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En Nechi, un pequeño municipio localizado en Antioquia, empezó a crecer la ilusión de Frank Fabra de convertirse en futbolista. En calles sin nombres corrió descalzo detrás de un balón y de a poco fue fortaleciendo todas las cualidades hasta convertirse en uno de los mejores laterales del balompié nacional. En una época en la que Colombia carece de jugadores por el sector izquierdo, él sobresalió y de a poco se fue haciendo con un puesto en la selección de Colombia. Su anhelo era estar en Rusia, pero una lesión de ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda, se lo impidió.
En medio de la frustración, el dolor y la desazón, las imágenes de todo lo que hizo en los últimos años le invadieron la cabeza. La nostalgia de tiempos mejores en los que disputó la Copa América Centenario y las eliminatorias con la selección de Colombia le amarraron un nudo en la garganta difícil de desenredar y con el corazón roto empezó a escribir. Las palabras llegaban por montones y se agrupaban en su cabeza, una a una las fue sacando y compartió un mensaje con todos los colombianos, explicando su sentimiento, su dolor. Ese que nadie logrará entender nunca, ese que hoy lo tiene con la amargura de quedarse por fuera de un Mundial a tan solo cinco días de su inauguración.
“El sueño de niño, la ilusión de un pueblo llamado Nechi. Eso con lo que soñabas cuando pequeño corriendo descalzo en las calles, cuando vibrabas al ver a Juan Guillermo Cuadrado, James Rodríguez, las atajadas de David Ospina, las máquinas del medio Carlos Sánchez y Abel Aguilar, las subidas de Camilo Zuñiga, Pablo Armero o Santiago Arias, entre otros en el mundial pasado. Sólo había un propósito ser parte de este sueño llamado Mundial: luché, trabajé, me esforcé en mejorar. Lo fui. Conseguí día a día hasta estar aquí y hoy con el corazón partido en 50 millones de pedacitos me quedo en la puerta más cercana, sólo a un paso. Me duele el alma”, inició.
“Pero tengo una fe poderosa, un Dios que cada vez hace sentirme feliz y orgulloso; un Dios que me levantará por que vengo de ese pueblo en el que somos echados para adelante de nacimiento y seré más fuerte, porque ya hay ese ejemplo de superación y perseverancia, es mi espejo ahora, porque lo vivió: Falcao. Supo salir de ese difícil momento. Darle gracias a mi familia por siempre estar ahí, a Tatiana Gómez, mis amigos, cuerpo técnico e integrantes de la selección. A los compañeros que dejarán el nombre de este país por lo alto, porque se lo merecen. Trabajan y luchan por esto. Quisiera decir miles de cosas, pero no me alcanzarían las palabras. Gracias por todos los mensajes, bendiciones a todos”, finalizó.
La ilusión de Rusia se terminó para Frank Fabra. Pero el fútbol como la vida está lleno de obstáculos, ahora debe afrontar la lesión, recuperarse y empezar a pensar en lo que será el camino hacia Catar 2022. “El sueño no se acaba porque Dios es mi guía y mi camino”, escribió. Con esa convicción y ese deseo empieza un nuevo reto en su vida, del que seguro saldrá victorioso.