El pecado de David Beckham
En los octavos de final del Mundial de Francia 98, el inglés fue expulsado frente a Argentina, algo que nunca le perdonaron en su país.
Redacción deportes
El peor día en la carrera del astro del fútbol inglés David Beckham llegó el 30 de junio de 1998, durante el partido que disputó la selección de su país contra Argentina por los octavos de final del Mundial de Francia. El centrocampista, que le marcó a Colombia en la fase de grupos un espectacular gol de tiro libre, salió expulsado del encuentro frente a la albiceleste luego de darle una patada infantil a Diego Simeone.
Hay una rivalidad futbolística muy antigua entre ingleses y argentinos. El primer gran choque fue en los cuartos de final del torneo disputado en Inglaterra en 1966. Un gol del inglés Geoff Hurst, en aparente fuera de juego, y la expulsión del argentino Antonio Rattín hicieron que los suramericanos se refirieran al partido como “el robo del siglo”. Más tarde, en México 86, las dos escuadras se enfrentaron de nuevo, y la Guerra de las Malvinas, cuatro años antes, aumentó el calor del partido. Esta vez el genio del fútbol mundial, Diego Armando Maradona, le convirtió los dos goles más famosos de la historia del deporte al combinado inglés. El primero conocido como “la mano de Dios” y el segundo catalogado como “el gol del siglo”. Este partido avivó más la rivalidad futbolística entre ambas escuadras, pero fue hasta 1998 cuando los dos equipos se volvieron a encontrar.
Inglaterra llegó al Mundial de Francia con una gran generación de jugadores jóvenes que en su mayoría provenían del Manchester United y del Newcastle United. Había nombres como Teddy Sheringham, Gary Neville, Paul Scholes, Alan Shearer y Michel Owen, del Liverpool. Pero la gran estrella y a quien todos los aficionados le entregaron su fe era David Robert Beckham.
Le puede interesar: El día que murió el Jogo Bonito
El Golden Boy, como fue tratado por la prensa antes del partido, no fue tenido en cuenta para el primer encuentro contra Túnez y fue suplente contra Rumania y se quedó con la titular en el tercer partido. Para el choque contra Argentina se esperaba todo de Beckham, pero el jugador, aún muy joven (23 años), fue expulsado en la segunda parte. El encuentro terminó 2-2 y en tiempo agregado los argentinos derrotaron a los ingleses en la tanda de penales, momento en el que los aficionados tenían la esperanza en la gran habilidad de Beckham en la pelota quieta.
Lea aquí: Moacyr Barbosa, el arquero maldecido y condenado en Brasil
A su regreso a Inglaterra, Beckham sufrió una enfurecida ola de críticas y reproches, además de matoneo. La prensa local tituló “Beckham lo arruinó para nosotros” y “Diez heroicos leones y un chico estúpido”. El diario inglés The Mirror imprimió una página de su edición con la imagen del jugador en un tablero de dardos para que los aficionados se desquitaran. Un fanático del West Ham tenía planes para que la hinchada recibiera al jugador en las tribunas con diez mil tarjetas de color rojo y pancartas que decían “traidor a la patria”, pero la policía lo detuvo. El dueño de un Pub en Londres demandó al futbolista argumentado que por culpa de la eliminación de su país las ventas de su bar habían caído estrepitosamente.
El futbolista se refugió en su club, en jugadores, amigos y en su técnico, sir Alex Ferguson, mientras fue bombardeado por los críticos. Un año más tarde, en 1999, logró conseguir tres títulos con el Manchester United y se convirtió en la figura. En 2001 fue el encargado de clasificar a Inglaterra al Mundial de Corea y Japón 2002 en la última fecha. En este torneo ingleses y argentinos se enfrentaron de nuevo, y esta vez un penal cobrado por Beckham le dio la victoria a los ingleses (1-0).
Tras la expulsión del futbolista, el pastor de una iglesia bautista colocó un cartel que decía “Dios perdona, incluso a David Beckham”.
El peor día en la carrera del astro del fútbol inglés David Beckham llegó el 30 de junio de 1998, durante el partido que disputó la selección de su país contra Argentina por los octavos de final del Mundial de Francia. El centrocampista, que le marcó a Colombia en la fase de grupos un espectacular gol de tiro libre, salió expulsado del encuentro frente a la albiceleste luego de darle una patada infantil a Diego Simeone.
Hay una rivalidad futbolística muy antigua entre ingleses y argentinos. El primer gran choque fue en los cuartos de final del torneo disputado en Inglaterra en 1966. Un gol del inglés Geoff Hurst, en aparente fuera de juego, y la expulsión del argentino Antonio Rattín hicieron que los suramericanos se refirieran al partido como “el robo del siglo”. Más tarde, en México 86, las dos escuadras se enfrentaron de nuevo, y la Guerra de las Malvinas, cuatro años antes, aumentó el calor del partido. Esta vez el genio del fútbol mundial, Diego Armando Maradona, le convirtió los dos goles más famosos de la historia del deporte al combinado inglés. El primero conocido como “la mano de Dios” y el segundo catalogado como “el gol del siglo”. Este partido avivó más la rivalidad futbolística entre ambas escuadras, pero fue hasta 1998 cuando los dos equipos se volvieron a encontrar.
Inglaterra llegó al Mundial de Francia con una gran generación de jugadores jóvenes que en su mayoría provenían del Manchester United y del Newcastle United. Había nombres como Teddy Sheringham, Gary Neville, Paul Scholes, Alan Shearer y Michel Owen, del Liverpool. Pero la gran estrella y a quien todos los aficionados le entregaron su fe era David Robert Beckham.
Le puede interesar: El día que murió el Jogo Bonito
El Golden Boy, como fue tratado por la prensa antes del partido, no fue tenido en cuenta para el primer encuentro contra Túnez y fue suplente contra Rumania y se quedó con la titular en el tercer partido. Para el choque contra Argentina se esperaba todo de Beckham, pero el jugador, aún muy joven (23 años), fue expulsado en la segunda parte. El encuentro terminó 2-2 y en tiempo agregado los argentinos derrotaron a los ingleses en la tanda de penales, momento en el que los aficionados tenían la esperanza en la gran habilidad de Beckham en la pelota quieta.
Lea aquí: Moacyr Barbosa, el arquero maldecido y condenado en Brasil
A su regreso a Inglaterra, Beckham sufrió una enfurecida ola de críticas y reproches, además de matoneo. La prensa local tituló “Beckham lo arruinó para nosotros” y “Diez heroicos leones y un chico estúpido”. El diario inglés The Mirror imprimió una página de su edición con la imagen del jugador en un tablero de dardos para que los aficionados se desquitaran. Un fanático del West Ham tenía planes para que la hinchada recibiera al jugador en las tribunas con diez mil tarjetas de color rojo y pancartas que decían “traidor a la patria”, pero la policía lo detuvo. El dueño de un Pub en Londres demandó al futbolista argumentado que por culpa de la eliminación de su país las ventas de su bar habían caído estrepitosamente.
El futbolista se refugió en su club, en jugadores, amigos y en su técnico, sir Alex Ferguson, mientras fue bombardeado por los críticos. Un año más tarde, en 1999, logró conseguir tres títulos con el Manchester United y se convirtió en la figura. En 2001 fue el encargado de clasificar a Inglaterra al Mundial de Corea y Japón 2002 en la última fecha. En este torneo ingleses y argentinos se enfrentaron de nuevo, y esta vez un penal cobrado por Beckham le dio la victoria a los ingleses (1-0).
Tras la expulsión del futbolista, el pastor de una iglesia bautista colocó un cartel que decía “Dios perdona, incluso a David Beckham”.