos partidos de la fase de grupos. Apenas unos minutos en cada uno de ellos. Jugó también la Eurocopa de 2008, en la que Croacia tiene su mejor resultado, unos cuartos de final en los que perdió ante Turquía. Con 22 años ya era un titular asentado.
No pudo clasificar a su país al Mundial de 2010, pero sí a la Eurocopa de 2012, en la que cayó en fase de grupos. En la Copa del Mundo de Brasil 2014, a la que llegó gracias a la repesca, se quedó también en fase de grupos. Llegó a los octavos de final en la Euro de Francia 2018, donde cayó ante España, y empezó entonces el recorrido de la generación dorada.
Llegó a Rusia sin cartel, de nuevo gracias a una repesca en la que marcó gol, ante Grecia, pero acabó en la final tras disputar 3 prórrogas, contra Francia, que acabó siendo campeona del Mundo, en una edición en la que le marcó un golazo a Argentina en la histórica goleada (3-0) a la, en ese momento, subcampeona del mundo, en fase de grupos. Volvió a resbalar en la Euro ante España en 2021, pero encontró consuelo otra vez en la Copa del Mundo.
En 2022, llevó a su combinado a semifinales, en el que Argentina se tomó la revancha y devolvió el 3-0 de 2018. Sucumbió ante la, a la postre, campeona. Y en la Liga de Naciones de 2023 es cuando más cerca estuvo de coronar su periplo con un título. Marcó en la tanda, peor los fallos de Majer y Petkovic, que volvió a fallar ante Unai Simón en esta Euro, impidieron su éxito.
Su última gran aparición, su último gran baile con Croacia, con la ínfima posibilidad de que vuelva a disputar una Eurocopa o un Mundial, fue dramática. Llegó con pocos minutos en el Real Madrid, pero siendo la referencia. Titular indiscutible a las órdenes de Dalic, no pudo hacer nada para frenar a España o para evitar el postrero tanto de Albania que supuso el empate. Ante Italia era la última oportunidad, lo peleó, lo rozó. Pero el borde del precipicio era ya demasiado inestable.
El ciclo de su carrera como internacional es un círculo perfecto. Sus primeros minutos en competición oficial fueron en el antiguo Max Morlok Stadion de Nuremberg, en Alemania, mismas tierras en las que ahora pone punto y final, aunque en el Red Bull Arena de Leipzig, a unos 270 kilómetros. En Alemania comenzó su periplo y en Alemania terminó. Así fue el cruel adiós de Luka Modrić a la Eurocopa con Croacia.
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Quizá más pronto de lo esperado, quizá más doloroso de lo previsible y quizá más amargo de lo deseado. Pero el agónico empate que rescató Italia, a la postre, significó el adiós de Luka Modrić a la Eurocopa 2024 y su despedida de los grandes torneos con la selección croata, de la que ha sido el líder indiscutible, rey de una generación dorada que se quedó a un paso de la gloria eterna de 2018, pero que tocó el cielo y quedará en la memoria de todos los aficionados al fútbol por seis años maravillosos.
Parecía que el momento no iba a llegar nunca, ni siquiera cuando lo pronosticó en su día en el Mundial de Qatar 2022. La virtud de Luka Modrić, desafiante siempre ante el imparable paso del tiempo, enemigo íntimo de la lógica en este sentido, permitía seguir soñando con el infinito de su fútbol, ese que en los grandes torneos de selecciones parece haber llegado a su ocaso.
El odiado adiós llegó, además, de la manera más cruel. Lejos de la sonrisa, acabó entre lágrimas tras un partido que fue una montaña rusa de emociones. Pasó de villano a héroe en un momento. Falló un penalti, pero marcó 32 segundos después para poner el 1-0 y acercar a los octavos de final a su país, alejado del nivel de los últimos años. Un gol que no podía ser de otro. Una historia que apuntaba a tener un final feliz, pero que Zaccagni se encargó de arruinar con un gol en el minuto 98. “No sé de dónde se ha sacado 8 minutos el árbitro”, dijo al terminar el encuentro, apagado completamente.
Recibió los elogios de la prensa, que atisbaba un final que en ese momento no era matemático, pero prácticamente sentenciado.
”Sí, puede ser mi último partido en un Mundial, pero no puedo decir nada”, avisó en 2022, cuando finalizó tercero en el torneo, volviendo a colocar a Croacia entre las potencias del mundo.
”Estoy muy contento por toda mi trayectoria en Croacia. Ganar dos medallas es muy importante, mi sueño era ganar la Copa, no se ha dado, pero estoy muy contento, hemos confirmado que Croacia tiene una selección grande, con un futuro muy bueno por delante y hay que seguir. En el futuro vamos a ver qué pasa. Por lo menos quiero seguir hasta la Nations League”, añadió.
Cumplió. Y ya no solo eso, es que ganó una tercera medalla con la camiseta de cuadros rojos y blancos ajedrezados al quedar segundo en la Liga de Naciones, trofeo que rozó en la final ante España, definida en una tanda de penaltis que, al mismo tiempo que acabó con una sequía de 11 años de la Roja, alejó a Croacia de otro título.
Brillante en un recorrido siempre desagradecido en los momentos determinantes, el camino de Luka Modric con Croacia ha sido largo y especialmente poco considerado en Eurocopas, donde su máximo fueron los cuartos de final de 2008, cuando no había octavos. Absoluto 178 veces y otras 22 en categorías inferiores, repartidas en 11 ocasiones con la sub21 y otras 11 con la sub19, ha ganado mucho más de lo que ha perdido, casi el triple, algo al alcance de unas pocas leyendas, de unos pocos elegidos en este deporte.
Fueron 96 victorias, 47 empates y solo 39 derrotas desde aquel partido amistoso ante Argentina que le vio debutar con 20 años en marzo de 2006, a las puertas del Mundial de Alemania. Disputó el Mundial, dos partidos de la fase de grupos. Apenas unos minutos en cada uno de ellos. Jugó también la Eurocopa de 2008, en la que Croacia tiene su mejor resultado, unos cuartos de final en los que perdió ante Turquía. Con 22 años ya era un titular asentado.
No pudo clasificar a su país al Mundial de 2010, pero sí a la Eurocopa de 2012, en la que cayó en fase de grupos. En la Copa del Mundo de Brasil 2014, a la que llegó gracias a la repesca, se quedó también en fase de grupos. Llegó a los octavos de final en la Euro de Francia 2018, donde cayó ante España, y empezó entonces el recorrido de la generación dorada.
Llegó a Rusia sin cartel, de nuevo gracias a una repesca en la que marcó gol, ante Grecia, pero acabó en la final tras disputar 3 prórrogas, contra Francia, que acabó siendo campeona del Mundo, en una edición en la que le marcó un golazo a Argentina en la histórica goleada (3-0) a la, en ese momento, subcampeona del mundo, en fase de grupos. Volvió a resbalar en la Euro ante España en 2021, pero encontró consuelo otra vez en la Copa del Mundo.
En 2022, llevó a su combinado a semifinales, en el que Argentina se tomó la revancha y devolvió el 3-0 de 2018. Sucumbió ante la, a la postre, campeona. Y en la Liga de Naciones de 2023 es cuando más cerca estuvo de coronar su periplo con un título. Marcó en la tanda, peor los fallos de Majer y Petkovic, que volvió a fallar ante Unai Simón en esta Euro, impidieron su éxito.
Su última gran aparición, su último gran baile con Croacia, con la ínfima posibilidad de que vuelva a disputar una Eurocopa o un Mundial, fue dramática. Llegó con pocos minutos en el Real Madrid, pero siendo la referencia. Titular indiscutible a las órdenes de Dalic, no pudo hacer nada para frenar a España o para evitar el postrero tanto de Albania que supuso el empate. Ante Italia era la última oportunidad, lo peleó, lo rozó. Pero el borde del precipicio era ya demasiado inestable.
El ciclo de su carrera como internacional es un círculo perfecto. Sus primeros minutos en competición oficial fueron en el antiguo Max Morlok Stadion de Nuremberg, en Alemania, mismas tierras en las que ahora pone punto y final, aunque en el Red Bull Arena de Leipzig, a unos 270 kilómetros. En Alemania comenzó su periplo y en Alemania terminó. Así fue el cruel adiós de Luka Modrić a la Eurocopa con Croacia.
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