Empieza la “verdadera” Champions en medio de los ecos de la Superliga
Los octavos de final de la Liga de Campeones, el futuro de la competición y la incertidumbre de su formato.
Fernando Camilo Garzón
Empieza de nuevo la Champions League, en su fase de octavos. Para muchos, comienza la “verdadera” Champions, el torneo de clubes más importante del mundo en el que Real Madrid busca defender la corona que el año pasado le ganó a Liverpool.
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Empieza de nuevo la Champions League, en su fase de octavos. Para muchos, comienza la “verdadera” Champions, el torneo de clubes más importante del mundo en el que Real Madrid busca defender la corona que el año pasado le ganó a Liverpool.
Esta es una de las últimas ligas de campeones con el formato actual, pues a partir de la temporada 2024/2025, la UEFA cambiará el sistema de juego ante la crítica de los equipos más grandes, los que amenazaron el año pasado con crear la Superliga, y también a partir de la pérdida de audiencias que va en aumento con el correr de los años.
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Los octavos de la Champions llegan justo cuando en Europa vuelven a soplar vientos de la Superliga, ecos de la propuesta con la que Florentino Pérez hizo temblar el mundo del fútbol. Una idea que sigue vigente y está ganando peleas judiciales para hacerse realidad.
Sin embargo, hasta que eso no pase, la Champions seguirá reinando y empezará sus octavos este martes con dos grandes duelos, ambos a partir de las tres de la tarde (hora colombiana), PSG vs, Bayern Múnich, y A.C. Milan vs. Tottenham. El miércoles los duelos será entre: Brujas vs. Benfica, y Dortmund vs. Chelsea. La próxima semana juegan: Liverpool contra Real Madrid y Frankfurt con Napoli, el martes, y RB Leipzig contra Manchester City e Inter de Milán con Porto, el miércoles.
La amenza de la Superliga a la Champions League
El año pasado los equipos más grandes del mundo amenazaron con acabar el fútbol como lo conocemos. El responsable fue Florentino Pérez, presidente de Real Madrid y uno de los 12 hombres más ricos de España, que propuso crear la Superliga europea, un torneo que reunía solo a los equipos más poderosos del continente, pisoteando a los de menor presupuesto y tradición, y que quería acabar con la actual Champions League.
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En Europa todos pegaron el grito en el cielo: las ligas, los otros equipos, la UEFA, la FIFA, pero principalmente los hinchas. Sobre todo en Inglaterra, donde los aficionados de los equipos más grandes de Reino Unido protestaron para que el proyecto no saliera adelante.
La propuesta formal solo duró un día sobre la mesa. A Florentino y a Real Madrid se les vino el mundo encima. Sanciones económicas, amenazas de vetos deportivos y hasta líos con la justicia, que actualmente siguen en pie. Al final, de los clubes fundadores del proyecto (Real Madrid, Barcelona, AC Milan, Chelsea, Arsenal, Atlético de Madrid, Inter de Milán, Juventus, Liverpool, Manchester City, Manchester United y Tottenham) solo quedaron tres: el Madrid, Barcelona y Juventus, que siguen adelante con la idea peleando en los estrados judiciales y ojo, que no les ha ido tan mal.
De hecho, la semana pasada oficialmente, pero sin tantos bombos ni platillos como en 2022, volvieron a lanzar la idea y esta vez prometen hacerla realidad: la Superliga no está muerta.
El fútbol pierde audiencias
En el mundo, hoy en día, hay miles de estímulos, entretenimientos y canales de difusión. ¡Miles! Nombremos el más evidente, y también el más influyente: las redes sociales. Tik-tok, Instagram, Reels, Be.Real, Twitter, Snapchat. Cada día aparecen más, todas triunfan y crecen en usuarios. Los contenidos cada vez son más cortos, videos y fragmentos de segundos que buscan estimular nuestros cerebros de forma instantánea. Es una adicción porque cada vez queremos más y más. Y nosotros nos bombardeamos con contenido constante gracias a un algoritmo que nos conoce de pies a cabeza. Pueden pasar horas sin darnos cuenta de que perdimos todo nuestro día mirando una pantalla.
Este fenómeno afecta de lleno a una cantidad de industrias culturales, como por ejemplo la música o el cine. ¿Les ha pasado que antes de ir a ver una película ya vieron en redes el mejor fragmento de la película? ¿O que una canción les suena en su cabeza, pero porque la escucharon mil veces en Tik-tok, aunque nunca la escucharon completa? Pues eso mismo pasa con el fútbol, otra industria de entretenimiento, que en redes sociales se ha llenado de instantes, clips de los mejores momentos, de los partidos, de los mejores goles, de las peleas, de las polémicas. Hay muchísima información, ¿pero cuántos se sientan a ver un partido completo y no se quedan con los clips que aparecen en redes?
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No son los únicos, es todo un fenómeno global de consumo. La televisión, el principal medio de difusión del fútbol, se consume un 49% menos de lo que se consumía a hace cuatro años. Lo dijo a inicios del año pasado Metthew Ball, director de estrategia de Amazon, una de las empresas más grandes del mundo, que divulgó las conclusiones de los informes de finales de 2021 de Nielsen, líder mundial en información, datos y análisis de audiencias. Si uno analiza a las personas mayores de 65 años, en Estados Unidos, el consumo de televisión aumentó en un 3%. Pero si uno ve la población entre 18 y 24, el consumo disminuyó un 69%. En ese espectro, los deportes siguen siendo lo más consumido en la televisión tradicional.
Sin embargo, si uno ve las audiencias, por ejemplo, del béisbol la temporada regular en Estados Unidos pasó de un promedio de 12.5 de rating en 2003 a un 5.1 en 2020. Es decir, aproximadamente, de 25 millones de personas bajaron a nueve. Hay excepciones, el último fin de semana fue el Superbowl, que año tras año aumenta su audiencia. Sin embargo, la mayoría de gente siempre se concentra en el show de medio tiempo y en los comerciales. Es como la final del Mundial, que tuvo nueve millones de media durante todo el partido, pero llegó a los 12.493.000 de espectadores en los penaltis que le dieron el título a Argentina contra Francia.
Esto preocupa mucho a los grandes del fútbol, que están perdiendo audiencias que se van a esas plataformas que les ofrecen esos momentos al instante. No tienes que verte los 90 minutos completos de un partido y, además, esos momentos puedes reproducirlos una y otra vez. En España, donde surgió la idea de la Superliga, un informe de la consultora audiovisual GECA demuestra que el interés por el fútbol en la televisión ha ido cayendo con los años. En 2019 cayó un 0,13%, nada. En 2020, 0,15%, en 2021, 2,7%, y en 2022, 3,5%.
Por eso, Florentino Pérez dijo que lo que impulsaba la creación de la Superliga es que la gente ya no ve fútbol. Y que lo que se ve es a los grandes, porque a la gente no le interesa ver a los clubes pequeños.
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Sin embargo, la propuesta inicial era muy elitista. Y como el mundo se le vino encima, Florentino Pérez ya cambió el plan. Ya no le interesa que solo estén los grandes, cambió esa idea de la “competitividad”. Antes eran solo 20 equipos repartiéndose toda la tajada, sin incluir a los demás. Ahora la idea es que haya varias divisiones y que entren en el paquete entre 60 y 80 clubes de toda Europa. Las ligas nacionales se mantienen, pero se acabaría la Champions League. Es una guerra abierta: los grandes clubes contra la UEFA y la FIFA.
Pero, si ya no importa hacer un torneo exclusivo de gran nivel, si ya no son 20, sino 80, ¿por qué seguir insistiendo con la Superliga? Fácil, por plata. Desde el principio este ha sido un problema de negocios. Actualmente, los clubes más prestigiosos del mundo están celosos con la UEFA y la FIFA por el reparto de las ganancias en los grandes torneos. Dicen que ellos se llevan todo el dinero, pero son los equipos los que asumen riesgos y ponen el espectáculo. Así, con la Superliga, la idea de Florentino es que mientras el campeón de la Champions hoy en día se lleva 100 millones de euros, todos los clubes fundadores de la Superliga, es decir, los más grandes, se lleven, solo por participar, de entrada 3.500 millones de euros.
La Superliga está viva. Esta semana, el presidente del Barcelona dijo que la cosa va bien. No será pronto, porque la batalla legal está abierta, pero los equipos, basados en la libertad de empresa, van ganando. Y los presidentes de las ligas europeas y los principales entes del fútbol pegan el grito en el cielo. Javier Tebas, presidente de LaLiga española, dijo que ese proyecto era un “golpe de estado” al fútbol. Ceferin, presidente de la UEFA, no ha dicho nada nuevo, porque siempre que se refiere al tema dice que los que a los que apoyen la Superliga van a tener que pagar sanciones y los van a sacar de la Champions. Y hasta ahora, nada.
Lo cierto es que los grandes del fútbol saben que en el fondo la gente se interesa menos por el deporte como se transmitía de forma tradicional. Gerard Piqué ha estado en los últimos meses en boca de todos. Por Shakira, claramente, pero también porque acaba de crear su propia liga de fútbol, la Kings League, un torneo de fútbol siete con jugadores reales como Sergio el Kun Agüero, que se emite a través de Twitch, la plataforma de streaming de videojuegos más grande del planeta. El evento ha sido un éxito porque se viraliza a través de Tik-tok y cambia las tradicionales reglas del fútbol, con cartas para pedir penaltis y goles que valen doble, entre muchas otras normas. Piqué le apuntaba a las audiencias cuando hizo el proyecto.
Es difícil que el fútbol se transforme en lo que Piqué plantea en su proyecto. Sin embargo, el debate está planteado. Las audiencias ya cambiaron y la Superliga promete cambiar el fútbol como hasta hoy lo conocemos.
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