Zidane o la condena de los genios
Noël Le Graet fue apartado ayer del cargo como presidente de la Federación Francesa de Fútbol luego de sus declaraciones en contra del exjugador y ahora técnico. En medio de la discordia se habla incluso de xenofobia y racismo, por el origen argelino del exfutbolista.
Andrés Osorio Guillott
A los llamados genios, a los que hacen historia porque marcaron la diferencia por sus logros, los acompaña la condena de la discordia. No importan las formas, habrá siempre seguidores y detractores. La esperanza o la desidia. En el limbo del bien y el mal, de las dos grandes capas que cobijan y juzgan a la humanidad. Ese síndrome que vemos de tanto en tanto hoy recae sobre Zinedine Zidane, que sin decir palabra alguna ha generado una polémica con varios efectos en el fútbol francés.
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A los llamados genios, a los que hacen historia porque marcaron la diferencia por sus logros, los acompaña la condena de la discordia. No importan las formas, habrá siempre seguidores y detractores. La esperanza o la desidia. En el limbo del bien y el mal, de las dos grandes capas que cobijan y juzgan a la humanidad. Ese síndrome que vemos de tanto en tanto hoy recae sobre Zinedine Zidane, que sin decir palabra alguna ha generado una polémica con varios efectos en el fútbol francés.
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Estas fueron las palabras de Noël Le Graet, que hasta ayer era presidente de la Federación Francesa de Fútbol, en una entrevista para RMC Sport: “Zidane siempre estuvo por debajo del radar, no hay que contar cuentos. Tenía muchos seguidores, algunos esperaban la salida de Deschamps. Pero, ¿quién puede criticar seriamente a Deschamps? Nadie puede. (...) ¿Zidane con Brasil? No lo sé, me sorprendería. Hace lo que quiere, no es asunto mío. Nunca le he visto, nunca hemos pensado en separarnos de Didier Deschamps. Eso no se corresponde con nada. Algunos periodistas necesitan cambiar o inventar porque no saben qué escribir y prefieren decir cosas malas que buenas. Francamente, nunca me han sacado los que condenan de antemano. Respecto a lo de Zidane y la selección brasileña, me da absolutamente igual, ¡que se vaya donde quiera! Puede ir donde quiera, a un club... de selección, no me lo creo en lo que a él respecta (...) ¿Si Zidane intentó ponerse en contacto conmigo? Desde luego que no, ni siquiera le habría cogido el teléfono”.
Las reacciones generaron división. Habló Kylian Mbappé, que señaló: “Zidane es Francia, no se puede faltar así el respeto a una leyenda”. “No bienvenido, fuera de lugar, estamos hablando de un campeón del mundo, estamos hablando del campeón del mundo”, comentó Youri Djorkaeff, campeón junto a Zidane en 1998. E incluso se pronunció la ministra del Deporte de Francia, Amélie Oudéa-Castéra: “Declaraciones de nuevo con el plus añadido esta vez de una vergonzosa falta de respeto, que nos ofende a todos, a una leyenda del fútbol y del deporte: un “presidente” de la primera federación deportiva de Francia no debería decir eso. Ofrezco disculpas por este exceso de palabras sobre Zidane, por favor”.
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Didier Deschamps, quien fue ratificado como técnico de Francia, se refirió a la polémica y aseguró: “Sus comentarios (sobre Zidane), como él ha reconocido y admitido, fueron inapropiados”, y luego sobre el campeón del mundo comentó: “La situación deportiva trajo una rivalidad de competencia entre nosotros, para algunos incluso un conflicto. Siempre tendré mucho respeto hacia él por lo que hemos vivido y compartido juntos. Ya en nuestra primera vida como jugadores y por quien es, lo que representa en el fútbol y en el deporte francés”.
De nuevo, es curioso que el debate sobre Zidane se haya dado sin su protagonismo. Es sobre su símbolo. Y justamente esto último extiende la polémica a un punto en el que incluso se vuelve a poner sobre la mesa el racismo y la xenofobia que han rodeado a la selección de Francia desde hace años y al día de hoy. En 2011, por ejemplo, se recuerda lo que dijo en ese entonces el técnico del combinado francés, François Blanquart: “Actualmente, los grandes y potentes son los negros. Es así. Es un hecho. Dios sabe que en los centros de formación, en las escuelas de fútbol, hay muchos (negros). Creo que hay que buscar otros criterios, modificados con nuestra propia cultura”.
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A Karim Benzema, de origen argelino, igual que Zidane, lo relacionaron también con casos de discriminación por esta razón, tanto así que Marion Le Pen, líder de ultraderecha, le comentó en 2016 al delantero que “se vaya a jugar con su país, Argelia”.
La misma familia Le Pen tuvo diferencias con Zidane a principios del siglo XXI, cuando el 10 del Real Madrid instó a no votar por Jean-Maire Le Pen por ser parte de un partido “que no correspondía con los valores de Francia”, expresó el exfutbolista en 2002, en parte porque el discurso de Jacques Chirac luego de ganar el Mundial de 1998 estuvo relacionado con la inclusión y el respeto por la diversidad cuando aseguró que ese combinado campeón del mundo era un “equipo a la vez tricolor y multicolor”, y que “si un multiculturalismo en lo deportivo había sido posible, también lo podría ser en el ámbito social”. Y algo similar hizo Emmanuel Macron, actual presidente de Francia, tras el título de Rusia en 2018, cuando aseguró: “Gracias por hacernos sentir orgullosos, por sudar la camiseta. Gracias por estar unidos”.
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