Germán Cano, el goleador, el referente, el de las alegrías y la jerarquía en Fluminense.
Foto: EFE - Ricardo Rímoli
¿Cuántas más? Que sean muchas más. Que no se extinga su especie. “Al menos una le tendrán que dejar a Cano”, decía el relator. Y le dejaron una y la mandó a guardar. Seis minutos antes había asistido a Kennedy para empatar. Y en un partido en el que todo parecía adverso él hizo que todo fuera posible. Lo hace cada ocho días. No se cansa. ¿Por qué se cansaría?
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