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Goles inmortales y el de Ángel Di María en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008

Recordamos el golazo del ‘Fideo’ en la final olímpica de 2008 que le dio a Argentina su segunda medalla de oro.

Juan Diego Forero Vélez
24 de agosto de 2024 - 06:50 p. m.
Ángel di María de Argentina celebra después de anotar la ventaja 2-0 durante la final de la Copa Mundial de la FIFA 2022 entre Argentina y Francia en el estadio Lusail en Lusail, Qatar, el 18 de diciembre de 2022.
Ángel di María de Argentina celebra después de anotar la ventaja 2-0 durante la final de la Copa Mundial de la FIFA 2022 entre Argentina y Francia en el estadio Lusail en Lusail, Qatar, el 18 de diciembre de 2022.
Foto: EFE - Ronald Wittek
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La selección de Argentina tiene un romance tóxico con la victoria. Ha ganado todos los torneos que ha disputado, pero también ha sufrido caídas difíciles y terribles en el camino. Lo bueno es que, en ambos casos, lo ha hecho casi con la misma naturalidad y aceptación cínica.

Sus éxitos han sido tan variados que algunos de sus jugadores gozan de una fama casi divina y celestial. Pero hoy no hablaremos de todos ellos; hoy hablaremos del ‘Flaco’.

Ángel Di María es un jugador adorado por muchos. Hablar de él es hablar de goles imposibles y de regates tan rápidos como la estrella fugaz más brillante del cosmos. Hablar del ‘Fideo’ es hablar de títulos y finales desgarradoras, de corridas endiabladas hacia el arco contrario, de asistencias alucinantes y de llanto, mucho llanto.

Pensar en Ángel es recordar con nostalgia el pasado lejano. Es imaginar de nuevo el ruido de aquel gol mágico, el que le marcó a Nigeria un día como el pasado viernes 23 de agosto, pero hace 16 años, cuando apenas empezaba su carrera.

Aquel fue un día hermoso para Argentina. Lionel Messi había debutado cuatro años atrás en el Barcelona, y se podía ver en sus ojos el deseo felino que guardaba su alma. Quería ganar, y por eso cada uno de sus movimientos estaban perfectamente sincronizados y adaptados al campo, al cántico de la afición, a la presión del rival y a la coreografía que planteaban sus compañeros alrededor suyo. Para ganar la final solo bastó una mirada fugaz entre él y su eterno socio.

La ‘Pulga’ recibió el balón en el centro del campo, se dio la vuelta lentamente mientras veía pasar a Di María a toda carrera sobre la banda, corriendo tan rápido como un ratón que ha sido sorprendido robando comida en medio de la noche. El pase fue espléndido, tierno, justo y perfecto. El ‘Fideo’ disparó con la pierna izquierda ante la presión trémula del portero de Nigeria, y el balón recorrió el cielo con delicadeza para caer dentro de la red.

Ese gol, divino, le dio a Argentina la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. La segunda y última medalla de esa densidad que ha conseguido la albiceleste, porque 12 años antes, Nigeria le arrebató de las manos el oro en Barcelona 1996, en un partido que parecía que caería del lado de la selección sudamericana, pero que terminó volcándose de manera catastrófica hacia el lado de los africanos.

El ‘Piojo’ López y Hernán Crespo marcaron dos goles que mantuvieron a su equipo arriba en el marcador hasta el minuto 74, cuando Daniel Amokachi empató el partido, ahogando la fiesta argentina y dejando todo servido para que, al minuto 90, cuando Diego Simeone ya bajaba los brazos y se preparaba para la prórroga, Emmanuel Amunike marcara el gol de la victoria agónica.

El tanto que marcó Ángel Di María en Pekín sirvió como redención para un país entero. Le ofreció a los argentinos un grito de desahogo, una forma de liberarse de las pesadas derrotas que los empujaban contra el suelo. Les borró, de cierta forma, el recuerdo amargo de la derrota contra Uruguay en 1928, cuando ambos equipos jugaron una final insólita a dos partidos, uno de ellos, el primero, con prórroga incluida. Y les permitió sacudirse por fin del gol de Amunike en 1996.

Argentina conquistó en esa ocasión su segundo oro consecutivo, sin saberlo, con la base de un equipo que luego les daría una Copa del Mundo Sub-20, dos Copas América, una Finalissima y una Copa del Mundo. Y sí, señores, Di María marcó en la final del Mundial de Qatar, en la final de la Copa América 2021 y en la Finalissima contra Italia. Es una leyenda. Una que dijo que ya no jugaría más para su selección. Una que le hará mucha falta al fútbol.

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Por Juan Diego Forero Vélez

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