El hijo de Zidane le dijo adiós al balón: Enzo se retiró del fútbol
Luego de pasar por el Real Madrid, Alavés, y UD Almería, el hijo mayor de Zinadine Zidane ha decidido retirarse del fútbol para poder dedicarse a sus inversiones a tiempo completo.
Juan Diego Forero Vélez - @JuanDiegoFore10
Nadie puede negar que Enzo Zidane, por un momento, generó grandes expectativas en los fanáticos del fútbol mundial. Los seguidores del Real Madrid se relamieron los labios al ver su nombre pasar del Real Madrid Castilla al primer equipo, pero su paso terminó siendo fugaz y decepcionante. A su alrededor se dibujaron muchas ilusiones y tal vez fue eso, el peso de su apellido paterno, el que terminó por estropear su carrera.
Quienes vieron jugar a su padre y admiraron con incredulidad la elegancia y porte que demostraba en el campo, esperaban de Enzo algo similar; no mucho, al menos una copia simplona de aquel jugador estelar que dejó al equipo blanco el 7 de mayo de 2006 con ganas de más. El consuelo tras aquella separación, pensaban los blancos, podría llegar a través de su hijo mayor, pero Enzo nunca pudo ofrecerle eso al madridismo y esa necesidad terminó consumiéndolo por completo.
Tanto esfuerzo para demostrar su propia identidad y personalidad, tantos deseos de apartarse del pasado y de la historia de su tutor y padre lo asfixiaron, hasta que la pena lo desgarró y lo sacó del camino.
El mayor de los hijos de Zizou pasó por muchos equipos antes de anunciar su retiro prematuro y poco sorprendente. Jugó en las categorías inferiores del equipo merengue desde 2004 y, en 2011, recibió la invitación de José Mourinho a entrenar con el primer equipo, pero todo terminó en ese mismo momento; Enzo Zidane jamás estuvo listo para reemplazar a su padre. Jugó para el Deportivo Alavés, para el F.C. Lausanne-Sport, para el C.F. Rayo Majadahonda, C.D. Aves de Portugal, U.D. Almería y para el C.F. Fuenlabrada, un equipo de la tercera división de España en el que no jugó ningún partido.
El momento más glorioso tal vez lo vivió bajo el mandato de su padre, en 2016, cuando marcó el primero de sus tres goles como profesional, en el Santiago Bernabéu, jugando la Copa del Rey frente al Cultural Leonesa.
El Madrid ganó ese día 6 goles a 1; no fue un rival de categoría, pero eso no debe empañar el recuerdo de aquel gol. James Rodríguez, cuando estaba en el Madrid, le pasó el balón a Marco Asensio, otro viejo conocido, en el medio del campo. Asensio le prestó la esférica a Enzo casi de inmediato, para que este condujera la pelota con tranquilidad por el campo, de forma vertical, hasta entregarla, casi con la mano, a Martin Odegaard, quien combinó con Mariano, que pasaba por la banda y quien, casi sin pensarlo, lanzó el balón hacia el punto de penalti, donde estaba Enzo Zidane, con el dorsal 29 en la espalda. El francés recibió la esférica por sorpresa, pero eso no le impidió lanzar un disparo violento con la pierna derecha que dejó al portero anclado al suelo, y todos corrieron a abrazarlo.
El estadio coreó su nombre un par de veces, emocionados por sus primeros 17 minutos en el campo y por su primer gol, pero su carrera solo duró eso. Ni su padre, de pie al borde de la cancha, mudó su expresión de duda.
Enzo Zidane anunció su retiro, pero su hermano Lucas aún juega para el Granada C.F., su hermano Théo para el Córdoba C.F. y su hermano menor, Élyaz, aún sigue jugando para el Real Betis B. Ninguno es tan bueno como el padre, pero tal vez algún día veamos a otro Zidane desplazando rivales con sutileza o levantando una UEFA Champions League.
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Nadie puede negar que Enzo Zidane, por un momento, generó grandes expectativas en los fanáticos del fútbol mundial. Los seguidores del Real Madrid se relamieron los labios al ver su nombre pasar del Real Madrid Castilla al primer equipo, pero su paso terminó siendo fugaz y decepcionante. A su alrededor se dibujaron muchas ilusiones y tal vez fue eso, el peso de su apellido paterno, el que terminó por estropear su carrera.
Quienes vieron jugar a su padre y admiraron con incredulidad la elegancia y porte que demostraba en el campo, esperaban de Enzo algo similar; no mucho, al menos una copia simplona de aquel jugador estelar que dejó al equipo blanco el 7 de mayo de 2006 con ganas de más. El consuelo tras aquella separación, pensaban los blancos, podría llegar a través de su hijo mayor, pero Enzo nunca pudo ofrecerle eso al madridismo y esa necesidad terminó consumiéndolo por completo.
Tanto esfuerzo para demostrar su propia identidad y personalidad, tantos deseos de apartarse del pasado y de la historia de su tutor y padre lo asfixiaron, hasta que la pena lo desgarró y lo sacó del camino.
El mayor de los hijos de Zizou pasó por muchos equipos antes de anunciar su retiro prematuro y poco sorprendente. Jugó en las categorías inferiores del equipo merengue desde 2004 y, en 2011, recibió la invitación de José Mourinho a entrenar con el primer equipo, pero todo terminó en ese mismo momento; Enzo Zidane jamás estuvo listo para reemplazar a su padre. Jugó para el Deportivo Alavés, para el F.C. Lausanne-Sport, para el C.F. Rayo Majadahonda, C.D. Aves de Portugal, U.D. Almería y para el C.F. Fuenlabrada, un equipo de la tercera división de España en el que no jugó ningún partido.
El momento más glorioso tal vez lo vivió bajo el mandato de su padre, en 2016, cuando marcó el primero de sus tres goles como profesional, en el Santiago Bernabéu, jugando la Copa del Rey frente al Cultural Leonesa.
El Madrid ganó ese día 6 goles a 1; no fue un rival de categoría, pero eso no debe empañar el recuerdo de aquel gol. James Rodríguez, cuando estaba en el Madrid, le pasó el balón a Marco Asensio, otro viejo conocido, en el medio del campo. Asensio le prestó la esférica a Enzo casi de inmediato, para que este condujera la pelota con tranquilidad por el campo, de forma vertical, hasta entregarla, casi con la mano, a Martin Odegaard, quien combinó con Mariano, que pasaba por la banda y quien, casi sin pensarlo, lanzó el balón hacia el punto de penalti, donde estaba Enzo Zidane, con el dorsal 29 en la espalda. El francés recibió la esférica por sorpresa, pero eso no le impidió lanzar un disparo violento con la pierna derecha que dejó al portero anclado al suelo, y todos corrieron a abrazarlo.
El estadio coreó su nombre un par de veces, emocionados por sus primeros 17 minutos en el campo y por su primer gol, pero su carrera solo duró eso. Ni su padre, de pie al borde de la cancha, mudó su expresión de duda.
Enzo Zidane anunció su retiro, pero su hermano Lucas aún juega para el Granada C.F., su hermano Théo para el Córdoba C.F. y su hermano menor, Élyaz, aún sigue jugando para el Real Betis B. Ninguno es tan bueno como el padre, pero tal vez algún día veamos a otro Zidane desplazando rivales con sutileza o levantando una UEFA Champions League.
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