El fútbol: una cuna de oro para Oriente Medio
El Mundial de Catar ya fue una victoria, pero en Oriente Medio no se conforman y ven en el fútbol una cuna de oro para su economía.
Andrés Osorio Guillott
Mañana se juega la Supercopa de España en Arabia Saudita. Pese a ser un torneo de tradición en el país europeo al reunir a los finalistas de la Copa del Rey y los dos primeros de LaLiga de la temporada anterior, el certamen lleva cuatro años realizándose en Oriente Medio por un contrato que dejó varios millones de euros detrás.
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Mañana se juega la Supercopa de España en Arabia Saudita. Pese a ser un torneo de tradición en el país europeo al reunir a los finalistas de la Copa del Rey y los dos primeros de LaLiga de la temporada anterior, el certamen lleva cuatro años realizándose en Oriente Medio por un contrato que dejó varios millones de euros detrás.
Son los ceros a la derecha que pone el fútbol lo que atrae a Oriente Medio para apostarle al deporte más popular del mundo. Lo que dejó el Mundial de Catar o lo que mueve Cristiano Ronaldo con su llegada a Al-Nassr, equipo de Arabia Saudita, son ejemplos de las apuestas que tienen varios países de esta parte del mundo para generar visibilidad y crear también un tentáculo más de su economía.
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¿Por qué un torneo tan tradicional para España se juega en Arabia Saudita? En 2019, Rubiales firmó un contrato por 240 millones de euros para que fueran repartidos entre la Federación Española de Fútbol, clubes e intermediarios. En principio, este dinero sería repartido desde el año en que se hizo el acuerdo hasta la temporada 2024-2025, pero el año antepasado se renovó el contrato hasta 2029.
Los antecedentes de esta apuesta son pocos, pero dicientes: . En 1978, Rivelino fue la primera estrella que se dejó seducir por el Al-Hilal, conjunto de Arabia Saudita. En aquel entonces, la escuadra fichó al volante brasileño por tres temporadas, en las que anotó por 39 goles y logró un título de campeón.
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Sucedió también en 1998 con el búlgaro Hristo Stoichkov que fue fichado por Al-Nassr, así como con Bebeto - un gol en cinco partidos hasta su retirada en 2002 – y Denilson, que estuvo dos meses en Arabia Saudita en 2007. En la temporada 2002-2003, Romario se comprometió por 100 días con la formación catarí Al-Sadd, a cambio de 1,5 millones de dólares. Ese mismo club fue el que se llevó a Xavi Hernández, ahora técnico de Barcelona, en 2015.
Hace poco menos de un mes Oriente Medio tenía los ojos del planeta por el Mundial de Catar. El certamen, que dejó a Argentina como campeona del mundo luego de vencer por penaltis a Francia en una final inolvidable, dejó cerca de US$17.000 millones para la economía catarí. De esa cifra, la FIFA dejó un reporte de US$7.500 millones en acuerdos comerciales, tres mil más de los que dejó el Mundial de Rusia en 2018. Los cerca de 700.000 turistas que estuvieron en Doha reportaron que el 50 % de los gastos fueron en merchandising.
Ahora, volvió a ser un país de Oriente el que dio desde ya una de las noticias de este 2023 con la contratación de Cristiano Ronaldo a Al-Nassr. Y pese a que su llegada se dio hace una semana, hoy todavía sigue dando de qué hablar, pues se supo que el atacante portugués cobrará más de 400 millones de euros (429,5 millones de dólares) en Arabia Saudita, la mitad de ellos por promover la futura candidatura del reino al Mundial 2030, que en principio tendría que pelar con las opciones de Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay, y de Portugal, España y Ucrania.
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Del lado de Catar también se dio a conocer en los últimos días que el presidente de Qatar Sports Investments, Nasser Al-Khelaifi, intentó comprar una parte del Tottenham Hotspur. La intención del fondo catarí sería invertir en el Manchester United, Liverpool o el conjunto londinense, pues la acogida de la Premier League llama mucho la atención en Oriente Medio, y el ejemplo concreto es el Newcastle, que el año pasado fue comprado por un fondo saudí por una cifra de 300 millones de libras (354 millones de euros).
Y es que detrás de los grandes equipos de Europa están varios dirigentes o herederos del poder en Medio Oriente. Por ejemplo, el dueño del Paris Saint-Germain es el emir de Catar, Tamim bin Hamad Al-Thani, que responde a los pagos de 70 millones de euros por temporada para Kylian Mbappé y de 41 millones de euros por año para Lionel Messi; el propietario del Manchester City es miembro de la realeza de Abu Dhabi e hijo del primer presidente de los Emiratos Árabes: Mansour bin Zayed Al Nahyan, quien también le apuesta a la proyección de Erlingh Haaland, que recibe 51 millones de euros por temporada. Mohamed Bin Salman, príncipe heredero de Arabia Saudita, que posee un patrimonio cercano a los 350 mil millones de euros, es el dueño de Al-Nassr, y, por ende, artífice de la llegada de Cristiano Ronaldo a su equipo.
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