El fascismo: el lado oscuro en la historia de la Lazio
El origen mismo del club romano lo acerca a los ideales fascistas, pues fue un sector del ejército italiano quienes lo fundaron en 1900.
Andrés Osorio Guillott
No fue gratuito que Benito Mussolini sintiera simpatía por la Lazio, aquel club fundado el 9 de enero de 1900 por Luigi Bigiarelli en la ‘Piazza della Libertà. El origen del club con más trofeos en Roma estuvo asociado a los ideales de la supremacía, de la fuerza, de los principios del ejército del cual hizo parte Bigiarelli como oficial de infantería.
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No fue gratuito que Benito Mussolini sintiera simpatía por la Lazio, aquel club fundado el 9 de enero de 1900 por Luigi Bigiarelli en la ‘Piazza della Libertà. El origen del club con más trofeos en Roma estuvo asociado a los ideales de la supremacía, de la fuerza, de los principios del ejército del cual hizo parte Bigiarelli como oficial de infantería.
El fascismo italiano, en cuanto al fútbol, es uno de los ejemplos más recordados y claros de cómo la política ha introducido sus tentáculos en los escenarios más populares para filtrar sus discursos y legitimar su identidad. No es solamente el famoso “vencer o morir” de la selección de Italia, es también el sello que dejó Mussolini en el club como socio de honor y asistente recurrente a los partidos del cuadro albiceleste en la década de 1920.
Lazio está compuesto por símbolos culturales y nacionales. Sus colores le rinden homenaje a la Antigua Grecia, y el águila que acompaña su escudo y es guardiana del estadio Olímpico de Roma simboliza a la Antigua Roma Imperial. Su identidad carga ya con la historia de Italia y con los ideales de fortaleza que caracterizan a los atletas y que tanto le sirven al fascismo para configurar una imagen sólida del poder.
La historia se va armando conforme a las herencias, y Mussolini dejó una carga simbólica de la ultraderecha en el equipo romano que se trasladó a jugadores y a sectores de su hinchada con el paso de los años. La propaganda política en la Lazio lo dejó con una serie de atisbos que se demostraron en los jugadores y en la hinchada que se ubica en la curva norte del estadio Olímpico. Los primeros brotes que reafirmaron el vínculo con la ultraderecha fueron expresados por Luigi Martini y Giorgio Chinaglia. Este último empezó a promover los ideales con los ‘Commandos Monteverde Lazio’, nombre de la barra que después vio surgir a los ‘Irriducibili’, quienes proclaman la supremacía del hombre blanco y el nacionalismo.
Chinaglia y Martini hicieron parte de la generación que ganó el primer ‘Scudetto’ para la Lazio en 1974. Junto a Felipe Pulici, arquero del momento, conformaron una nómina que no olvidan los hinchas blanquicelestes por aquel campeonato y también por la polémica que causaban algunos de ellos por portar armas y manifestar sus posturas a favor de las fuerzas armadas y de los partidos de ultraderecha, como fue el caso de Luigi Martini, diputado de la Alianza Nacional entre 1996 2006.
Otro de los ejemplos que demostró que la ultraderecha no se había desprendido de las águilas fue el de Paolo Di Canio, exfutbolista del club entre 1985 y 2008. En varias ocasiones el deportista romano manifestó su admiración por Mussolini y su afinidad con la ideología que se instaló en Italia por más de 20 años el siglo pasado celebrando los goles con el saludo fascista.
Aunque no se han vuelto a ver expresiones asociadas al fascismo en los jugadores y técnicos de la Lazio, la barra de la curva norte sí ha logrado defender ese legado, aunque ahora con menos fuerza que antes, pues los mensajes racistas son sancionados por la FIFA. Banderas con frases como “Auschwitz es vuestra patria. Los hornos, vuestras casas” o “Equipo de negros, hinchada de judíos” se vieron a principios de los 2000 como una reivindicación de su radicalismo y del fútbol como una herramienta que, por su masificación y su carácter popular, ha sido ensuciado por algunos para expandir sus visiones y atraer seguidores.