El motor de Luis Díaz: tres partidazos en seis días
El guajiro es el futbolista colombiano del momento: brillando en el Porto y en la selección. Análisis de su rendimiento.
Es el tipo del momento en Colombia. Con Luis Díaz y Matheus Uribe como titulares, el Porto sacó un valioso empate sin goles en la cancha del Atlético de Madrid por la primera fecha de la fase de grupos de la Champions League. Aunque el equipo portugués plantó un partido muy defensivo, el colombiano fue la arma en ataque con sus cambios de ritmo y duelos en el uno contra uno, una materia en la que está en el mejor momento de su carrera. Le están saliendo casi todos, la varita mágica de la confianza.
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Es el tipo del momento en Colombia. Con Luis Díaz y Matheus Uribe como titulares, el Porto sacó un valioso empate sin goles en la cancha del Atlético de Madrid por la primera fecha de la fase de grupos de la Champions League. Aunque el equipo portugués plantó un partido muy defensivo, el colombiano fue la arma en ataque con sus cambios de ritmo y duelos en el uno contra uno, una materia en la que está en el mejor momento de su carrera. Le están saliendo casi todos, la varita mágica de la confianza.
Sus últimas dos semanas tuvieron muchos condimentos, tanta burocracia y papeleo detrás, pero un desenlace soñado por sus gambetas. En el último día del cierre del mercado de pases, la posibilidad de fichar con el Everton con James incluído como parte de pago fue alta. Pero el ‘10’ rechazó la rebaja de sueldo que le ofrecieron y el guajiro, consciente de que no siempre los futbolistas pueden elegir dónde van a jugar, tenía la corazonada de que el camino era quedarse. Sobre todo para jugar el grupo de la muerte de la Champions en los estadios del Atlético de Madrid, Liverpool y AC Milan. Ya va uno de tres.
“Ellos son jugadores del Porto, no de la selección colombiana y mexicana”, las frías palabras del DT Sergio Conceicao unos días antes de las Eliminatorias, haciendo referencia a Luis Díaz, Matheus Uribe y Jesús Corona. Unas declaraciones que también develaron la postura del club: no cederlos a sus selecciones pensando en el partido del pasado sábado ante el Sporting, el campeón defensor. Pero la oferta del Everton, el peligro de perder a Díaz, un jugador que está explotando tras ser el jugador revelación de la Copa América, les ablandó el juicio. Mostrando los dientes, lo dejaron irse a él y también a los demás a sus selecciones.
Y así, tras jugar el primer partido ante Bolivia, con algunos errores de ejecución y decisión, incursionó de nuevo en la titular para enfrentar a Chile en el Metropolitano en un duelo trascendental para pensar en Catar. Díaz salió figura: generó un penal y anotó un gol en el triunfo 3-1. Pero todo el estadio se quedó con su inventiva y fantasía a la hora de regatear. La casi infinita variedad de recursos que tiene para no perder la pelota y quitarse rivales de encima: eso no lo aprendió en una cancha europea, lo aprendió de chico en Barrancas, descalzo, en un pavimento caliente en el que caerse no era una opción.
Reinaldo Rueda lo sacó en los últimos suspiros del partido con el único objetivo de que se llevara una ovación que quedará grabada para siempre en la memoria colectiva de los hinchas de la selección. Pero no hubo tiempo de celebrar. Se bañó y cogió un vuelo chárter a París de 12 horas para hacer escala a Portugal. Todo el viernes en un viaje que duró casi 24 horas y que el diario O Jogo de Portugal catalogó como “una odisea”.
Él y Matheus Uribe aterrizaron en la madrugada del sábado, después de la cena, cansados, con el jetlag por el cambio de horario, pero despiertos porque en unas horas era el partido clave contra el Sporting.
Uribe fue clave con su agresividad, presión e intensidad en el mediocampo. Pero Díaz terminó otra vez de figura tras un golazo a diez minutos del final, otra vez con una gambeta, otra vez recortando hacia adentro, que significó el empate 1-1 del Porto.
Y otra vez con una ovación al unísono del estadio en tiempo de descuento. “¡Lucho Díaz, Lucho Díaz!”, el cántico de los hinchas a uno de los futbolistas que más emociones le despierta a la gente. La segunda ovación en tres días.
“Hablé con Díaz, Uribe, Corona y el cuerpo médico. Los técnicos siempre quieren tener a los jugadores frescos, pero eso no fue posible. No estamos contentos de empatar en casa con el campeón, pero sentí que los jugadores estaban 100% en condiciones de jugar y, al final, lo estuvieron”, apuntó Conceicao en la rueda de prensa posterior al partido, de acuerdo a declaraciones recogidas por el especialista en fútbol del exterior, Mauricio Andrés Luna.
Y el quinto día fue ayer: otra vez con Uribe y Díaz como titulares en la cancha del Atlético de Madrid. El primero salió a los 66 minutos y el segundo a los 84 con las piernas pesadas, la mirada perdida, agobiada por el cansancio. Pero ambos con la satisfacción de que le cumplieron a su país y a su club con sus rendimientos.
Esta es la tercera temporada de Díaz en el Porto. En la primera sorprendió al mundo por no necesitar tiempo de adaptación: firmó un saldo de 14 goles y cuatro asistencias y como campeón de la Liga NOS.
En la segunda le costó más, pero por la estructura 4-4-2 del entrenador -similar a la de Reinaldo- en la que no juega con extremos perdió su lugar en el equipo titular. La principal premisa del entrenador es defenderse. Una forma diferente de entender el fútbol a la del guajiro, a pesar de que tiene el despliegue para regresar y hacer el ida y vuelta, una y otra vez. El mediocampista ofensivo por derecha era Jesús Corona, la figura de ese equipo, y por la izquierda, zona de Lucho, un volante más posicional para que fuera el lateral izquierdo el responsable de darle profundidad al Porto. Ese conjunto de factores, a pesar de los buenos números que llevaba, conjugaron en su suplencia y en la posibilidad de cambiar a un equipo con una sangre un poco más ofensiva.
Pero llegó la Copa América y explotó. Díaz siempre fue un jugador talentoso, pero intermitente. En los últimos dos meses ha sido capaz de estirar ese momento de gracia que vive, una de sus mayores deudas. Más que un futbolista a disfrutar en las repeticiones y highlights de los partidos, se está convirtiendo en un jugador constante. Tanto que será el próximo colombiano en dar el salto a la élite del fútbol europeo.
Los sabios dicen que para dormir está el descanso eterno. Pero Díaz tuvo ayer la mejor noche de su vida.