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El F.C. Barcelona no existiría sin este hombre: la historia de Joan Gamper

Joan Gamper amó tanto al F.C. Barcelona, que, en cierta medida, murió por él. Hoy se cumplen 125 años de la fundación del club catalán y es preciso recordar a su fundador.

Juan Diego Forero Vélez
30 de noviembre de 2024 - 12:00 a. m.
El Fútbol Club Barcelona organizó una ceremonia en la que celebró su cumpleaños 125.
El Fútbol Club Barcelona organizó una ceremonia en la que celebró su cumpleaños 125.
Foto: FCB
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La dictadura de Miguel Primo Rivera expulsó a Hans-Max (Joan) Gamper de España. Su apoyo al nacionalismo catalán no fue tomado de la mejor manera y, aunque luego se le permitió volver a Barcelona, jamás recuperó su sonrisa ladina, ni su carisma infantil. Joan Gamper murió más de una vez, pero la definitiva, la ineludible, lo alcanzó el 30 de julio de 1930 en su casa, en el número 4 de la calle Gerona de Barcelona, a través de una bala que su propia mano disparó.

Fueron los jugadores del Barcelona los que alzaron el féretro, fueron ellos los que lo llevaron hasta el cementerio de Montjuic sobre sus hombros anchos, escondidos bajo trajes elegantes y caras tristes; mientras la prensa se dedicaba a lanzar informes irregulares y vacíos de su muerte y su vida. Cuando volvió a España, luego de su exilio, fue recibido con una carta que le exigía estar alejado del club que había fundado con garras y empuje.

Eso marchitó su corazón y le quitó un poco de alegría, le arrebató un pedazo de vida, mucho antes, incluso, de jalar el gatillo; pero él aceptó, porque al menos así le permitirían vivir cerca de donde su corazón residía, junto a su club. Sin embargo, cuando su riqueza se esfumó con la caída de la bolsa de Nueva York, ya no resistió más, y se zambulló en el oscuro abismo de la muerte, para siempre.

Ahora una calle en Barcelona lleva su nombre, la que antes se llamaba Crisantemos, y que desemboca en el Campo de Les Corts, segundo estadio donde jugó el F.C. Barcelona. Y, además de eso, Joan Laporta, en 2009, en cabeza de la junta directiva del equipo culé, decidieron conceder a Gamper el título simbólico, y permanente, de ‘socio número 1′ del club, como si él necesitara semejante homenaje, como si el solo hecho de fundar el club y de construirlo de la nada no le otorgara ese derecho divino.

Joan Gamper nació en Suiza, en Winterthur, pero su corazón se acopló con demasiada facilidad a la calidez de Barcelona, donde, al final, terminó perdiéndose y entregándose por completo. Fue ciclista, jugador de rugby, nadador, atleta y futbolista. Fue un soñador que llegó a España con una idea bajo el brazo, indescifrable e imposible, pero que al final terminó convirtiéndose en una realidad. Llegó con la ilusión de compartir todo lo que sabía del fútbol, todo lo que había aprendido.

Pero encontró resistencia porque los habitantes de la vieja Barcelona no practicaban el fútbol con regularidad, y él poco estaba acostumbrado a tamaña indiferencia. Sin embargo, fue tan grande el anhelo y tan gigante su creatividad, que al final se fueron abriendo paso a través del destino. Empezando con una vieja y pequeña publicación que hizo en una revista local, en 1899, incitando a otros a jugar con él.

“Nuestro amigo y compañero Mr. Kans Kamper, de la Selección de Foot-Vall de la “Sociedad Los Deportes” y antiguo campeón suizo, deseoso de poder organizar algunos partidos en Barcelona, ruega a cuantos sientan aficiones por el referido deporte se sirvan ponerse en relación con él, dignándose al efecto pasar por esta redacción los martes y viernes por la noche de 9 a 11″, rezaba su anuncio, rimbombante y asertivo.

Tan solo una semana después, armado de valor y resuelto a llevar a cabo su voluntad a toda costa, Joan Gamper, en el Gimnasio Solé, de la Calle Montjuic del Carme, número 5, fundó uno de los clubes más grandes de la historia del fútbol casi por accidente, adoptando los colores del club suizo del que fue capitán, el F.C. Basilea, como emblema.

Luego de eso, jugó para el club, perdiendo la primera Copa del Rey contra el Club Bizcaya, y logró hacer algo que hasta el momento ningún otro jugador culé ha logrado, marcar 9 goles en un solo partido; pero esa es otra historia, para otro momento.

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Por Juan Diego Forero Vélez

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