Fluminense: la reivindicación del fútbol sudamericano
Con broche de oro cerró Fluminense una campaña memorable al coronarse campeón de la Copa Libertadores frente a Boca Juniors.
Andrés Osorio Guillott
Saquen los picós. Se adelantó el carnaval. Brinden con caipirinha, con fernet, con cerveza. Bailen la samba que pongan, la salsa que pongan, el reggaetón que pongan. Que lo que nos hace latinos se exacerbe porque pocas veces reivindicamos lo que somos. Lo hizo Fluminense esta vez. La Libertadores más autóctona. Todos caben en el equipo de Fernando Diniz. Todos caben y todos sean tan libres como se lo puedan permitir. El regate. La velocidad. La finta. El lujo. La practicidad. El arrojo. Cada uno asumía su virtud para ponerla al servicio del grupo y la magia se sintió cómoda en el encuentro de cada rasgo.
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Saquen los picós. Se adelantó el carnaval. Brinden con caipirinha, con fernet, con cerveza. Bailen la samba que pongan, la salsa que pongan, el reggaetón que pongan. Que lo que nos hace latinos se exacerbe porque pocas veces reivindicamos lo que somos. Lo hizo Fluminense esta vez. La Libertadores más autóctona. Todos caben en el equipo de Fernando Diniz. Todos caben y todos sean tan libres como se lo puedan permitir. El regate. La velocidad. La finta. El lujo. La practicidad. El arrojo. Cada uno asumía su virtud para ponerla al servicio del grupo y la magia se sintió cómoda en el encuentro de cada rasgo.
“Siempre aposté en que la mejor forma de conseguir un resultado es proporcionando un partido en que los jugadores tengan placer en jugar y en que los aficionados tengan placer en presenciarlo”, dijo Fernando Diniz, que vive la realización del sueño y una de las cumbres de su carrera, pues no solo fue conseguir este fin de semana el título de la Copa Libertadores, sino también la de estar a cargo como técnico interino de la selección de Brasil, que enfrentará en dos semanas a Colombia por las eliminatorias.
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“Confía en el profesor”, decía una pancarta en el Maracaná en la tarde de este sábado en el marco de la final de la Libertadores frente a Boca. En Brasil ahorita hay un ismo que está haciendo historia y está de moda, no es un ismo social o político, es el dinizismo, el juego del profe, el estilo del profe que cumple con su apuesta. “Es una ganancia muy importante. Mi voz será amplificada. Hay cosas que siempre hablo, pero después de hoy esas cosas de las que he hablado toda la vida van a quedar circulando para siempre”.
Superioridad numérica y todo alrededor de la pelota. Mayor cantidad de jugadores frente al rival en la recuperación tras pérdida, la presión en distintas partes del campo. Intensidad en ataque con la acumulación de jugadores en espacios reducidos y con la pelota lo más cerca posible el uno del otro. Las claves de Diniz pasan por aspectos tácticos, pero el más importante y el que vale la pena rescatar no solo para hablar del fútbol sino de este tiempo es el de la reivindicación de la libertad y el respeto de la imaginación.
Que cada uno juegue como aprendió, pero sobre todo como más lo disfruta. Felipe Melo, hombre, si lo suyo es la agresividad, la enjundia, la intimidación del rival, hágale, a lo suyo. Marcelo, si lo suyo es la precisión, la pausa, el desborde si el carril está disponible, jugar a ser el 10 como lateral, adelante, todo suyo. Paulo Henrique Ganso, recupere su fútbol, su confianza, su inteligencia. En ese país, aunque abunden, no sobran los genios con la pelota. y usted es uno más, maneje, lidere, guíe usted, maestro, y si le alcanza el lujo, hágalo. Jhon Arias, regatee, alégrese, no pierda el brillo y la emoción. Desborde, corra, enganche de un lado para otro. El mundo es suyo. Germán Cano. Sin palabras. Qué animal del gol. Fabrique sus circunstancias. Usted sabe qué hacer. No hay que decirle nada más. Busque el gol que siempre sabrá cómo encontrarlo.
Individualidades al servicio de un grupo. Mejor que un coaching. La cancha es su tarima y 90 minutos duran sus conferencias de superación personal y liderazgo. “Por eso cuando lo mandé a la cancha le dije que anotara el gol del título, porque sabía que él tenía las condiciones de hacerlo. Si fuera en otro lugar (otro club), no lo habría conseguido, pero nosotros conseguimos proporcionarle las condiciones para que lograra ese momento glorioso”, dijo Diniz sobre Jhon Kennedy, que anotó precisamente el tanto que significó la obtención de la Copa Libertadores, la primera para Fluminense.
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Cuánta mística en el equipo más latinoamericano del momento. Un Felipe Melo que en los últimos tres años ha ganado tres Copas Libertadores, dos con Palmeiras y ahora esta con Fluminense. El más odiado por muchos. Pero dame siempre a un Felipe Melo en mi equipo. Un Marcelo que lloró ayer tras el pitido final del colombiano Wilmar Roldán. “El Madrid lo entenderá. Es mi título más importante a nivel de clubes. Es el equipo en el que me crié. (...) El Madrid está en mi corazón pero de Fluminense es hasta difícil hablar”, dijo el brasileño de 35 años, que lo ganó todo con el cuadro merengue (25 títulos para ser exactos), pero que cumplió el sueño de todos, el de ganar un torneo, y qué torneo, con el club del que es hincha, con el que debutó en el fútbol profesional. Y no sobra decirlo, es el jugador número 15 en ganar la Champions y la Copa Libertadores. Qué grupito ese.
El fútbol da revanchas. Ganso venía buscando la suya. Pasaron 12 años desde que levantó la Copa Libertadores con el Santos de Neymar. Lo hace ahora con Fluminense tras un paso por Europa y otros equipos de Brasil, pero con varias lesiones que nunca lo dejaron mostrar el talento que volvió a mostrar esta temporada con el 10 en su espalda, repartiendo balones aquí y allá, pisando la pelota como en la cancha del barrio. Ganso es el fútbol brasilero.
Quizá la mejor dupla del fútbol sudamericano en la actualidad. Lo de Jhon Arias y Germán Cano es de enmarcar. Asistencias y goles entre ambos, de uno al otro y del otro al uno. Decenas de tantos y asistencias entre los dos. El colombiano juega a sus anchas, asiste con la facilidad con que respira. Ataca, defiende y se pone el overol de obrero para cumplir cualquier función dentro del campo.
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“Es algo histórico lo que estamos viviendo. Nos trazamos una línea al comienzo de la Libertadores de estar en la final este 4 de noviembre. Creo que somos justos merecedores”, aseguró Cano, que abrió el marcador en la final, fue el mejor jugador del partido y quedó como máximo artillero con 13 anotaciones en 12 compromisos. El argentino, con pasado en Medellín, alcanzó su primer título internacional, algo más que merecido y justo con su carrera y los números que ha registrado.
Esos son los equipos de época, los que dejan una imprenta en la memoria de los hinchas del fútbol en general. Fluminense logró la gloria, revivió la imaginación y la esperanza de seguir encontrando a jugadores y clubes que le den prioridad a la alegría de no renunciar a la libertad por los resultados y las cifras.
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