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Desde hace un tiempo atrás ya venían deleitando a los miles de aficionados que asistían a verlos en las diferentes canchas del fútbol argentino. Pero fue el 21 de septiembre de 1941, cuando el técnico Renato Cesarini, bajo la recomendación de Carlos Peucelle, alineó a Adolfo Pedernera como un falso centro delantero.
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Era la época en la que se jugaba con cinco atacantes definidos y Pedernera se ubicó por la mitad, bajando a crear juego a la mitad de la cancha. La fecha mencionada fue un partido de River Plate contra Independiente. Los de la banda cruzara golearon 4-0 a los de Avellaneda en una exhibición de la que todavía se escribe.
Hay versiones encontradas en cuanto al origen de la denominación de “La Máquina” a ese conjunto de River. Hay con crónica del periodista Ricardo Lorenzo Rodríguez, al que apodaban “Borocotó”, después de una victoria del club millonario por 6-2 sobre Chacarita Juniors en la octava fecha del campeonato argentino de 1942.
“Jugó como una máquina el puntero”, es el título de mencionado artículo que se publicó en las páginas de El Gráfico. No obstante, por ese entonces Peucelle advirtió: “Fue un invento de Doña Rosa, la mamá de Adolfo Pedernera”. Lo cierto es que “La Máquina” quedó para la eternidad futbolera.
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Y lo hizo con la delantera que se recita de memoria: Juan Carlos Muñoz, José Manuel “El Charro” Moreno, Adolfo Pedernera, Ángel Labruna y Félix Loustau. Aunque solo jugaron 18 partidos juntos, y no coincidieron todos en ninguno contra Boca Juniors (el clásico rival de River Plate), esos nombres se convirtieron en legendarios en la historia del fútbol por su manera de tratar la pelota.
También los llamaban “Los Caballeros de la Angustia”, porque en muchos partidos se divertían tocando, gambeteando, demostrando su notable superioridad frente al rival, y llegaban hasta el arco contrario para devolverse y volver a darse pases, para anotar los goles de la victoria en los finales de los partidos.
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“Salíamos a la cancha y nuestra táctica era clara: agarrar la pelota, tocarla, meter una gambeta, esto, lo otro y el gol caía solo. Generalmente tardaba en llegar y la angustia era porque los partidos nunca podíamos definirlos pronto. Dentro del área claro que queríamos hacer el gol, pero en el medio nos divertíamos, si nadie nos apuraba”, explicó Muñoz en alguna ocasión.
En aquel equipo, que entre 1941 y 1947 ganó diez títulos y era considerado por muchos como el mejor del mundo en ese entonces, también jugaron, entre otros, Alfredo Di Stéfano, Néstor Raúl Rossi y el legendario portero Amadeo Carrizo. “La Máquina” nació hace exactamente 80 años y, como toda obra maestra, no muere, porque sigue trascendiendo.